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jueves, 31 de marzo de 2011

Los redondos, inèdito ( el perro boby)

Los redondos, De aquellos polvos, futuros lodos (El perro boby


El perro Bobby es un servicio de amor a todo rock
Canta como un león pero es el más salmón de la ciudad
Bailen lo que bailen los demás
Bailen lo que bailen los demás

Chunga combinación de polvos que darán lodos después
Mágico inter-terror, más arma blanca en cruda pasión
Ladren lo que ladren los demás
Ladren lo que ladren los demás

Una papela por el walkman que chorizo tu hermanito
El perro cruzó los pies, su sonrisa ofertó y la vendió
Callen lo que callen los demás
Callen lo que callen los demás
Los redondos

Nirvana, all apollogies

Roger Waters

Silvina Ocampo, la nube


Íbamos a cazar una nube. No es fácil, cualquiera lo sabe. Era una nube blanca, rodeada de pasto y de flores. Cazarla era imposible. ¿Cuál era la nube? Esto era lo difícil. Las nubes estaban en el horizonte, muy lejos; había que alcanzarlas en coche, en automóvil, en avión. ¿Pero quién dispone de un avión, de un automóvil, de un coche? Más fácil sería ir a caballo, galopando, o en bicicleta. Pero todo era imposible. Una vez llegados al horizonte, ¿qué hacíamos? Nos quedamos mirando la nube que no había cambiado de forma, aunque sus compañeras fueran bastante distintas y fáciles de confundir entre ellas. Nos quedamos mirando aquella nube hasta que cayó la noche azul, azul como el interior de uno de los juguetes, el más importante y seductor de todos; un juguete vulgar, si se quiere, pero raro. El juguete era extraño, no puedo describirlo pero se trataba de una bolsa de material plástico, que no existe en este mundo, en forma de raqueta; contenía un mar azul, tan azul que no parecía cierto como el azul de la noche. Cuando el mar se agitaba surgían otros paisajes, de países distintos. El agua que llevaba la bolsa era de mar, tal vez, y los paisajes nunca se repetían, y eran preciosos.

—Soy propietaria de la nube —dijo la más tonta de mis amigas— y es mía. Yo me quedaré hasta que desaparezca.

Lo dijo con tanta seriedad que todo el mundo la creyó.

—Nunca desaparecerá —dijo una señora cubierta de plumas, como si quisiera imitar a los indios.

—Entonces me quedaré para siempre —declaró la niña.

Y quedó para siempre en aquel lugar, que no sé muy bien dónde se encuentra. Nadie lo conoce. Se llama la Nube o se llama Descubrimiento de Otro Mundo; pero nadie sabe dónde está, ni en qué estación aparece. A veces la nube se transforma en un lecho donde cruza el cielo, un lecho rosado y mullido, que no tienen las lluvias ni los temporales, y duerme durante horas hasta que el sol la despierta y ella, ágil como una liebre, salta de su lecho y baja a la tierra; alguien la espera, alguien que no sabemos quién es. Este es el misterio que hay que descubrir. ¿Quién la espera? ¿Un joven hermoso, un perro, un animal feroz? Nunca lo sabremos. Cuando baja y aterriza, me aseguran que oye un gruñido que la asusta. ¿Una nube que gruñe? En los primeros tiempos creyó que sería la tormenta... Una tormenta nunca gruñe. Después empezó a dudar; el gruñido era acaso de una bestia antediluviana. Rápidamente optó por averiguar de dónde provenía. Lo buscó desesperadamente y olvidó los libros que tenía que revisar y recuperar porque le pertenecían, porque ella los había descubierto. Buscó a todas horas, en todas partes, olvidando lo que tenía cerca de su mano. Ya no comía, ni dormía ni descansaba. El mundo ya no era el mismo. Se arrodilló finalmente sobre el pasto e inventó una oración. Cerró los ojos y la dijo noche y día, día y noche, hasta que recuperó la quietud.

Nunca supo cuál era el animal que gruñía. ¿Un lobo, un zorro, un jaguar, un tigre? Como estaba tan cerca de las nubes, no podía distinguirlas. Vistas de cerca, las nubes eran enormes... Nunca supo cuál era la bestia, pero sí que esa bestia la mataría si no abandonaba la nube de su invención. Y ésta es la única verdad de este cuento

martes, 29 de marzo de 2011

Imelda May, Mayhem

JIMMY PAGE

Jacques Prevèrt, desayuno

Echó café 
En la taza
Echó leche
En la taza de café
Echó azúcar
En el café con leche
Con la cucharilla
Lo revolvió
Bebió el café con leche
Dejó la taza
Sin hablarme
Encendió un cigarrillo
Hizo anillos
De humo
Volvió la ceniza
En el cenicero
Sin hablarme
Sin mirarme
Se puso de pie
Se puso
El sombrero
Se puso
El impermeable
Porque llovía
Y se marchó
Bajo la lluvia
Sin decir palabra
Sin mirarme
Y me cubrí
La cara con las manos
Y lloré.

Hugh Laurie , Dr House


Dr House es una serie que me encanta,la medicina es una cuenta pendiente, Como mèdico House es el mejor, còmo ser, tal vez el peor, en el medio de estas antìpodas tiene  millones de matices, House  parece a un gran iceberg, 
desde lejos se le inturye algo..., pero de cerca hay una profundidad
muy interesante por conocer que no sè ve, ni la muestra si no se lo
sigue en cada minimo detalle .
Còmo si todo esto fuera poco su actor Hugh Laurie es  buen mozo, inteligente, irònico, simpàtico pianista y  guitarrista    algunas frases de dr house :      (Dr. House a un enfermo asombrado al que ha recetado fumar): “Casi todo
lo que prescribo es adictivo y peligroso, la diferencia es que esto es legal.
Feliz día”.

(Dr House a una monja): “Ira, orgullo, envidia, gula… Lleva usted cuatro de
los siete pecados capitales en dos minutos. ¿Registran ustedes los records?
¿Hay Católicoolimpiadas?”
,

* House: ¿Te das cuenta? Todo el mundo se piensa que soy un paciente por
el bastón
* Wilson: Pues ponte una bata como los demás.
* House: No, entonces parecería un médico.

Hugh Laurie (dr Housse)adelanto de su disco

lunes, 28 de marzo de 2011

The Rolling Stones, gimme shelter

The Rolling Stone, dame cobijo

Oh, Hoy Una Tormenta Esta Amenazando,
Mi Vida Entera,
Si No Consigo Algún Refugio,
Oh Si, Voy A Desaparecer.

La Guerra, Niños, Esta A Un Disparo De Distancia,

Esta A Un Disparo De Distancia.
La Guerra, Chicos, Esta A Solo UN Disparo De Distancia,
Esta A Solo Un Disparo De Distancia.

