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jueves, 30 de junio de 2011

Pink Floyd , is there anybody out there?

Los mejores libros policiales por Juan Sasturian

El ùltimo viernes en el programa de Gerardo Rozin  " Esta Noche Libros " que se transmite los dìas viernes a las 23 hs por C5N.  Juan Sasturain, el autor argentino que quizàs màs sepa de autores de policiales  recomendò los siguientes  libros:
"El halcon maltes" Dashiell Hammett
"El largo adios" Raymond Chandler
"El cartero llama dos veces " James  Cain
"Disparen sobre el pianista" David Goodis
"El asesino dentro de mi " JIm Thompson
para ver el video del programa ir a: 
www.estanochelibros.blogspot.com/



para ver el video ir a:

Sam Shepard

Me encontré con la doble de la Estrella
al abrirse hacia los lados la puerta del ascensor
y yo salía
y ella entraba
a las cuatro de la madrugada
y vi que estaba absolutamente pirada
le pregunté qué había tomado
dijo 6 Valium y Vino Blanco
porque hoy era el último día de rodaje
y le pareció que había que celebrarlo
jodiendo con algún tío del equipo
y colocándose
porque éste era su pueblo
y ella iba a quedarse
mientras nosotros nos íbamos
y la tortura de no ser más que una doble
dejada atrás
en un pueblo en el que le dolía haber nacido
estaba destrozándola ahora
de verdad
y eso hizo que volviera a avergonzarme
de trabajar como actor en una película
y provocar ilusiones tan estúpidas
de modo que me la llevé a mi habitación
sin planes respecto a su cuerpo
y ella se sintió desesperadamente decepcionada
intentó arrojarse por la ventana
y le dije que no valía la pena
no es más que una película estúpida
no tan estúpida, dijo ella, como la vida
Sam Shepard

martes, 28 de junio de 2011

Silvina Ocampo, el mal

Una noche rodearon la cama contigua con biombos. Alguien explicó a Efrén que su vecino estaba agonizando. Ese vecino perverso no sólo le había robado la manzana que estaba sobre la mesa de luz, sino el derecho a gozar de la protección de esos biombos, en cuya otra faz había seguramente pintadas flores y figuras de querubes. Esta circunstancia oscureció la alegría de Efrén. Asimismo, con sábanas y frazadas para cubrirse, estaba en el paraíso. Veía de soslayo la luz rosada de los ventanales. De vez en cuando le daban de beber; tenía conciencia del alba, de la mañana, del día, de la tarde y de la noche, aunque las persianas estuvieran cerradas y que ningún reloj le anunciara la hora. Cuando estaba sano solía comer con tanta rapidez que todos los alimentos tenían el mismo sabor. Ahora, reconocía la diferencia que hay hasta en los gustos de una naranja y de una mandarina. Apreciaba cada ruido que oía en la calle o en el edificio, las voces y los gritos, el ruido de las cañerías, de los ascensores, de los automóviles, de los coches de caballos que pasaban. Cuando sentía necesidad de orinar tocaba el timbre; mágicamente aparecía una mujer, con blancura de estatua, trayendo un florero de vidrio que era una suerte de reliquia y esa misma mujer, con ojos etruscos y uñas de rubí, le ponía enemas o lo pinchaba con una aguja como si cosiera un género precioso. Una caja de música no era tan musical, el pecho de una santa o de un ángel tan buenos como la almohada donde recostaba la cabeza. Cosquilleos agradables le corrían por la nuca, bajaban por la columna vertebral a las rodillas. Pensaba: era la primera vez que podía pensar: "Qué precio tiene un cuerpo. Vivimos como si no valiera nada, imponiéndole sacrificios hasta que revienta. La enfermedad es una lección de anatomía." Soñaba: era la primera vez que podía soñar. Juegos de billar, una pipa, el diario leído minuciosamente, viajes breves, mujeres que le sonreían en un cinematógrafo, una corbata roja, lo deleitaban. En sus delirios tenía presencias del futuro; las visitas de los domingos, que se enteraron de su don, acudían al hospital para acercarse a su cama y oír las predicciones.
Advirtió que los biombos no rodeaban la cama del vecino, sino la suya, y quedó complacido.
Los pies ya no le dolían de tanto caminar, ni la cintura de tanto estar agachado, ni el estómago de pasar tanta hambre. Divisaba el patio con palmeras y palomas, en cada ventanal. El tiempo no pasaba porque la felicidad es eterna.
Los médicos dijeron que iban a salvarlo. Retiraron los biombos con flores y querubes. A su juicio, los médicos eran bribones. Saben dónde se aloja la enfermedad y la manejan a su gusto. El organismo tal vez oye los diálogos que rodean la cama de un enfermo. Efrén tuvo pesadillas por culpa de esos diálogos.
Soñó que para ir al trabajo tomaba un colectivo y después de sentarse advertía que el colectivo no tenía ruedas, que bajaba del colectivo y tomaba otro que no tenía motor y así sucesivamente hasta que se hacía de noche.
Soñó que estaba en la peletería, cosiendo pieles; las pieles se movían, gruñían. Al cabo de un rato, en el cuarto donde trabajaba, varias fieras, con aliento inmundo, le mordían los tobillos y las manos. Al cabo de un rato, las fieras hablaban entre ellas. El no entendía lo que decían porque hablaban en un extraño idioma. Comprendía finalmente que iban a devorarlo.
Soñó que tenía hambre. No había nada que comer; entonces sacaba del bolsillo un trozo de pan tan viejo que no podía morderlo con los dientes; lo remojaba en agua, pero continuaba igual; finalmente, cuando lo mordía, sus dientes quedaban dentro del único pan que había conseguido para alimentarse. El camino hacia la salud, hacia la vida, era ése.
El organismo de Efrén, que era fuerte y astuto, buscó un lugar en sus entrañas para esconder el mal. Ese mal era una fortuna: con subterfugios, encontró manera de conservarlo el mayor tiempo posible. De ese modo Efrén durante unos días, con el sentimiento de culpa que inspira siempre el engaño, volvió a ser feliz. La hermana de caridad le hablaba de sus hijos y de su mujer, inútilmente. Para él, ellos estaban dentro de la libreta del pan o de la carne. Tenían precio. Costaban cada día más.
Sudó, se agachó, sufrió, lloró, caminó leguas y leguas para conseguir la tranquilidad que ahora querían arrebatarle.
Silvina Ocampo 

