Hay mediodías que parecen puñales,
Voces que se sueltan como monedas en un tarro.
Abstracciones.
Hay colores que pintan el paisaje con miedos,
con palabras que duelen como heridas antiguas
y yo
me confieso ante el hombre en el nombre del Hombre,
del pecador, del ruín, del tratante de blancas,
del traidor.
Me confieso en el nombre del Odio.
En el nombre de los bajos instintos.
En el nombre de los desposeídos.
En el nombre de los que traicionan a sus mujeres y a sus amantes
y a sus hijos.
Me confieso en el nombre de los Derrotados. En el nombre de los
Caídos del Alma.
En el nombre de los Arrastrados.
Los otros. Los puros. Los elegidos. Ellos están a salvo
de la temporalidad
mientras tanto
existen mediodías que parecen puñales
y piernas como alambres que sostienen efigies de barro.
Hugo Rivella
Voces que se sueltan como monedas en un tarro.
Abstracciones.
Hay colores que pintan el paisaje con miedos,
con palabras que duelen como heridas antiguas
y yo
me confieso ante el hombre en el nombre del Hombre,
del pecador, del ruín, del tratante de blancas,
del traidor.
Me confieso en el nombre del Odio.
En el nombre de los bajos instintos.
En el nombre de los desposeídos.
En el nombre de los que traicionan a sus mujeres y a sus amantes
y a sus hijos.
Me confieso en el nombre de los Derrotados. En el nombre de los
Caídos del Alma.
En el nombre de los Arrastrados.
Los otros. Los puros. Los elegidos. Ellos están a salvo
de la temporalidad
mientras tanto
existen mediodías que parecen puñales
y piernas como alambres que sostienen efigies de barro.
Hugo Rivella
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