Oh, Hoy Ves El Fuego Barrer Nuestras Calles,

Quema Como Una Alfombra Roja De Carbón,
El Toro Loco Perdió Su Camino.

La Guerra, Niños, Esta A Un Disparo De Distancia,

Esta A Un Disparo De Distancia.
La Guerra, Chicos, Esta A Solo UN Disparo De Distancia,
Esta A Solo Un Disparo De Distancia.

¡Violación! ¡Asesinato! Están A Solo Un Disparo De Distancia, Estan A Solo Un Disparo De Distancia.

¡Violación! ¡Asesinato! Están A Solo Un Disparo De Distancia, Estan A Solo Un Disparo De Distancia.

Hoy Las Inundaciones Amenazán Mi Vida.

Dame, Dame Un Refugio O Voy A Desaparecer.

La Guerra, Niños, Esta A Un Disparo De Distancia,

Esta A Un Disparo De Distancia.
Esta A UN Disparo De Distancia,
Esta A Solo Un Disparo De Distancia.

El Amor, Hermana, Esta A Solo Un Beso De Distancia,

Solo Un Beso De Distancia,
Solo Un Beso De Distancia,
Solo Un Beso De Distancia,
Solo Un Beso De Distancia,
Solo Un Beso De Distancia.
The Rolling Stones 

elbow, -high ideals

Akejandra Pizarnik solamente


ya comprendo la verdad

estalla en mis deseos


y en mis desdichas

en mis desencuentros
en mis desequilibrios
en mis delirios

ya comprendo la verdad


ahora

a buscar la vida

domingo, 27 de marzo de 2011

Pink Floyd, Wellcome to the machine

Pink Floyd, Bienvenido a la màquina

Bienvenido hijo mio,
bienvenido a la máquina
¿Dónde has estado?
Está bien, ya sabemos dónde has estado
Has estado en la tuberia, rellenando tiempo,
provisto de juguetes y
actuando de Boy Scout.
Compraste una guitarra
para castigar a mamá,
y no te ha gustado ir a la escuela
y sabes que no eres el tonto de nadie,
así que bienvenido a la máquina.
Bienvenido hijo mío,
bienvenido a la máquina
¿Qué soñaste?
Está bien, ya te dijimos que soñar
Soñaste con una gran estrella
Él tocaba una guitarra miserable
Comía siempre en el Steak Bar
Le encantaba conducir su jaguar
Así que bienvenido a la máquina.

Steve Howe

Rem, the one love

Italo Calvino, las ciudades y el deseo (1)

 De la ciudad de Dorotea se puede hablar de dos maneras: decir que cuatro t orres de aluminio se elevan desde sus murallas flanqueando siete puertas del puentelevadizo de resorte que franquea el foso cuya agua alimenta cuatro verdes canales que atraviesan la ciudad y la dividen en nueve barrios, cada uno de trescientas casas y setecientas chimeneas; y teniendo en cuenta que las muchachas casaderas de cada barrio se enmaridan con jóvenes de otros barrios y sus familias se intercambian las mercancías de las que cada una tiene la exclusividad: bergamotas, huevas de esturión, astrolabios, amatistas, hacer círculos a base de estos datos hasta saber todo lo que se quiera de la ciudad en el pasado el presente el futuro; o bien decir como el camellero que me condujo allí: “Llegué en la primera juventud, una mañana, mucha gente caminaba rápida por las calles hacia el mercado, las mujeres tenían hermosos dientes y miraban derecho a los ojos, tres soldados sobre una tarima tocaban el clarín, todo alrededor giraban ruedas y ondulaban papeles coloreados. Hasta entonces yo sólo había conocido el desierto y las rutas de las caravanas. Aquella mañana en Dorotea sentí que no había bien que no pudiera esperar de la vida. En los años siguientes mis ojos volvieron a contemplar las extensiones del desierto y las rutas de las caravanas, pero ahora sé que este es solo uno de los tantos caminos que se me abrían aquella mañana en Dorotea”.
Italo Calvino
fragmento de las ciudades invisibles 

sábado, 26 de marzo de 2011

Peter Gabriel, in your eyes




Peter Gabriel, en tus ojos

Amor me pierdo, a veces
Los días pasan y esta vacuidad mi corazón
Cuando quiero huir
Me voy en mi coche
Pero a donde quiera que voy
Regreso al lugar en el que estás

Todos mis instintos, vuelven
Y la fachada magnífica, pronto de quemará
Sin un ruido, sin mi orgullo
Llego desde el interior

En tus ojos
La luz el calor
En tus ojos
Estoy completo
En tus ojos
Veo el umbral a mil iglesias
En tus ojos
La resolución a todas las búsquedas infructuosas
En tus ojos
Veo la luz y el calor
En tus ojos
Oh, quiero estar así de completo
Quiero tocar la luz
El calor que veo en tus ojos

Amor, no me gusta ver tanto dolor
Tanta pérdida y este momento sigue yéndose
Me canso tanto de trabajar tan duro para nuestra supervivencia
Miro el tiempo contigo me mantiene despierto y vivo

Y todos mis instintos, vuelven
Y la fachada magnífica, pronto de quemará
Sin un ruido, sin mi orgullo
Llego desde el interior

En tus ojos
La luz el calor
En tus ojos
Estoy completo
En tus ojos
Veo el umbral a mil iglesias
En tus ojos
La resolución a todas las búsquedas infructuosas
En tus ojos
Veo la luz y el calor
En tus ojos
Oh, quiero estar así de completo
Quiero tocar la luz
El calor que veo en tus ojos
En tus ojos, en tus ojos
En tus ojos, en tus ojos
En tus ojos, en tus ojos

Nick Drake, fly

Marco Denevi, la inmolaciòn de la belleza

El erizo era feo y lo sabía. Por eso vivía en sitios apartados, en matorrales sombríos, sin hablar con nadie, siempre solitario y taciturno, siempre triste, él, que en realidad tenía un carácter alegre y gustaba de la compañía de los demás. Sólo se atrevía a salir a altas horas de la noche y, si entonces oía pasos, rápidamente erizaba sus púas y se convertía en una bola para ocultar su rubor.
Una vez alguien encontró una esfera híspida, ese tremendo alfiletero. En lugar de rociarlo con agua o arrojarle humo –como aconsejan los libros de zoología-, tomó una sarta de perlas, un racimo de uvas de cristal, piedras preciosas, o quizá falsas, cascabeles, dos o tres lentejuelas, varias luciérnagas, un dije de oro, flores de nácar y de terciopelo, mariposas artificiales, un coral, una pluma y un botón, y los fue enhebrando en cada una de las agujas del erizo, hasta transformar a aquella criatura desagradable en un animal fabuloso.
Todos acudieron a contemplarlo. Según quién lo mirase, semejaba la corona de un emperador bizantino, un fragmento de la cola del Pájaro Roc o, si las luciérnagas se encendían, el fanal de una góndola empavesada para la fiesta del Bucentauro, o, si lo miraba algún envidioso, un bufón.
El erizo escuchaba las voces, las exclamaciones, los aplausos, y lloraba de felicidad. Pero no se atrevía a moverse por temor de que se le desprendiera aquel ropaje miliunanochesco. Así permaneció durante todo el verano. Cuando llegaron los primeros fríos, había muerto de hambre y de sed. Pero seguía hermoso.

viernes, 25 de marzo de 2011

Joan M Serrat, Cantares

Antonio Machado, cantares

Todo pasa y todo queda,
pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos,
caminos sobre el mar.