Allen Tate , los lobos (version de Cesar Aria)


Hay lobos esperando en el cuarto contiguo
con las cabezas bajas, tensos, olfateando
nada en la oscuridad; entre ellos y yo
una puerta blanca con retazos de luz del salón
donde se diría que nunca (tan sosegada es la casa)
ha caminado un hombre de la puerta de calla a la escalera.
Todo ha sido eternamente. Las bestias rasguñan el piso.
He cavilado sobre ángeles y demonios
pero nunca un hombre ha estado en un cuarto
vecino a otro atestado de lobos, y por el honor del hombre
afirmo que yo nunca antes lo había experimentado.
Mientras buscaba la estrella vespertina en una fría ventana
y silbaba cuando Arturo derramaba su luz,
oí reñir a los lobos, y dije: Entonces esto
es el hombre; entonces -qué mejor conclusión hay-
el día no seguirá a la noche, y el corazón
del hombre tiene poca dignidad, pero menos paciencia
que un lobo, y un sentido más embotado
que no le permite oler su propia mortalidad. (Ésta y otras
meditaciones serán apropiadas para otros tiempos
después que el silencio del perro aúlle su epitafio.)
Ahora recuerda el valor, ve a la puerta,
ábrela y mira si enroscada en la cama
o temblando junto a la pared, una bestia salvaje
quizá con cabello dorado, con ojos oscuros,
como una araña barbada en un piso bañado de sol
gruñe  -y el hombre nunca puede estar solo.

