media cuadra abajo
y yo me levanto aquí
con
las persianas bajas
a escuchar los ruidos,
los martillos clavando las
puntillas,
tac, tac, tac, tac,
y luego escucho los pájaros y
tac
tac tac
y voy a acostarme,
tiro las cobijas hasta la garganta;
han
estado construyendo esta casa
por un mes y pronto tendrá
su gente...
durmiendo, comiendo,
amando, moviéndose por todas partes,
pero algo
ahora
no es correcto,
parece una locura,
hombres caminando en su
techo con puntillas en la boca
y leo acerca de Castro y Cuba,
y por la
noche camino por
y las nervaduras de la casa muestran
y adentro veo
gatos caminando
la manera como los gatos caminan,
y luego un muchacho
que pasa en una bicicleta
y aún la casa está sin terminar
y en la
mañana los hombres
regresan
caminando por todas partes en la casa
con sus martillos
y parece que la gente no construye casas
nunca más,
parece que la gente debiera parar de trabajar
y sentarse en cuartos
pequeños
en segundos pisos
bajo luces eléctricas sin persianas;
parece que hay mucho para olvidar
y mucho para no hacer
y en
farmacias, mercados, bares,
la gente está cansada, no quieren
moverse
y yo me paro en la noche
y miro a través de esta casa y la
casa no
desea que se construya;
a través de sus lados veo las colinas moradas
y las primeras luces del atardecer,
y hace frío
y abotono mi chaqueta
y me paro allá a mirar la casa
y los gatos se para y me miran
hasta
cuando me siento desconcertado
y me muevo hacia el norte por la acera
donde habré de comprar
cigarrillos y cerveza
y retornaré luego a mi
cuarto.
Charles Bukowsky
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