Nunca perseguí la gloria,

ni dejar en la memoria
de los hombres mi canción;
yo amo los mundos sutiles,
ingrávidos y gentiles,
como pompas de jabón.

Me gusta verlos pintarse

de sol y grana, volar
bajo el cielo azul, temblar
súbitamente y quebrarse...
Nunca perseguí la gloria.

Caminante, son tus huellas

el camino y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.

Al andar se hace camino

y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.

Caminante no hay camino

sino estelas en la mar...

Hace algún tiempo en ese lugar

donde hoy los bosques se visten de espinos
se oyó la voz de un poeta gritar:
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar..."

Golpe a golpe, verso a verso...


Murió el poeta lejos del hogar.

Le cubre el polvo de un país vecino.
Al alejarse, le vieron llorar.
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar..."

Golpe a golpe, verso a verso...


Cuando el jilguero no puede cantar.

Cuando el poeta es un peregrino,
cuando de nada nos sirve rezar.
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar...

jueves, 24 de marzo de 2011

Roger Waters

Julio Cortazar, el cronopio y la flor



  Un cronopio encuentra  una flor solitaria en medio de los campos.Primero la va arrancar, pero piensa que es una crueldad inùtil  y se pone de rodillas a su lado y  juega alegremente con la flor, a saber: le acaricia los pètalos , le sopla para que baile, zumba como una abeja, huele su perfume, y finalmente se acuesta debajo de la flor  y se duerme envuelto en una gran paz.
                                                                              Julio Cortàzar 

Marta Dilon, ùltimos rìtos

Mi madre fue asesinada el 3 de febrero de 1977, a las 2.05 de la madrugada, en la esquina de Santamarina y Chubut, Ciudadela. Su partida de defunción dice: “Múltiples heridas de bala. NN femenino, delgada, 1,65, cabello rubio teñido”. Nada de sus ojos celestes. Tal vez haya apretado los párpados el instante antes de que la fusilaran. A lo mejor estaba oscuro en la morgue o se habían acumulado demasiados cuerpos o les pareció en vano anotar un dato tan estúpido cuando la poseedora de los ojos celestes estaba muerta y a esas pupilas de agua sobre las que caían sus pestañas como una marea sólo les esperaba la corrupción.
Mi madre es ahora, concretamente, un cráneo con pocos dientes, un maxilar asignado morfológicamente, tibias y fémures, radios y cúbitos, clavículas. Seguro me equivoco en la enumeración de los huesos, lo cierto es que su torso continúa desaparecido.
Ella, no.
Ahora puedo trazar un recorrido de sus años de silencio. Sus años bajo tierra. Su asfixia en el anonimato.
¿Dónde estaba yo la noche en que la mataron?, me preguntó una amiga. No puedo saberlo, tenía 10 años y la estaba esperando. Como he esperado hasta ahora aun a sabiendas de que no iba a volver.
Algo de ella ha retornado con los restos de su cuerpo, con los rastros de su último día.
Mi hermano preguntó si la habían fusilado de frente o de espaldas.
Hay cosas que nunca podremos saber.
Tiene un disparo en la pierna. Hasta el ’85 su cráneo estaba rosado. Había restos de carne, restos de aquello que yo había besado. Restos que volvieron a la tierra sin una caricia sin un consuelo para la larga muerte del anonimato. Fue exhumada, fotografiada, catalogada y vuelta a enterrar. Se terminó de descomponer en una bolsa, su cuerpo se entreveró con otros que también fueron acribillados la misma noche, que fueron recogidos de una esquina en Ciudadela después de que los represores terminaran su tarea y empezara la suya la burocracia del Estado. Por eso mi madre tiene su partida de defunción firmada y sellada mientras la esperábamos o esperábamos alguna noticia suya.
En esa época solía preguntarle a mi padre cuándo íbamos a poder verla. Me imaginaba que estaría presa, al fin y al cabo eran policías los que habían entrado y destrozado la casa en la que vivíamos ella, mis hermanos y yo; su amiga, Gladis Porcel, su novio, Juan Carlos Arroyo. Los tres desaparecidos que el Equipo Argentino de Antropología Forense nos devolvió, 34 años después, para que finalmente podamos despedirnos. Porque hasta ahora no terminábamos de hacerlo. Y ahora mismo, cuando sé que lo que queda de ella descansa en una caja junto a tantos esqueletos todavía sin nombre, a la espera de una inscripción oficial y de los ritos que inventemos para ella; ahora mismo no puedo terminar de despedirme. Aunque el tiempo se haya comprimido de golpe y yo me sienta igual que la niña de 10 años que escuchó su voz por última vez mientras un represor la interrogaba y hasta le prometiera “por mí te daría una rosa, pero vos no me estás ayudando”. Ella no estaba ayudando y eso me basta para saber de un gesto de dignidad que probablemente estrujaran hasta el hartazgo en una mesa de tortura. No quiero pensar de qué se trataba esa rosa pero nunca pude dejar de indagar sobre el ensañamiento de los represores contra las mujeres cautivas.
“Toda mi vida se me viene encima”, dijo su amiga Laly cuando supo de la identificación de los huesos de mi madre, en España, donde también estaba yo, aunque la suerte quiso que ese día no podamos abrazarnos. Mi vida también se me vino encima. Y esa última noche sobre la que algunas incógnitas empezaron a disiparse como niebla al mediodía se convierte en nuevas preguntas: ¿Quiénes escucharon los disparos? ¿Quién avisó para que retiraran los cadáveres? ¿Llevaba puesta una de las polleras que ella misma pintaba? ¿Alguien le dio la mano antes de que la ráfaga los desarticulara como a muñecos de estopa? ¿Quién vio sus ojos azules? ¿Quién supo que ya no habría caída de sus pestañas para conquistar en ese gesto todo lo que necesitaba? ¿Tenía los zapatos puestos? ¿Dónde quedaron las plataformas de las que nunca se bajaba?
Hay algo de lo real que empieza a tomar cuerpo. Mi madre fue asesinada en la madrugada del 3 de febrero de 1977. Yo tenía diez años. Mi hermano Juan apenas dos. Santiago, ocho. Andrés, cinco. Los cuatro te extrañamos, mamá, y hasta ahora hemos hecho lo que pudimos con tu ausencia y tu presencia intermitente.
Hay una página de un libro que ella me regaló poco antes del final, está escrita con su letra y dice: “Para Martita, mi compañera, que está aprendiendo a sentir como propias las alegrías y las luchas del pueblo latinoamericano”. Pomposa dedicatoria para una niña que con 44 quiere seguir siendo Martita y aprender eso en lo que estaba cuando vos estabas conmigo. Ahora acabo de casarme, por primera vez, enamorada y con una familia imposible pero bien constituida: mi amor, Albertina, mis dos hijos con veintiún años de distancia entre ellos, una nieta, tres perros, dos gatas, una cantidad de amigos y amigas sobre los que sé que puedo derrumbarme y levantarme con los ojos cerrados. A nadie le importan estos detalles, salvo a mí porque son la prueba de que he sobrevivido. Más que eso, he vivido todos estos años y buscándote es como fraguó mi familia. O buscando justicia para vos. O buscando un lenguaje en el que poder nombrarte.
Alguien me contó una vez que en el campo de concentración donde pasaste tres largos meses, las mujeres se cambiaban de ropa entre ellas para sentir que se vestían por la mañana. O por esa hora difusa que el encierro convertía en mañana. Esa anécdota te nombra, mamá.
Lloré como una nena sobre ningún hombro o sobre el de todos mientras los amigos del EAAF me relataban lo que sabían de vos. Amorosamente te rescataron de una fosa común en el cementerio de San Martín. Amorosamente me dijeron “hay un coxal que todavía podría ser de tu mami”, con el mismo amor con que mi amiga Raquel me dijo que quería ser mi velority planner. Un resto de humor negro para salvarnos a todos y a todas de este naufragio en tierra que significa haberte encontrado, mamá.
Más calma, Raquel me llamó más tarde para decirme, ella que había sido baleada en el pecho en un enfrentamiento entre policías y ladrones en el que nada tenía que ver, que las balas no duelen. La muerte propia, me imagino, no duele. Lo que duele es la vida que sigue como si nada, diez, veinte, treinta años. Y duele sobre todo porque también ha encontrado sus bálsamos.
Todas palabras desordenadas y debidas para el entierro que todavía no sucede, ahora que se cumplen 34 años de tu desaparición y apenas un mes desde que volviste de la asfixia bajo la tierra, del anonimato, del consuelo de un rito que arranque de una vez por todas a la niña que sigue aferrada a la ventana esperando que el toc toc de tus plataformas en la vereda te traiga de vuelta.
De todo esto y de todo lo que todavía no puedo nombrar se trata haberte encontrado. De un punto final para un texto que voy a seguir escribiendo, para un duelo del que tal vez empiece de una vez a desprenderme