domingo, 26 de junio de 2011

Pearl Jam, hombre mejor

Peter Falk, lo que sè

Cuando tenía tres años me mandaban a uno de esos jardines maternales en el Bronx, porque mi madre estaba trabajando en el local de mi padre y no había nadie en casa para cuidarme. Un día mi maestra llamó a mi madre y le dijo que tenía que hacerme examinar los ojos, porque estaba moviendo siempre la cabeza hacia un lado cuando trataba de mirar algo. Así que mi madre me llevó al médico, que me revisó y encontró una cosa maligna en el ojo derecho. Se llevó a mi madre aparte y le dijo que me lo tenían que sacar de inmediato. Uno o días después me internaron en el hospital. Recuerdo estar parado frente a las puertas abiertas de un ascensor del hospital con mi madre y el médico. No estaba seguro de lo que me estaba pasando. De pronto mi madre me dijo: “Subí al ascensor, hijo. Yo tengo que volver a tu habitación a buscar mi cartera”. Entonces el médico me tomó de la mano y entramos al ascensor. Recuerdo que le dije: “Espere un minuto, mi madre fue a buscar su cartera; enseguida viene”. Lo siguiente que supe, estaba dormido, y ya había pasado todo.
Al principio usé un parche, pero cuando me hice más grande me dieron un ojo de vidrio. Los ojos de vidrio no son como los de plástico, mucho más prácticos, que salieron poco después. Cuando hace calor, el ojo de vidrio tiende a pegarse. Recuerdo que me dijeron que todas las noches debía ponerlo en un vaso con agua. A veces lo hacía, y a veces, de descuidado, lo dejaba sobre mi mesa de luz nomás. Con el tiempo, el ojo de vidrio se empieza a rayar, y hay que reemplazarlo si no querés que parezca que tenés una terrible resaca.
Cuando el ejército me rechazó por mi ojo de vidrio -estaba llegando a su fin la Segunda Guerra- me alisté en la marina, donde trabajé como cocinero y mensajero. Ahí parece que no les importa si sos ciego o no.
Un año en el agua fue suficiente para mí, así que volví a la universidad. No me quedé demasiado. ¿Qué podía hacer después? Me alisté para ir a Israel a pelear la guerra con Egipto. Lo único que quería era más excitación. De cualquier modo, la guerra -para sorpresa de todos se había terminado en un abrir y cerrar de ojos.
Llega un momento en tu vida en que te das cuenta de que a nadie le importa un carajo si tenés un ojo o dos. Me ayudó un poco practicar deportes con los muchachos.
Recibido con un título en Administración Pública, conseguí un trabajo en el Departamento del Tesoro de Hartford, Connecticut, como un experto en eficiencia. Era tan experto en eficiencia que mi primer día de trabajo no podía encontrar el edificio en el que tenía que presentarme. Irónicamente, fue mi tendencia a llegar tarde me inició como actor profesional.
Cuando le dije a mi padre “Voy a convertirme en actor”, me preguntó: “¿Te vas a pintar la cara y quedar como un boludo el resto de tu vida?”. Le contesté: así es. El me tendió la mano y me dijo: Buena suerte.
Cuando filmábamos con Capra Milagro por un día (1961), una vez nos hizo volver a filmar una escena aunque ya había gritado “corte” y “se imprime”, lo que indicaba que la escena estaba terminada. Cuando le pregunté por qué quería hacer otra toma, se río y nos dijo que le había gustado tanto la escena que quería vernos hacerla de nuevo. ¿Qué tal eso como apoyo del director?
Soy un judío de Virgo, lo que significa que soy un meticuloso obsesivo. Me han acusado de perfeccionismo. Cuando el jefe de los estudios Universal, Lew Wasserman, dijo “Falk es un perfeccionista”, no sé si lo hizo por afecto o porque yo le parecía un rompehuevos monumental.
Eva La Gallienne era una mujer formidable, pero tenía muy poca paciencia para las excusas en su grupo de actuación. Una noche llegué tarde a una clase, me miró y me dijo: “¿Joven, por qué siempre llega tarde?”. Le dije que porque había tenido que manejar desde Hartford. Así que miró hacia abajo y preguntó: “¿Y qué hace en Hartford? No hay teatros ahí. ¿Cómo hace para vivir de la actuación?” Tuve que confesarle que no era un actor profesional. Me miró fijo y me dijo: “Bueno, debería serlo”. Esa es todo lo que un aspirante a actor necesita escuchar.
En una puesta del Don Juan de Molière que hicimos en el Off Broadway, pasaron varios directores, el último de los cuales era un director de Método, del Actors’ Studio, que nos dijo: “El problema con esta obra es que todo el mundo está posando. Tienen que dejar de actuar y decir las líneas sin más. Sin acento. Si los agarro actuando, los despido.”
A mediados de los ‘50 mi agente y yo tuvimos una entrevista con Harry Cohn en Columbia Pictures. A Cohn no lo convencía. Dijo algo que al principio no entendí: Joven, estoy preocupado por tu deficiencia. Yo no entendía. Tras un par de indirectas más, lo puso en palabras: “Tu ojo, joven, tu ojo. Me preocupa tu ojo. Señor Falk, por el mismo precio puedo conseguir un actor con dos ojos.”
La industria del entretenimiento está llena de gente extraordinariamente talentosa, pero los verdaderos, genuinos originales, son muy pocos. Cassavetes era uno. El introdujo un nuevo estándar de espontaneidad en la actuación que no se había visto nunca antes. Creo que la gente no sabe el maravilloso camarógrafo que era John: se ponía la máquina al hombro y se movía como un pez en el agua. Y creo que no aprecian el hecho de que era un director no político, ni ideológico, sin agenda. A John le interesaba mayormente la gente y el comportamiento.
Creo que lo que John quería en el set era evitar que pensaras. Quería reacciones emocionales espontáneas. Creo que no confiaba en el pensamiento.
A mi mujer le encantan las fiestas. Yo las odio y odio vestirme. Cuando era joven pensaba que la única razón para ir a una fiesta era levantarse chicas. Pero una vez que te casaste, no sé para qué sirven. Prefiero quedarme en casa y practicar mi hobby: dibujar mujeres desnudas, en carbonilla. Las dibujo con su pelo para arriba. Tengo un número de mujeres que posan para mi cada vez que las llamo. Aprecio la forma femenina. El cuerpo humano es una cosa fantástica. No puedo dibujar paisajes ni botes. A veces me obsesiono y dibujo 12 o 13 horas seguidas. Shera se lo toma con muy buen humor. No sé cómo se siente acerca de mis modelos, pero en cuanto a mi trabajo me dice: ¿no irás a traer esa porquería a la casa, no?
Me gusta dibujar, la idea de trabajar totalmente solo, solo vos y una modelo, en silencio. El mundo se ha vuelto muy ruidoso. Tengo dos momentos de concentración en mi vida. Uno es cuando el camarero describe los “especiales”, porque es muy difícil oírlo, y porque lo que describe es algo que no existía cuando yo era chico. ¡Las combinaciones son tan complejas! ¡Y el salón es tan ruidoso! El otro momento de concentración es cuando trato de capturar la actitud y la forma de una mujer desnuda o semidesnuda. Es tan satisfactorio tratar de dibujar eso. Y voy a mencionar lo que Michelangelo de dijo al Papa. Cuando el Papa felicitó a Michelangelo por la Capilla Sixtina, la respuesta de Michelangelo fue: “Está todo en el dibujo. El resto lo consigo meándole encima.”
Me crié en Ossining, Nueva York, pero llevo mil años viviendo en Los Angeles y nunca me sentí cómodo. La primera vez que vi Beverly Hills pensé que lo habían armado esa misma mañana. Tenés que empacar agua para ir hasta la farmacia. Así que creo que vivo en una especie de limbo.
A los 70 me sentía más viejo que cualquier persona a la que conocía. Todos mis perros estaba muertos. Media docena de gatos, periquitos... todo se había ido. Probablemente también cada mujer con la que me acosté, excepto mi esposa. Pero cuando me preguntan cómo me siento por haber envejecido, y si los 70 me sorprendieron, digo que no, no me sorprende. ¿Qué imaginabas que iba a pasar? Según lo veo yo, es la mejor de las dos alternativas.
 Peter Falk 
esta nota fue publicada en el dìario Pàgina 12 del dia domingo 26 de junio 20011 en el suplemento radar 

Kevin Johansen, (giro màgico )

Kevin Johansen, por las ruas, por las calles

Giro mágico*, que siempre me hace correr
Desencontrandome
y volvièndome a encontrar otra vez
cuando te encontre
un espejo, que no era retrovisor
con lágrimas me somrio
Dando mil motivos, dando valor
A ese nuevo amor.

Por los ríos, por los mares
Por los picos y los valles
Por las venas de tu alma
Por el Santo que da calma

Gira Mágica...

Por tu boca, que lastima
Por tu mente, que imagina
Las palabras que estás viendo
Las que se van escribiendo...

Por las ruas  y los bares
Por los gritos en las calles!
Por el viento que no calla
Por el sexo en la playa...!

