Toda historia de amor cuenta también historias de desamor, historias que no se consuman, relaciones que fracasan, y en especial, historias de frustraciones basadas en la falta de respuesta o en la ausencia de reciprocidad. Es que el gran problema del amor es la tensión que se produce entre la unilateralidad del deseo y su posibilidad de retorno, entre el amor que se da y el amor que se recibe. ¡Cómo duele cuando uno ama pero no es amado! ¿Qué hacemos cuando nos enamoramos de alguien a quien no le interesamos? ¿No devela todo rechazo la conciencia de que no somos el centro del mundo y menos aún de que no lo podemos todo? Por algo el saber popular recomienda experimentar siempre en la vida alguna frustración. Algo del amor se juega en la apertura de nuestro ego.
Truffaut nos presenta en este cortometraje de 30 minutos a Antoine Doinel, del que ya vimos su dura infancia en la película "Los 400 golpes" y que a partir de ahora será el protagonista de varios largometrajes que irán constituyendo algo así como un ciclo de vida afectiva del personaje: noviazgos, casamiento, divorcio, con la particularidad de haber mantenido a lo largo de los años al mismo actor, Jean Pierre Leaud. Así, se nos invita a recorrer junto a Antoine Doinel los caminos de seducción de Colette, una joven a la que Antoine descubre en un concierto. No se trata de la narración de una obsesión, para nada; sino del relato bien simple de los intentos de Antoine por consumar su amor con Colette. Sabemos de Antoine que es un joven trabajador con un pasado difícil, pero que apuesta a su actual estado de independencia –tiene 17 años- para seducir tanto a Colette como a su familia. La relación entre Antoine y Colette nos mantiene en vilo durante todo el cortometraje y no nos da indicios de ningún tipo de resolución hasta el final…
este texto forma parte de la presentacion del ciclo el amor al cine que se trasmite los domingos a las 22 hs por el canal encuentro
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