esta nota fue publicada en el dìario pàgina 12 del 24 de noviembre de 2010

La Renga, hablando de la libertad

La Renga, hablando de la libertad

Hice a mi cuerpo amigo del cielo y la distacia
y me fui a buscarle una verdad a mi corazon.
Algo tan grande como el cielo y las montañas
y tan pequeño como una gota de rocio.
Y ya no estubo mas conmigo mi corazon,
se fue a posar en cada una de las cosas;
y ya no estubo mas conmigo mi corazon,
se fue a fundir con la escencia y la sabia.
Y ahora solo un camino he de caminar,
cualquier camino que tenga corazon.
Atravezando todo su largo sin aliento,
dejando atras mil razones en el tiempo.
Y morir queriendo ser libre, encontrar mi lado salvaje,
ponerle alas a mi destino,
romper los dientes de este engranaje.

Hice un lugar en el refugio de mis sueños
y guarde ahi mi tesoro mas preciado.
Donde no llega el hombre con sus jaulas
ni la maquinaria de la supervivencia.
Me fue mas facil, intentar la vida,
que venderla al intelecto y la conformidad.

Y ahora solo un camino he de caminar,
cualquier camino que tenga corazon.
Atravesando todo su largo sin aliento
dejando atras mil razones en el tiempo.
Morir queriendo ser libre, encontrar mi lado salvaje,
ponerle alas a mi destino,
romper los dientes de este engranaje 
La Renga 

Los redondos, nuestro amo juega al esclavo

Los redondos, nuestrro amo juega al esclavo

Mucha tropa riendo en las calles
con sus muecas rotas cromadas
y por las carreteras valladas
escuchás caer tus lágrimas

Nuestro amo juega al esclavo
de esta tierra que es una herida
que se abre todos los días
a pura muerte, a todo gramo.
-Violencia es mentir-

Formidables guerreros en jeeps
los titanes del orden viril
¿Qué botines esperan ganar?
si nunca un perro mira al cielo.

Si hace falta hundir la nariz en el plato
lo vamos a hacer, por los tipos que huelen a tigre
tan soberbios y despiadados
-Violencia es mentir-.

Charly Garcia, los dinosaurios

miércoles, 23 de marzo de 2011

Jorge Curinao,

El mar es tentador. El esfuerzo diario exige no dejarse llevar por la corriente. Debo cerrar mis puños, no mis ojos. Mis ojos no callan, devoran lentamente las palabras. Ésta es mi única facultad: mirar el mar es como clavarse cuchillos. 
Jorge Curinao

Luis A Spinetta,

Luis A Spinetta, Canciòn para los dias de la vida

Este dia empieza a crecer
voy a ver si puedo correr
Con la mañana silbándome en la espalda
o mirarme en las burbujas.

Tengo que aprender a volar
entre tanta gente de pie.
Cuidan de mis alas unos gnomos de lata
que de noche nunca rien.

Si la lluvia llega hasta aquí
voy a limitarme a vivir.
Mojaré mis alas como el arbol o el angel
o quizás muera de pena.

Tengo mucho tiempo por hoy
los relojes haran que cante

Y la espuma gira en torno a mi piel
me han puesto manos para hablarle
a las cosas de mi.

Y al fin mi duende nació
tiene orejas blancas
como un soplo de pan y arroz

Y un hongo como nariz
cuatro pelos locos
y un violín que nunca calla
solo se desprende y es igual a las guirnaldas.

Este dia es algo de sal
me dejó vibrando al nacer
pesa y es liviano como un hilo sin nombre
suena un poco a mi guitarra.

Tengo que aprender a ser luz
entre tanta gente detras.
Me pondré las ramas de este sol que me espera
para usarme como al aire.

Y es que al fin mi duende se abrió
tiene un corazón de mantel y batón
y un guiño al ver que todo es verdad.

Ya los gnomos cuiden
a un violín que siempre canata
nunca se adormece y es igual a las guirnaldas.