Gira Mágica...

Por los ríos, por los mares
Por los picos y los valles
Por las venas de tu alma
Por el Santo que da calma
Por tu boca que lástima
Por tu mente, que imagina
Las palabras que estás viendo
Las que se van escribiendo...
Por el fin de la esperanza
Por la sed de la venganza
Por la guerra, que no frena
Por la sangre que se eleva
Por las rúas y los bares
Por los gritos en las calles!
Por el viento que no calla
Por el sexo en la playa...!
Kevin Johansen

Sophie Calle


Valeria Gonzalez me hizo conocer a una artista francesa llamada Sophie Calle, conmovedora hasta las làgrimas y provocadora de neuronas,
Sophie Calle hizo una instalacion para la bienal de Venecia llamada " cuidate " a partir de una carta de despedida amorosa . Ella tomo la ultìma frase " cuidate y le pregunto a 107 mujeres, creo que eran 107, de distintas profesiones lo que significaba " cuidate para cada una de ellas, cada una respondio y Sophie Calle plasmo las definiciones en obras.
Al mismo tiempo como sucede en la vida, se muere su madre, " la vida es lo que sucede mientras vos estas haciendo otra cosa " decia Lennon, asi que Sophie, en la sala contigua hizo una instalacion, que constaba de video de las ultimas horas de su madre y un texto en la pared de enfrente.





Monique quería ver el mar una última vez.
El martes 31 de Enero fuimos a Cabourg.
El último viaje.
Al día siguiente “para partir con los pies bonitos”: última pedicuría.
Leyó Ravel de Jean Echenoz. El último libro.
Un hombre que ella admiró por mucho tiempo pero que nunca había visto
se acercó hasta el borde de su cama. Último rencuentro.
Organizó la ceremonia funeraria. Su última fiesta.
Preparaciones finales: eligió su vestido,
-azul marino con un vivo blanco-;
una fotografía de ella haciendo una mueca graciosa para su lápida,
y su epitafio: Ya me estoy empezando a aburrir!
Escribió un último poema, para su entierro.
Eligió el cementerio Montparnasse como su último domicilio.
No quería morir. Dijo que era la primera vez en su vida
que no estaba impaciente.
Lloró sus últimas lágrimas.
El día anterior a su muerte, no dejaba de repetir:
“Es extraño, es una locura”
Escuchó el concierto para clarinete en La mayor, K. 622
por última vez.
Su último deseo: irse con la música de Mozart en los oídos.
Su último pedido: que no nos preocupemos.
“No sientan pena”
Pena fue su última palabra.
El 15 de Marzo de 2006, a las 3 de la tarde, la última sonrisa.
El último aliento, en algún instante entre las 3:02 y las 3:13.
Inasible.

Sophie Calle




sábado, 25 de junio de 2011

Andres Calamaro, No cometas el crimen varòn si no vas a cumplir la condena

Andres Calamaro, Paloma

Mi vida fuimos a volar
con un solo paracaídas
uno sólo va aquedar
volando a la deriva
vivir así no es vivír
esperando y esperando
porque vivir es jugar
y yo quiero seguir jugando
le dije a mi corazón
sin gloria pero sin pena
no cometas el crimen, varón
si no vas a cumplir la condena
quiero vivir dos veces
para poder olvidarte
quiero llevarte conmigo
y no voy a ninguna parte
no te preocupes, Paloma
hoy no estoy adentro mío
tu amor es mi enfermedad
soy un envase vacío
no te preocupes Paloma
no hay pájaros en el nido
dos ilusiones se irán a volar
pero otras dos han venido
si me olvido de vivir
colgado de sentimiento
voy a vivir para repetir otra vez
este momento
te bajaría del cielo, mujer
la luna hasta tu cama
porque es muy poco de amor
sólo una vez por semana
puse precio a mi libertad
y nadie quiso pagarlo
te cambio tu corazón por el mío
para mirarlo y mirarlo
ampas de gloria, mujer
quiero un pedazo de cielo
para invitarte a dormir
en la cama o en el suelo
un sacrificio ritual bién o mal
yo quiero hacerle a mi estrella
sin principio ni final
no puedo vivir sin ella
Andrès Calamaro

Charlotte Gainsbourg -Beck - Heaven can wait

Italo Calvino, las ciudades y el deseo (3)


De dos maneras se llega a Despina: en barco o en camello. La ciudad se  presenta diferente al que viene de tierra y al que viene del mar.
El camellero que ve despuntar en el horizonte del altiplano los pináculos de los rascacielos, las antenas radar, agitarse las mangas de ventilación blancas y rojas, echar humo las chimeneas, piensa en un barco, sabe que es una ciudad pero la piensa como una nave que lo sacará del desierto, un velero a punto de partir, con el viento
que ya hincha las velas todavía sin desatar, o un vapor con su caldera vibrando en la carena de hierro, y piensa en todos los puertos, en las mercancías de ultramar que las grúas descargan en los muelles, en las hosterías donde tripulaciones de distinta bandera se rompen la cabeza a botellazos, en las ventanas iluminadas de la planta baja, cada una con una mujer que se peina.
En la neblina de la costa el marinero distingue la forma de una giba de camello, de una silla de montar bordada de flecos brillantes entre dos gibas manchadas que avanzan contoneándose, sabe que es una ciudad pero la piensa como un camello de cuyas albardas cuelgan odres y alforjas de frutas confitadas, vino de
dátiles, hojas de tabaco, y ya se ve a la cabeza de una larga caravana que lo lleva del desierto del mar hacia el oasis de agua dulce a la sombra dentada de las palmeras, hacia palacios de espesos muros encalados, de patios embaldosados sobre los cuales bailan descalzas las danzarinas, y mueven los brazos un poco dentro del velo, un poco fuera.
Cada ciudad recibe su forma del desierto al que se opone; y así ven el camellero y el marinero a Despina, ciudad de confín entre dos desiertos.
Italo Calvino

