El primer encuentro con el desconocido no los impresionó favorablemente en modo alguno. El muchacho no tenía más de dieciocho años y aparentaba tener aún menos edad. Dijo que se llamaba Felipe Rivera y que deseaba trabajar para la revolución.
La visión del muchacho le produjo la impresión de algo siniestro, terrible e inescrutable. Sus ojos negros parecían los de una serpiente. En ellos brillaba una pasión contenida, y reflejaba una inmensa y concentrada amargura...
Aquel muchacho enjuto era lo desconocido, representaba una amenaza que aquellos revolucionarios honestos y corrientes no podían comprender, ya que el odio ardiente que sentían hacia Porfirio Díaz no era más que el repudio de cualquier patriota común.
-Muy bien dijo fríamente-. Usted desea trabajar por la revolución. De acuerdo. Quítese la chaqueta, cuélguela allí, yo le indicaré el lugar, venga, allí donde hay unos cubos y trapos. El piso está sucio y hay que fregarlo un poco. Usted lo hará aquí primero y luego en la otra pieza. Hay que lavar también las escupideras. ..y limpiar los cristales de las ventanas.
-¿y todo ello será por la revolución? -preguntó el muchacho.
-Si señor, por la revolución -contestó Vera.
Día tras día vino a realizar su trabajo de fregar, barrer y limpiar. Vaciaba la ceniza de las estufas, traía el carbón y encendía el fuego antes que el más diligente de los revolucionarios, se sentara ante su mesa de trabajo.
-¿Podría dormir aquí? -preguntó una vez.
¿Así era la cosa, no? Ya estaba mostrando las uñas al agente del tirano Díaz. ..Porque dormir en las salas de la junta significaba tener acceso a sus secretos, a las listas de afiliados, a las direcciones de los camaradas que actuaban en México. La solicitud fue denegada. Rivera no volvió a hablar del asunto. Nadie sabía dónde dormía, ni cómo se ganaba la vida, ni donde comía. Una vez, Arellano le ofreció un par de dólares. El muchacho se negó a aceptarlos moviendo la cabeza. Cuando Vera quiso saber el motivo de esta negativa, él dijo simplemente:
-Yo trabajo por la revolución.
Jack London para leer el cuento completo: www.stunam.org.mx/8prensa/cuadernillos/cuaderno20.htmcuadro David Alfaro Siqueiros
No hay comentarios:
Publicar un comentario