Y es que nunca calla, solo se desprende
y es igual a las guirnaldas.
Luis Alberto Spinetta

martes, 22 de marzo de 2011

Estopa,

Rodolfo Wilcock , Capitàn Luis Ferrauto


Una vez al año, en primavera, el capitán Luiso Ferrauto cambia de piel; de la piel vieja emerge lustroso y rosado como un recién nacido, pero al cabo de unas horas la piel nueva recobra su color normal, que es aceitunado, y también el pelo, que se ha desprendido junto con la piel del cráneo, vuelve a crecer rápidamente, como corresponde a un oficial de la Seguridad Pública. Su mujer, unida a él por un amor inusitado en estos tiempos, suele guardar estas pieles usadas de su marido y rellenarlas de goma espuma color carne, para hacer así un muñeco bastante presentable, bien cosido y armado, con su uniforme puesto. Ya tiene unos quince, en el garaje: todos oficiales de policía, tan parecidos a su marido que da gusto verlos a todos juntos, tan dignos, tan rectos, tan inalcanzables por la corrupción. La señora hizo instalar un equipo estéreo en el garaje y cuando el capitán está de servicio fuera de casa, la mujer baja para hacerles escuchar a sus ex maridos las mejores páginas de la lírica mundial. Absortos, como embelesados, los quince policías escuchan inmóviles la muerte de Desdémona, el merecido asesinato de Scarpia, la disputa fatal entre Carmen y Don José, delitos todos que exigen el arresto inmediato del culpable, hechos de sangre y de violencia como tantas veces han visto a lo largo de su carrera. Puesto que los muñecos de piel policíaca son producidos a razón de uno por año y cada uno es de edad más avanzada que el anterior, presentan esta insólita característica: que el más joven de los quince es el más viejo de los quince.

Rodolfo Wilcock
arte: Levi Van Velluw
www goyo-vigil.blogspot.com

Luis Gruss, vestida


"El cuerpo de una mujer no tiene puertas".
Julio Ramón Ribeyro


Hace siglos que intento desnudarte; pero no sé, no puedo, no te alcanzo. Después de un esfuerzo tremendo pude llegar a un lugar; creí ingenuamente estar al borde del triunfo. Durante horas intenté liberarte de esas malditas redes. Pero no. Los breteles eran de acero y tus pechos continuaron guardados como perlas robadas. Seguí intentado más abajo. Cuando pensé que por fin había hallado el tesoro de los sueños volví a frustrarme. Vos no dejabas de reír. Te burlabas de mi cara de asombro frente a la arrogancia del cielo y las estrellas. La tierra estaba húmeda y oscura. De pronto girabas como un trompo de modo que yo viera la curva aciaga de tu espalda, la selva ensortijada, el tajo imperceptible. Quise poseerte cuarenta millones de veces. Pero en el instante final te escabullías en silencio como un hada en fuga permanente. Cantabas desde lejos. Durante mil noches y un día traté de desvestirte con las manos, con la lengua y hasta con oscuros pensamientos. Pero vos siempre estás vestida. Y al final de cada batalla me encuentro derrotado una vez más, anudado en trapos, ardiendo en fuegos que te ocupás de apagar con frazadas, túnicas, paredes y olas de un mar para siempre inalcanzable.
foto: Pep Bonet  

Stevie Ray Vaughan

Tom Spambahuer , Ahora es el momento (fragmento

Asi es como he llegado aqui.Aqui, dònde no hay nada. Nada aparte del desierto.Aqui dònde todo estavido. Nada aparte de mi y de esa noche de luna y estrellas tan clara que es una tarjeta de Navidad de "Somos tres reyes de Oriente" . La artemisa. El olor de la artemisa y del asfalto caliente , y el de mis axilas. Una cinta de asfalto brillante que se prolonga hacia el horizonte. Y hace nada he sacado de la mochila mi sombrero de copa chata, lo que sacudido y me lo he puesto. He dado la espalda a la luna y he levantado la barbilla, y ahora la sombra de mi cabeza parece la gran cabeza redonda de un alienìgena
Alienìgena.
Siempre , puedes saber , còmo te sientes por el aspecto de tu sombra . 
Tom Spambahuer

domingo, 20 de marzo de 2011

Lewis Carroll, Alicia en el pais de las maravillas, (fragmento)

   








¿Podría , por favor, decirme qué camino he de seguir desde aquí?
- Eso depende en buena medida del lugar adonde quieras ir - dijo el gato.
- No me importa mucho adónde...- dijo Alicia.
- Entonces...no importa mucho por dónde vayas - dijo el gato.
Lewis Carroll

Joaquin Sabina, noches de boda

Que el maquillaje no apague tu risa,
que el equipaje no lastre tus alas,
que el calendario no venga con prisas,
que el diccionario detenga las balas.

Que las persianas corrijan la aurora,
que gane el quiero la guerra del puedo,
que los que esperan no cuenten las horas,
que los que matan se mueran de miedo.

Que el fin del mundo te pille bailando,
que el escenario me tiña las canas,
que nunca sepas ni cómo, ni cuándo,
ni ciento volando, ni ayer ni mañana.

Que el corazòn no se pase de moda,
que los otoños te doren la piel 

que cada noche sea noche de bodas
que no se ponga la luna de miel
que todas las noches sean noches de boda
que todas las lunas sean lunas de miel
Que las verdades no tengan complejos,
que las mentiras parezcan mentira,
que no te den la razón los espejos,
que te aproveche mirar lo que miras.

Que no se ocupe de ti el desamparo,
que cada cena sea tu última cena,
que ser valiente no salga tan caro,
que ser cobarde no valga la pena.

Que no te compren por menos de nada,
que no te vendan amor sin espinas,
que no te duerman con cuentos de hadas,
que no te cierren el bar de la esquina.
Joaquin Sabina

Caetano Veloso, Help

the beatles, socorro

¡Ayuda! necesito a alguien
¡Ayuda! no a cualquiera
¡Ayuda! sabes que necesito a alguien, ¡Ayuda!

Cuando era más joven, mucho más joven que ahora
Nunca necesitaba la ayuda de nadie
Pero esos días ya pasaron y ahora no estoy tan seguro de mí mismo
Veo que mis ideas han cambiado, he abierto las puertas

Ayúdame si puedes, me siento deprimido
Y apreciaría tu compañía
Ayúdame a poner los pies en el suelo
Por favor, por favor, ¿no me ayudarás?

Ahora mi vida ha cambiado tanto
Mi independencia parece desvanecerse en una neblina
A veces me siento tan inseguro
Sé que te necesito como nunca antes te había necesitado

Ayúdame si puedes, me siento deprimido
Y apreciaría tu compañía
Ayúdame a poner los pies en el suelo
Por favor, por favor, ¿no me ayudarás?