Hugo Mujica, hay perros que mueren de la muerte de su amo

Hay perros
que mueren de la muerte de su amo
cuerpos que no hacen el amor,
hacen el miedo 
que no se agitan,
                     tiemblan. 
Y hay hombres
en los que muere dios
como una gota de lacre
sobre el pecho
          de un torso de mármol,
son los que lloran cuando creen
estar hablando,
o gritan soñando, pero al alba
olvidan el grito
con que encendieron la noche. 
Hay hombres en los que gime dios
por no encontrar un hombre
                   donde morir de carne, 
pero no llora como quien lo hace
solo,
llora como quien llora abrazado a un niño.
 Hugo Mujica

viernes, 24 de junio de 2011

Soda Stereo, ( suenas fràgil )

Soda Stereo, Planeador



Gira el disco lentamente
por la habitación
soy piloto de juguetes
entre nubes voy.
Cruzo el valle
en mi frágil
planeador. 

La ternura de tu duda
mi habitual rincón
en cada mínimo detalle
creo oir tu voz.

Cruza el valle

suenas frágil
como yo


Soda Stereo 

Jorge Curinao,

Abandonar la obsesión.
Ser valiente.
Soñar con el mar
Despertar esperanzado.
Buscar lo imposible.
Respirar. 
Jorge Cuinao 



foto: Colonia del Sacramento, Uruguay

Alberto Muñoz, la vida en las estampas

Una joven japonesa entra en nuestro cuarto. Estamos asustados.
La joven japonesa es de papel, pertenece a una estampa polícroma del siglo XVIII.
Estamos asustados.
Ha escapado de la composición del artista Suzuki Harunoba, dejando a su amado decúbito supino con el falo hinchado y los ojos en blanco.
Estamos asustados.
Parte del papel de su cara está quemado y una de las piernas quedó en la estampa por encima del noble que la penetra: ¿a qué viene esa joven a nuestro cuarto, si somos cristianos acostumbrados a nuestras vírgenes, que no se mueven de su sitio?
Alberto Muñoz


ilustracion: Benjamín Lacombe

martes, 21 de junio de 2011

Aimee Mann, Wise Up

Graciela Monge, la bicicleta y las palabras

De un lado los sauces y el arroyo contaminado, del otro algunas casas pobres. En el medio nosotras, por el camino de tierra lleno de pozos, vidrios rotos y cascotes. Al miedo le dije: vos te quedas en casa, nos vamos solas. Aquí estamos, en un nuevo desafío queriendo llegar al río por otra puerta.
Estoy aprendiendo a estar en los lugares a los que voy de excursión. Aprendiendo a pedir permiso y quedarme mirando, oliendo, escuchando. Quieta, muy quieta, tanto que ni los mosquitos me molestan, tanto que las abejas pasan sin notarme. Estoy descubriendo que el mundo esta lleno de mariposas, pero se esconden. Ya que para que se rebele la belleza, hay que detenerse y hacer silencio. Las variedades y formas son sorprendentes. Hasta una mariposa negra alcance a distinguir a lo lejos. 
Pájaros en una diversidad que desconocía por esta zona. Desde los caranchos trazando sus círculos en el cielo, hasta otros del tamaño de un colibrí. De lo macro a lo micro, cuando me quedo quieta la naturaleza me muestra su espectáculo y es grandioso, realmente grandioso.
Pensaba en palabras que de tan usadas se volvieron frases hechas”El maravilloso espectáculo que nos ofrece la naturaleza” es perfecta para describir lo que me encuentro cuando salgo de paseo, perfecta. Pero de tan repetida, no tiene contenido para decir lo que se quiere expresar.
¡Que cosa las palabras! ¡Siempre las mismas! Mientras pedaleo, me digo que tengo que recorrer caminos nuevos todos los días. Porque el paisaje cambia constantemente, pero miro lo mismo por costumbre. Como una frase hecha del andar por la vida.
Quizás con las palabras tenga que hacer lo mismo, siempre suenan distintas aunque las repita constantemente. Buscarle el camino diferente, para que cuando diga: “La naturaleza nos ofrece un maravilloso espectáculo de flores y pájaros” quien me lea me pueda ver y oler en este rincón del mundo, que contaminado y todo como esta, despliega ante mis ojos la mas bellas de sus funciones.
Por estos días hice una gran fogata y queme papeles viejos. Del fuego fueron escapando muchas palabras, libres al fin de su cárcel de papel amarillo. Renovadas y relucientes, nuevas otra vez para ser degustadas.
Palabras que huyeron de viejas postales, de tarjetas de quince, de amigos y amores que ya se fueron. Subieron al viento - que no se las lleva, las distribuye- y las deja colgadas de las hojas de los árboles, de los faroles. Enganchadas como abrojos en las puertas.
¡Así que tenga cuidado Señor, Señora!, porque doblando en una esquina se les puede presentar un: “Te amo”. De abajo de un zapallo le puede saltar: “Querida amiga, tanto tiempo sin verte”. Escondida en un helado le puede entrar a la boca un: “Te quiero tanto, pero tanto, tanto, que me doles en todo el cuerpo”. Cruzando una avenida se puede hallar con: “Querido hermano: no sabes lo que te extraño”. Aunque se escondan debajo de la cama, igual los van a encontrar.
Las palabras andan sueltas renovadas por el fuego, jugando con en aire. Se meterán en sus ojos y quien le dice que en una de esas, pueda ver el cielo, el agua, las flores y deleitarse otra vez con este maravilloso espectáculo de estar vivo disfrutando.

