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miércoles, 20 de noviembre de 2013

Jack Kerouac, Charlie Parker

Charlie Parker se parecía a un Buda.
Charlie Parker que murió hace poco mientras se reía con un
juglar de la TV,
luego de semanas de tensión y enfermedad,
fue llamado el músico perfecto
y la expresión en su rostro
era tan serena, hermosa y profunda
como la imagen de Buda
que se ve en el Oriente; los ojos entrecerrados,
la expresión que dice: todo está bien.
Eso era lo que decía Charlie Parker cuando tocaba:
todo está bien.
Uno tenía la sensación de la mañana temprana
como la dicha de un ermitaño
o como el grito de una pandilla frenética en una “jam session”
¡Wail! ¡Wap!
Charlie reventaba sus pulmones para alcanzar la velocidad
que sus fanáticos deseaban
y su eterno arrastrarse era lo que ellos querían.
Un gran músico
y un gran creador de formas
que finalmente encuentran expresión
en más y lo que quieras.
Aunque musicalmente tan importante como Beethoven
no era considerado como tal
un gentil director de orquestas de cuerdas
frente a los cuales él se erguía orgulloso y calmo
como un conductor de música en la histórica gran noche
mundial
y hacía sollozar a su pequeño saxofón
el alto
con claro y desgarrador lamento
en perfecto todo y brillante armonía
¡Tut!
Los oyentes reaccionaban
sin demostrarlo
y comenzaban a hablar
y pronto todo el tugurio se balancea y habla
y todos hablan;
y Charlie Parker
silbándoles hasta el borde de la eternidad
con su irlandés St. Patrick Patootlestick
Y como en las nieblas sagradas
Pataleamos y chapoteamos
En las aguas de la matanza y la carne blanca;
Y morimos
Una tras otra
En el Tiempo.
Y qué tierna historia es
cuando se la oye contar a charlie parker
sea en disco o en sessions
o en reuniones oficiales en clubes
(inyecciones en el brazo para la billetera).
Jubilosamente soplaba la corneta perfecta
de todos modos no importaba nada…
Charlie Parker perdóname.
Perdóname por no responder ante tus ojos.
Por no haber hecho una demostración
de lo que eres capaz de inventar.
Charlie Parker ruega por mí.
Ruega por mí y por todos.
En los Nirvanas de tu cerebro
donde te escondes-
indulgente y enorme-
ya no Charlie Parker
sino el impronunciable Nombre secreto
que lleva aparejado
desde aquí hasta el este o el oeste
un premio sin medida.
Charlie Parker:
aleja la perdición de mí
…y de todos.

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