Cuando era más joven, mucho más joven que ahora
Nunca necesitaba la ayuda de nadie
Pero esos días ya pasaron y ahora no estoy tan seguro de mí mismo
Veo que mis ideas han cambiado he abierto las puertas

Ayúdame si puedes, me siento deprimido
Y apreciaría tu compañía
Ayúdame a poner los pies en el suelo
Por favor, por favor, ¿no me ayudarás? Ayúdame, ayúdame

sábado, 19 de marzo de 2011

Caroline Elizabeth Sarah Norton, hemos sido amigos

Hemos sido amigos juntos,
Bajo el sol y la sombra;
Desde que los castaños cobijaron
Los primeros juegos de la infancia.
Pero la frialdad habita tu corazón,
Una nube flota sobre tu frente;
-Hemos sido amigos juntos-
¿Es una palabra la que nos separa?

Hemos sido alegres juntos;
Hemos reído como pequeños duendes;
Pues la esperanza brotaba como una fuente
Cálida y jubilosa en nuestros pechos.
Pero ahora la risa huye de tus labios,
Y una hosca oscuridad brilla en tu frente;
-Hemos sido alegres juntos-
¿Es una palabra la que nos separa?

Hemos sido tristeza juntos,
Hemos llorado con lágrimas amargas,
Sobre el pasto que cubre las tumbas,
Donde yacen las primeras esperanzas.
Allí duermen las voces silenciosas
Que limpiarán la penumbra de tu frente;
-Hemos sido tristeza juntos-
¿Qué podría separarnos ahora?

Caroline Elizabeth Sarah Norton

Redemption Song | Playing For Change

Bob Marley, Redemption song

Viejos piratas, si, ellos me robaron
y me vendieron a barcos mercantes
minutos después me sacaron
del agujero mas cruel
Pero mis manos se hicieron fuertes
por la mano del todopoderoso
nos levantamos triunfalmente en esta generación
Todo lo que siempre he tenido son canciones de libertad
nos ayudas a cantar estas canciones de libertad?
Porque es todo lo que tengo, canciones redentoras.

Emanciparte de tu esclavitud mental
Nadie excepto nosotros mismos puede liberar nuestras mentes
No tengas miedo de la energía atómica
Porque ninguno de ellos puede detener el tiempo
Cuanto tiempo más mataran nuestros profetas
Mientras nos quedamos mirando a otro lado
Alguien dijo esto es solo una parte
debemos también nosotros escribir en el libro

Por que no ayudas a cantar, estas canciones de libertad
Porque es todo lo que tengo, canciones redentoras,
canciones redentoras, canciones redentoras.

Emanciparte de tu esclavitud mental
Nadie excepto nosotros mismos puede liberar nuestras mentes
No tengas miedo de la energía atómica
Porque ninguno de ellos puede detener el tiempo
Cuanto tiempo más mataran nuestros profetas
Mientras nos quedamos mirando a otro lado
Alguien dijo esto es solo una parte
debemos también nosotros escribir en el libro

Por que no ayudas a cantar, estas canciones de libertad
Porque es todo lo que tengo, canciones redentoras
Todo lo que tengo, canciones redentoras
Estas canciones de libertad, canciones de libertad
Bob Marley 

Jorge Lanata: Chicas (fragmento)

Yo quiero contarte sobre algunas mujeres que conocí en mi vida, desde mi madre a mi hija, también otras mujeres que quise y quiero, mujeres que vi pasar, mujeres de las que me hablaron y otras que me tomo licencia para inventar.
A los dos años los ojos de mi hija eran los ojos de un bebé: una mirada curiosa y atolondrada. Fue por esa fecha cuando, de pronto, ella comenzó a mirar distinto. No sé si eso sucede en todas las bebas de dos años, pero en aquel momento la mirada de mi hija se volvió encantadoramente oblicua y distante, y se notaba en sus ojos que ella se había vuelto mujer. De un día para el otro los ojos de Bárbara habían construido un secreto: su mirada tenía algo que yo no iba a alcanzar jamás. En sus ojos y en su piel -que es también mi piel- había crecido, de pronto, un endeble pero impenetrable muro de hiedra.
Conocí durante mi infancia en Sarandí mujeres con ése y con otros secretes. Conocí mujeres que arrastraban un sueño roto, y salían todos los días a la misma hora a barrer la misma vereda, con la mirada perdida hacia la Avenida Mitre, esperando a alguien que no iba a volver.
Conocí también mujeres extranjeras de todo, que comían, y comían, y comían, y se defendían comiendo.
Conocí a otras mujeres que cuidaban a sus pollitos con el recelo de las gallinas, y que vivían con hombres que les eran fieles como perros aburridos. Escuché en mi vida, de las mujeres, los argumentos más increíbles y encantadores: una mujer puede hablar con una convicción de Premio Nobel sobre una cosa que se llama henna y que es un barro egipcio que te tiñe el pelo de colorado.
No sé qué le pasa a las mujeres con el futuro, qué desean y temen; aunque están, por naturaleza, inclinadas al futuro.
Conocí muchas, muchísimas mujeres aburridas -¿por qué siempre pensaré que su aburrimiento es culpa de los hombres?-Son mujeres que casi dejaron de serlo. He visto cómo, las mujeres, ordenan cajitas, pedacitos de tela, papel de envolver, piolines de papel regalo, entradas de cine, recortes de diario, fotografías, llaves viejas, ramitas; cómo meten o sacan todos esos objetos de bolsos, o cajones, y putean porque jamás encuentran nada.
Jorge Lanata
para leer el texto completo://www.textosypretextos.com.ar/Chicas

 

Pablo Neruda: : el libro de las preguntas ( I)

Por qué los inmensos aviones
no se pasean com sus hijos?
Cuál es el pájaro amarillo
que llena el nido de limones?
Por qué no enseñan a sacar
miel del sol a los helicópteros?
Dónde dejó la luna llena
su saco nocturno de harina?
Pablo Neruda

viernes, 18 de marzo de 2011

Morphine, Early To Bed

Thomas Merton, en silencio

Quédate quieto.
Escucha las piedras del muro,
en silencio, tratan
de decir tu

nombre.
Escucha
las piedras vivas.

¿Quién eres?
¿Quién
eres? ¿De quién
eres silencio?

Quién (no hables)
eres (calla, como
estas piedras). No
pienses qué eres
fuera de aquello
que puedes ser un día.

Más bien
sé lo que eres (¿pero quién?),
sé lo impensable
que no sabes.

O quédate quieto, mientras
estás vivo,
y todas las cosas
vivas a tu alrededor

le están hablando (no las oigo)
a tu propio ser,
de lo desconocido
que está en ti y
en ellas mismas.