Silvio Rodriquez ( esta mujer propone )

Silvio Rodriguez ( con diez años de menos)

Si fuera diez años más joven que feliz
y que descamisado el tono de decir
cada palabra desatando un temporal
y enloqueciendo la etiqueta ocasional.
Los años son, pues, mi mordaza, oh mujer
sé demasiado, me convierto en mi saber
quisiera haberte conocido años atrás
para sacar chispas del agua que me das
para empuñar la alevosía y el candor
y saber olvidar mejor.

Esta mujer propone que salte y me estrelle
contra un muro de piedras que alza en el cielo
y como combustible me llena de anhelo
de besos sin promesa y sentencia sin leyes
esta mujer propone un pacto que selle
la tierra con el viento, la luz con la sombra
invoca los misterios del tiempo y me nombra
esta mujer propone que salte y me estrelle.

Sólo para verle
sólo para amarle
sólo para serle
sólo y no olvidarle.

Con diez años de menos no habría esperado
por sus proposiciones y hubiera corrido
como una fiera al lecho en que nos conocimos
impúdico y sangriento, divino y alado
con diez años de menos habría blasfemado
con savia de su cuerpo quemaría los templos
para que los cobardes tomaran ejemplo
con diez años de menos hubiera matado.

Sólo para verle
sólo para amarle
sólo para serle
sólo y no olvidarle.
Silvio Rodriguez 

Jorge Luis Borges

"Después de un tiempo, uno aprende la sutil diferencia
entre sostener una mano y encadenar un alma,
uno aprende que el amor no significa recostarse
y una compañía no significa seguridad
y uno empieza a aprender que los besos no son contratos,
y los regalos no son promesas,
y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta
y los ojos abiertos,
no con el dolor de un niño...
y uno aprende a construir todos sus caminos en el hoy,
porque el terreno de mañana es demasiado inseguro para planes...
y los futuros tienen una forma de caerse en la mitad,
y después de un tiempo uno aprende: que si es demasiado,
hasta el calorcito del sol quema.
Así que uno planta su propio jardín y decora su propia alma,
en lugar de esperar a que alguien te traiga flores...
y uno aprende que realmente fue de aguantar
que uno es realmente fuerte,
que uno realmente vale y uno aprende y aprende...
con cada adiós uno aprende.
Con el tiempo aprendes que estar con alguien
porque te ofrece un buen futuro
significa que tarde o
temprano querrás volver a tu pasado.
Con el tiempo comprendes que sólo quien es capaz de
amarte con tus defectos,
sin pretender cambiarte,
puede brindarte toda la felicidad que deseas.
Con el tiempo te das cuenta de que si estás al lado
de esa persona sólo por acompañar tu soledad,
irremediablemente acabarás deseando no volver a verla.
Con el tiempo entiendes que los verdaderos amigos
son contados,
y que el que no lucha por ellos tarde o
temprano se verá rodeado sólo de amistades falsas.
Con el tiempo aprendes que las palabras dichas en un
momento de ira pueden seguir lastimando a quien
heriste,
durante toda la vida.
Con el tiempo aprendes que disculpar cualquiera lo
hace,
pero perdonar es sólo de almas grandes.
Con el tiempo comprendes que si has herido a un
amigo duramente,
muy probablemente la amistad jamás
volverá a ser igual.
Con el tiempo te das cuenta que aunque seas feliz
con tus amigos,
algún día llorarás por aquellos que
dejaste ir.
Con el tiempo te das cuenta de que cada
experiencia vivida con cada persona es irrepetible.
Con el tiempo te das cuenta de que el que humilla o
desprecia a un ser humano,
tarde o temprano sufrirá
las mismas humillaciones o desprecios.
Con el tiempo comprendes que apresurar las cosas o
forzarlas a que pasen
ocasionará que al final no sean
como esperabas.
Con el tiempo te das cuenta de que en realidad
lo mejor no era el futuro,
sino el momento que estabas viviendo
justo en ese instante.
Con el tiempo verás que aunque seas feliz con los
que están a tu lado,
añorarás terriblemente a los que
ayer estaban contigo
y ahora se han marchado.
Con el tiempo aprenderás que
intentar perdonar o pedir perdón,
decir que amas,
decir que extrañas,
decir que necesitas,
decir que quieres ser amigo,
ante una tumba,
ya no tiene ningún sentido.
Pero desafortunadamente,
sólo con el tiempo..."

Jorge Luis Borges

lunes, 20 de junio de 2011

Ernest Hemingway, el viejo y el mar


Era un viejo que pescaba solo en un bote en la corriente del Golfo y hacía ochenta y cuatro días que no cogía un pez. En los primeros cuarenta días había tenido consigo a un muchacho. Pero después de cuarenta días sin haber pescado, los padres del muchacho le habían dicho que el viejo estaba definitiva y rematadamente salao lo cual era la peor forma de la mala suerte; y por orden de sus padres, el muchacho había salido en otro bote, que cogió tres buenos peces la primera semana. Entristecía al muchacho ver al viejo regresar todos los días con su bote vacío, y siempre bajaba a ayudarle a cargar los rollos de sedal o el bichero y el arpón y la vela arrollada al mástil. La vela estaba remendada con sacos de harina y, arrollada, parecía una bandera en permanente derrota.
El viejo era flaco y desgarbado, con arrugas profundas en la parte posterior del cuello. Las pardas manchas del benigno cáncer de la piel que el sol produce con sus reflejos en el mar tropical, estaban en sus mejillas. Estas pecas corrían por los lados de su cara hasta bastante abajo, y sus manos tenían las hondas cicatrices que causa la manipulación de las cuerdas cuando sujetan los grandes peces. Pero ninguna de estas cicatrices era reciente. Eran tan viejas como las erosiones de un árido desierto.
Todo en él era viejo, salvo sus ojos; y éstos tenían el color mismo del mar y eran alegres e invictos.
Ernest Hemingway

Gustavo Cerati, cactus

Gustavo Cerati, cactus

Un cactus suaviza mis yemas con su piel
Tiene 100 años, sólo florece una vez
En tu nombre...
En tu nombre...

