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lunes, 3 de febrero de 2014

Hugo Vera Miranda, escribo en el mar

Escribo en el mar. En el desierto. En la nube. En la pizarra de un aula que no
existe. Y no me quejo. Yo soy el mar, el desierto, la nube y la pizarra de un aula vacía. No espero recompensa ni nada que se le parezca. Una mezcla de lodo y almizcle en el fango de tu vida. Juegos de abalorios en mitad de la nada. Soy poeta por mandato divino y diabólico. Recibo cada día un beso y una cachetada. Soy dejado de lado por un contubernio astral. Me lo ha dicho mi profesora de yoga. Soy un personaje en busca de autor. Soy el detritus que va de tu baño a la cloaca. Soy un personaje miserable y altivo. No merezco tu mierda de perdón ni tu preocupación. Estoy acorralado en un lugar inhóspito y no me quejo. Te lo digo de verdad: no me quejo. Los dados fueron lanzados y el puto azar hizo lo suyo. He vivido la vida que merecí vivir. De fastos y desdichas. De trenes oxidados rumbo a Siberia. Quisiera ser la bala que atraviese mi corazón. La música que te haga girar. El sueño que nos haga despertar. En cambio no. Nada. Soy el personaje que escribe en el mar. En el desierto. En la nube. En la pizarra de un aula vacía. Que nadie lee. Que nadie escucha. Que nadie nada. La puta vida instalada en mi puto corazón. 

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