"Trataré, como ellas,
de ser mi propio silencio:
y esto es difícil. Todo
el mundo está secretamente
en llamas. Las piedras arden,
incluso las piedras me queman.
¿Cómo puede un hombre estar quieto o
escuchar todas las cosas ardiendo?
¿Cómo puede atreverse a estar
sentado entre ellas, cuando
todo su silencio está en llamas?"
Thomas Merton
foto: valle encantado (bariloche)

Blur, Coffe and tv

Blur, cafè y tv

¿Te sientes como una
cadena de almacenes?
Prácticamente por los suelos.

Uno de los muchos

don nadie...
que están por ahí
tirados y aburridos.

Tienes las orejas llenas

pero te sientes vacío,
ofreciéndole tu corazón...
a gente que en realidad...
no le importa cómo
te encuentras.

Así que dame

café y T.V,
pacíficamente.

He visto demasiado,

me estoy quedando ciego.
Tengo el cerebro
virtualmente muerto.

Ser sociable

me resulta bastante difícil.
Sácame de este mundo malvado
y accede a casarte conmigo.
Así podremos
empezar de nuevo.

¿Vas al campo?

No está demasiado lejos.
Hay allí gente que te hará daño
sólo por ser quien eres.

Tienes las orejas

llenas de su idioma.
Estás seguro de que
allí hay sabiduría.
Hasta que las palabras
salen balbuceadas...
y no puedes encontrar la puerta.

Así que dame

café y T.V,
pacíficamente.

He visto demasiado,

me estoy quedando ciego.
Tengo el cerebro
virtualmente muerto.

Ser sociable

me resulta bastante difícil.
Sácame de este mundo malvado
y accede a casarte conmigo.
Así podremos
empezar de nuevo.

Así que dame

café y T.V,
pacíficamente.
Blur

jueves, 17 de marzo de 2011

Camilo Josè Cela, la colmena (fragmento)

" Doña Rosa va y viene por entre las mesas del café, tropezando a los clientes con su tremendo trasero. Doña Rosa dice con frecuencia "leñe" y "nos ha merengao". Para doña Rosa, el mundo es un Café, y alrededor de su Café, todo lo demás. Hay quien dice que a doña Rosa le brillan los ojillos cuando viene la primavera y las muchachas empiezan a andar de manga corta. Yo creo que todo eso son habladurías: doña Rosa no hubiera soltado jamás un buen amadeo de plata por nada de este mundo. Ni con primavera ni sin ella. A doña Rosa lo que le gusta es arrastrar sus arrobas, sin más ni más, por entre las mesas... Doña Rosa tiene la cara llena de manchas, parece que está siempre mudando la piel como un lagarto. Cuando está pensativa, se distrae y se saca virutas de la cara, largas a veces como tiras de serpentinas. Después vuelve a la realidad y se pasea otra vez, para arriba y para abajo, sonriendo a los clientes, a los que odia en el fondo, con sus dientecillos renegridos, llenos de basura. "
Camilo Josè Cela 

miércoles, 16 de marzo de 2011

Los redondos, Yo canìbal

Los redondos, yo canìbal

No se entiende el menu
pero la salsa abunda.
Soy un Gourmet  que huele eternamente mal.
Viejas compotas que no dan respiro
al canibal que hay en mi
(que no es bien recibido en un banquete asi)

Se amansan las fortunas, se cargan los bolisillos
de presa saca de oro falso de Vermouth.
Me acaban el cerebro a mordicos,
bebiendo el jugo de mi corazon
y me cuentan cuentos al ir a dormir.

A un cordero de mi estilo
a un canibal de mi estilo.

Voy al Coliseo a prenderme fuego
( mi racha de novato nunca cambiara)
Por favor! que el adios no se alargue
me canse de tanto esperar...
cuando el fuego  crezca quiero estar alli.

Un cordero de mi estilo
a un canibal de mi estilo.
Los redondos 

Green Day - Boulevard Of Broken Dreams

Green Day, el boulevard de los sueños rotos

Camino por una calle solitaria
La única que conozco
No sé donde va
Pero es como mi hogar y camino solo
Camino por esta calle vacía
En el Blvd. de los Sueños Rotos
Cuando la ciudad duerme
Y soy el único y camino solo

Camino solo
Camino solo
Camino solo
Camino..

Mi sombra es la única que camina a mi lado
Mi superficial corazón es lo único que está latiendo
A veces deseo que alguien de fuera me encuentre
Hasta entonces caminaré solo

Estoy caminando por la línea
Que me divide en algún lugar de mi mente
En el borde de la frontera
Y donde camino solo
Lee entre las líneas
Qué está jodido y todo estará bien
Comprueba mis signos vitales para saber si sigo vivo
Y camino solo

Camino solo
Camino solo
Camino solo
Camino..

Camino por esta calle vacía
En el Blvd. de los Sueños Rotos
Cuando la ciudad duerme
Y soy el único y camino solo

Mi sombra es la única que camina a mi lado
Mi superficial corazón es lo único que está latiendo
A veces deseo que alguien de fuera me encuentre
Hasta entonces caminaré solo
Green Day 

Jacques Prevèrt , como por milagro

Como por milagro
Naranjas en las ramas de un naranjo
Como por milagro
Un hombre se adelanta
Poniendo como por milagro
Un pie delante de otro para andar
Como por milagro
Una casa de piedra blanca
Detrás de él sobre la tierra está posada
Como por milagro
El hombre se detiene al pie del naranjo
Toma una naranja la monda y la come
Arroja la cáscara a lo lejos y escupe las pepitas
Saciando como por milagro
Su gran sed de la mañana
Como por milagro
El hombre sonríe
Mirando al sol que se levanta
Y que luce
Como por milagro
Y el hombre deslumbrado vuelve a su casa
Y reencuentra como por milagro
A su mujer dormida
Maravillado
De verla tan joven tan bella
Y como por milagro
Desnuda al sol
Él la mira
Y como por milagro ella se despierta
Y le sonríe
Como por milagro él la acaricia
Y como por milagro ella se deja acariciar
Entonces como por milagro
Pájaros de paso pasan
Que pasan como eso
Como por milagro
Pájaros de paso que se van hacia el mar
Volando muy alto
Por encima de la casa de piedra
Donde el hombre y la mujer
Como por milagro
Hacen el amor
Pájaros de paso por encima del jardín
Donde como por milagro el naranjo acuna sus naranjas
En el viento de la mañana
Echando como por milagro su sombra sobre el camino
Sobre el camino donde un sacerdote avanza
La nariz en su breviario el breviario en sus manos
Y el sacerdote caminando sobre la cáscara de naranja arrojada por
/el hombre a lo lejos
Resbala y cae
Como un sacerdote que resbala sobre una cáscara de naranja y
/que cae sobre un camino
Una linda mañana.
  Jacques Prevèrt

lunes, 14 de marzo de 2011

Stevie Ray Vaughan - Life Without You

Osvaldo Soriano y los gatos

El día que nací había un gato esperando al otro lado de la puerta. Mi padre fumaba en Mar del Plata, en el patio. Mi madre dice que fue un parto difícil, a las cuatro y veinte de la tarde de un día de verano. El sol rajaba la tierra. Los jóvenes Borges y Bioy Casares paraban cerca de ahí, en Los Troncos alucinando las historias de don Isidro Parodi. A Borges lo seguían los gatos. En una de sus fotos más hermosas está junto a María Kodama, que tiene uno en brazos; Borges lo acaricia como a un amigo.