Tiene un veneno más amargo que la hiel
Con sólo invocarte voy a convertirlo en miel
En tu nombre...
En tu nombre...

Cuando te busco no hay sitio donde no estés.

Y los médanos, serán témpanos
En el vértigo de la eternidad
Y los pájaros serán arboles
En lo idéntico de la soledad.

En tu nombre...
En tu nombre... 
Gustavo Cerati

La furia del Puyehue

Rayos sobre el volcán Puyehue, al sur de Chile, vistos desde el paso internacional fronterizo Cardenal Samore. El volcán hizo erupción el 4 de junio, luego de permanecer inactivo por décadas, y la lluvia de cenizas, tanto hacia el este como el oeste, produjo graves trastornos en Argentina, e incluso provocó la suspensión de varios vuelos en Australia y Nueva Zelanda.
*Noticia y foto publicada  de la semana en fotos de msn , Foto Alvaro Vidal

domingo, 19 de junio de 2011

Paralamas, el calibre

Yo vivo sin saber hasta cuando estoy vivo
sin saber el calibre del peligro
yo no se, de dònde viene el tiro

Por que caminos vas , y volves?
adònde nunca vas?
y en que esquinas nunca paras?
 A que hora nunca salis?
Hace cuanto que sentis miedo?
Cuàntos amigos perdiste?
atrincherado, viviendo en secreto
y diciendo que no es un problema tuyo

Y la vida ya no es màs vida
en el caos,  que nadie es un ciudadano
las promesas fueron olvidadas
no hay estado, no hay màs naciòn
Perdido en nùmeros de guerra
rezando por dias de paz
no ves que tu vida aqui se encierra
con una nota corta al final del diaro

yo vivo sin saber hasta cuando estoy vivo
sin saber el calibre del peligro
yo no se, de dònde viene el tiro
Paralamas

Pablo Neruda, Walking around ( sucede que me canso de ser hombre)

sábado, 18 de junio de 2011

Jorge Drexler una bella version de Radiohead

Radiohead, (plantado y seco )

Dos sobresaltos en una semana
Apuesto que te crees que eres el más listo,
¿verdad muchacho?
Volando en tu motocicleta,
mirando todo el suelo que debajo de ti desciende
Te matarías por reconocimiento,
te matas para no detenerte jamás
Rompes otro espejo,
te conviertes en algo que no eres.

No me dejes Plantado(Abandonado),
no me dejes Seco (Desamparado)
No me dejes Plantado (Abandonado),
no me dejes Seco (Desamparado)

Ausente en una conversación,
serás el único que no pueda hablar
Todo tu interior se cae a pedazos,
sólo te sientas ahí deseando poder aún hacer el amor
Ellos son los únicos que te odiarán,
cuando creas que obtuviste el mundo todo se descubre
Ellos serán los que te escupirán,
tú serás el único fuera de onda.

No me dejes Plantado (Abandonado),
no me dejes Seco(Desamparado)
No me dejes Plantado (Abandonado),
no me dejes Seco (Desamparado)

Oh... Es la mejor cosa que nunca has tenido,
La mejor cosa que tu nunca, jamás has tenido,
Es la mejor cosa que nunca has tenido,
La mejor cosa que nunca has tenido, se ha ido.

No me dejes Plantado (Abandonado),
no me dejes Seco (Desamparado)
No me dejes Plantado  (Abandonado),
no me dejes Seco  (Desamparado)…

Radiohead 

Amy Winehouse,

Amy Winehouse, volver a negro

Él no dejó tiempo para lamentar
Se mantuvo su polla húmeda
Con su misma vieja apuesta segura
Yo y mi cabeza alta
Y mis lágrimas secas
y sin mi chico
tu volviste a lo que sabía
Por lo tanto, lejos de todo lo que pasó por
Y yo pista de rodadura de un atribulado
Mi probabilidades se apilan
Voy a volver al negro
Sólo dijiste adiós con palabras
y murió de un centenar de veces
Para volver a su
Y vuelvo a .....

Vuelvo a nosotros

Te quiero mucho
No es suficiente
Le encanta volar y me encanta puff
Y la vida es como una tubería
Y estoy rodando una pequeña centavo hasta dentro de las paredes

Sólo dijiste adiós con palabras
y murió de un centenar de veces
Para volver a su
Y vuelvo a

Negro, negro, negro, negro, negro, negro, negro,
Vuelvo a
Vuelvo a

Sólo dijiste adiós con palabras
y murió de un centenar de veces
Para volver a su
Y vuelvo a

Sólo dijiste adiós con palabras
y murió de un centenar de veces
Para volver a su
Y vuelvo a negro.