A mí un gato me trajo la solución para Triste, solitario y final. Un negro de mirada contundente, muy parecido a Taki, la gata de Chandler. Otro, el negro Veni, me acompañó en el exilio y murió en Buenos Aires. Hubo uno llamado Peteco que me sacó de muchos apuros en los días en que escribía A sus plantas rendido un Ieón. Viví con una chica alérgica a los gatos y al poco tiempo nos separamos.
En París, mientras trabajaba en El ojo de la patria, en un quinto piso inaccesible, se me apareció un gato equilibrista caminando por la canaleta del desagüe. Para sentirme más seguro de mi mismo puse un gato negro al comienzo y uno colorado al final de Una sombra ya pronto serás. Para decirlo mal y pronto: hay gatos en todas mis novelas. Soy uno de ellos, perezoso y distante. Aunque nunca aprendí la sutileza de la especie. Ahora mismo, una de mis gatas se lava la manos acostada sobre el teclado y tengo que apartarla con suavidad para seguir escribiendo.
Hace cinco meses que no prendemos un cigarrillo. Juntos sufrimos el vejamen de la abstinencia y la vida limpia. Hace unos meses esta habitación era un quemadero de fragancias maravillosas. Tabacos de la Argentina, de Cuba y de Holanda, ya no; resignamos algo de la utilería que compone a los duros: cigarrillos, sombrero, impermeable, el revólver de juguete. Los fantásticos vampiros de Matheson, entre los que estaban Laurel y Hardy, y el realismo romántico de Chandler, sobreviven a las modas y las vanguardias porque el lector quiere verse ahí en sangre de papel. Necesita leer sus miedos.
Con eso Stephen King escribe ahora una obra excesiva e inquietante. En uno de sus libros, un personaje acusa de plagiario al narrador, le mata el gato y se lo deja frente a la puerta. Es un momento insoportable en la literatura de terror. Algo cercano a los escalofriantes efectos de H.P. Lovecraft. Todos los escritores con corazón se han ganado un gato que los sigue y los protege. Tal vez el de Gibbins, cercado por el fuego, le haya pedido auxilio en nombre de los gatos inspiradores: el del Dante, el de Baudelaire, el de Lewis Carrol, el de Borges. Y ahí fue el director de pobres películas, a purificarse en el incendio y cumplir con el ritual de todos los demonios.


Un escritor sin gato es como un ciego sin lazarillo. No es posible usar al gato para nada personal, no hay manera de privatizarlos. En La noche americana, Francois Truffaut aconseja a los realizadores de cine no meterse jamás con un gato en acción. También me lo dijo Hector Olivera a la hora de escribir el guión de Una sombra ya pronto serás. ¿Cómo hacer para que dos gatos de cine interpreten disciplinadamente a los que aparecen en la novela? Yo los puse en el libreto nada más que para aplacar mis miedos. Con una sonrisa; Olivera me dijo que estaba loco: un gato actor, el negro, tendría que seguir al personaje de Miguel Angel Solá, lavarse a su lado. comerse una laucha y echarse a dormir. El otro, un colorado, aparece al final, poco después que Pepe Soriano, el Coluccini de la película, haya tenido una charla con Dios.
Olivera decidió que no hubiera gatos, pero creo que estoy a tiempo de convencerlo de que ponga al menos una silueta. Cuando hablábamos de eso, todavía Gibbins no se había arrojado al incendio. Yo creía, Dios me perdone, que Matheson se había muerto de viejo. Pero no: allí estaba, peleando frente al fuego, apartando maderas en llamas, abriendo un camino para que su gato pudiera escapar con él. En el revoltijo alcanzó a salvar una carpeta con su último manuscrito. Es que siempre cuando uno rescata un manuscrito, hay un gato adentro.
Cuando yo era chico mi gato Pulqui era mono, león, pirata y bandolero. Yo lo acechaba entre las plantas del jardín y me le tiraba encima con el cuchillo de madera entre los dientes. Ahora mi hijo combate contra la gata Virgula que le devuelve los golpes. Son arañazos de mentira, en un revoltijo de sillas volteadas y malvones floridos. Las suyas, como las mías antes, son fantasías de selvas y mares, de castillos y mosqueteros. Esos años felices e irrecuperables en los que uno aprende, si aprende algo, que los gatos nos traen a domicilio el misterio de la creación.
Chandler les atribuía toda la sabiduría y creía que provocaban la explosión creadora. Un día le pidieron que hablara de Philip Marlowe y prefirió que fuera Taki la que la hiciera por él. Pretendía que era la gata quien escribía sus novelas bien entrada la noche: A mí suele pasarme algo parecido. Richard Matheson perdió todo: la casa, los muebles y los premios, pero alcanzó a salvar lo esencial: esa mirada que lo sostiene por las noches, cuando la palabra no viene y la novela no avanza. Esa mirada que nos atornilla al sillón, ese ronroneo que precede a la llegada del diablo. Poe, Lovecraft y Matheson asociaron los gatos al horror; en los dibujos animados Willam Hanna y Joe Barbera le dieron a Tom el papel de víctima y al ratón Jerry el de la picardía.
El gato Félix fue un gran héroe yanqui de los año treinta, puritano y travieso. El Fritz the Cat, de Ralph Baskhi y Robert Crumb, sintetizó los eróticos y crueles años de mi juventud; apareciendo en 1968, Fritz es el primer gato de dibujo que vuelve de Vietnam, se droga, callejea de un prostíbulo a otro, fuma como un escuerzo, duerme con las mejores chicas, incluida su hermana, y termina asesinado por una gata vieja a la que había abandonado en tiempos mejores. En cambio, Walt Disney detestaba a los gatos. Recién en 1970 se decidió a crear un personaje que, por supuesto, no le dejó éxito ni plata. Disney era uno de esos tipos que nunca se hacen querer por los gatos. Creo que fue Chandler quien lo dijo. No se si en la biografía del detective Marlowe o en la propia.





Hace unos días, una investigadora que prepara un libro de reportajes a escritores argentinos nos pidió a sus entrevistados que trazáramos cada uno una breve autobiografía. ¿Cómo hacerlo? ¿Cómo hablar de nosotros si no sabemos quienes somos? Le dije que yo no tengo biografía. Me la van a inventar los gatos que vendrán cuando yo esté, muy orondo, sentado en el redondel de la luna.

Osvaldo Soriano