Lo que sè, Jorge Semprum



No soy un auténtico español, ni un auténtico francés; no soy un escritor, ni soy un político. Soy sólo un superviviente de Buchenwald.
He visto cómo algunos de mis compañeros en el campo se extinguían poco a poco. A las cuatro de la mañana suena la sirena. Ha pasado la noche. Te levantas, vas al baño, te lavas con agua fría. Después ves al camarada que desde hace seis meses duerme a tres filas de distancia. Lo observas, y su mirada ha cambiado durante la noche: mira como un musulmán. Yo sobreviví. Por casualidad. Era fuerte y bastante resistente. Llegué al límite de la extenuación, pero me quedé a este lado. Unos meses más y no sé qué habría sido de mí.
Sobreviví, entre otras razones, por la curiosidad natural de los veinte años. Por la curiosidad de saber qué universo era ése, kafkiano, complicado, con leyes no escritas, pero absurdamente imperativas. La curiosidad es la condición de supervivencia que tanto subraya Primo Levi.
La escritura y los escritores son los únicos capaces de mantener vivo el recuerdo de la muerte. Si no se apoderan ellos de la memoria de los campos de concentración, si no la hacen revivir y sobrevivir mediante su imaginación creadora, se apagará con los últimos testigos, dejará de ser un recuerdo en carne y hueso de la experiencia de la muerte.
En español hay un hermoso verbo que no existe en francés: ensimismarse, entrar en sí mismo. Ortega y Gasset desarrolló toda una teoría al respecto: quien no es capaz de estar consigo mismo, no puede comunicarse con su entorno. En mí eso puede durar veinte segundos, puede ser una cadena de asociaciones que aparece de repente. Puede estar provocada por un recuerdo triste o un miedo repentino. Y entonces me pierdo. No es inquietante recluirse en sí mismo. Esa capacidad, incluso, me ayudó a soportar el campo de concentración.
Hago hacer a mis personajes cosas que yo no pude hacer, pero que podría haber hecho y que podrían haber sucedido. También cosas que me habría gustado vivir. Modifico lo vivido, lo prolongo, escribiéndolo. Coloreo una realidad que apenas era un boceto. ¿Esto es novelesco o un recuerdo? No lo sé, se confunde.
Durante veinte años he intentado ser comunista. Pero no de salón: comunista en lo práctico y en lo teórico, con cargos de responsabilidad, no para presumir de haber estado en los salones de Louis Aragon. Luego, gran parte de mi vida ha consistido en destruir todo eso. No traicionarlo sino destruirlo, en el sentido de dejar de ser un buen comunista para ser un demócrata y un anticapitalista radical.
El capitalismo vive en la crisis y se nutre de la crisis. Las aprovecha para seguir desarrollándose. Ninguna manifestación ni ninguna revolución podrá eliminarlo. Eso sólo podría conseguirlo el propio capitalismo.
La sociedad europea, incluso la mundial, necesita de la izquierda. Las organizaciones y las ideas tradicionales de la izquierda están agotadas, es claro. Pero la posición de izquierda es una necesidad moral, política, casi me atrevería a decir ontológica. Ser de izquierda es para mí el conocimiento de que la sociedad es digna y capaz de mejorar, y la apasionada voluntad de llevar a la práctica ese conocimiento. No se puede cimentar una sociedad exclusivamente sobre la libertad de los consumidores.
Hay que considerar el reformismo una revolución permanente. No es un juego de palabras.
Creemos que la democracia está arraigada en nuestro entorno. Pero si repasamos la historia del siglo XX, vemos que la democracia es algo combatido a diestra y siniestra como el enemigo principal. Y hoy tiene problemas nuevos. La democracia es frágil, capituladora. Se salvó de milagro en Europa.
El amor, es decir, el esforzarse por un diálogo, es más bien cosa de mujeres; los hombres están más bien a solas consigo mismos.
El mal no desaparecerá mientras haya humanidad. El mal es una de las posibilidades que le da al hombre el ser libre, es un subproducto de la libertad humana. Mientras el hombre sea libre, también será libre para hacer el mal. Esta es, para mí, una certeza metafísica.
Yo creo que hay valores por los cuales hay que dar la vida, y la libertad es uno de ellos. Si no arriesgamos la vida por la libertad, seremos esclavos. Si ningún pueblo, sociedad, grupo, minoría, hubiera arriesgado la vida por la libertad, la justicia o la fraternidad, seguiríamos en una sociedad esclavista o no habríamos salido del despotismo oriental.
A mi vida sólo la puedo contar yo. Quizá diga esto por vanidad, orgullo o engreimiento. Pero así es: sólo puedo escribirla yo.
El tiempo transcurre mucho más deprisa cuando eres viejo. Y no me queda mucho. Cuando tienes veinte años y crees que sólo tienes cinco por delante, es casi toda una vida. A mi edad, cinco años no son nada. Y por otro lado, hoy ya no veo los signos de la muerte. Esto genera inseguridad. Antes me encontré con la muerte y pude evitarla. En Madrid, por ejemplo, cuando acudía a una cita, tenía a veces la sensación: podría ocurrir ahora, te va a echar el guante. Ahora la muerte ya no se me muestra. Esa puta se ha enmascarado. Se ha hecho invisible.

Jorge Semprún nació en Madrid en 1923, se exilió con la Guerra Civil y formó parte de la Resistencia francesa hasta que fue detenido por la Gestapo y deportado al campo de Buchenwald, donde sobrevivió dos años hasta la liberación. Militó clandestinamente en España en el Partido Comunista hasta que fue expulsado, en 1964. Por entonces comenzó su carrera literaria. El largo viaje, La escritura o la vida, La montaña blanca, son algunos títulos de entre la veintena de libros que escribió, originalmente en francés. Fue, además, ministro de Cultura de Felipe González y guionista cinematográfico de Resnais y Costa-Gravas, entre otros. Murió el martes pasado en París, a los 87 años.
Las citas están tomadas de diversas entrevistas y artículos, así como de Lealtad y traición, la biografía de Franziska Augstein (Tusquets).

-*este artìculo fue publicado por el suplemento radar de pàgina 12 el domingo 12 de Junio de 2011