Translate

martes, 31 de julio de 2012

Jorge Boccanera

Lugar, es el nombre del animal más grande de la tierra.
Hay quienes aprovechan su sombra y no saben que existe.
O beben su saliva y lo confunden con un río.
O duermen en los huecos que dejan sus pezuñas en la tierra
y piensan que la tierra es así.
Los exiliados cargan sus pedazos de tiempo.
Otros clavan zapatos en el barro.
Hay ciegos que cambiaron la vista de la certidumbre.
Algún dios carpintero que fabricaba muebles repite
la sentencia :
'Un lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar”.
Pero los desaparecidos ¿ dónde están ?
Si el nombre que los nombra parece un chupadero.
Todo es ajeno aquí
Somos los extranjeros de un lugar que era nuestro.
El deseo escribe en un libro sin hojas.
Alguien se prende fuego envuelto en un secreto.
Hay quienes buscan que el amor les corrija la rabia.
Otros rezan, divisan un lugar después de este lugar.
Está el que desespera :
“si ese animal ocupa tanto espacio, ¿por qué no puedo verlo?
Unos pocos eligen atravesar un sueño para llegar a un sueño.
¡Ah, si el silencio dijera sus lugares!
Ahora, cada baldosa es un campo de caza.
En días por venir, alguien
escarbará en las preguntas hasta desenterrar un fémur,
algún diente de lo que fue un lugar.
Pero no en esta casa con un piso de viento.
Aquí nadie se mueve, ha llegado el gran día.
Reparten un desierto entre todos los hombre

Charly Garcia y Fito Paez, el alma que piensa

Hector Tizòn, Fuego en Casabindo, fragmento)



“Aquí la tierra es dura y estéril; el cielo está más cerca que en ninguna otra parte y es azul y vacío. No llueve, pero cuando ruge su voz es aterradora, implacable, colérica. Sobre esta tierra, donde es penoso respirar, la gente depende de muchos dioses. Ya no hay aquí hombres extraordinarios y seguramente no los habrá jamás. Ahora uno se parece a otro como dos hojas de un mismo árbol y el paisaje es igual al hombre. Todo se confunde y va muriendo. Los que escucharon hablar a los más viejos dicen que no siempre reinaron la oscuridad y la pobreza, que hubo aquí grandes señores, hombres sabios que hablaban con elocuencia, mujeres que parían hijos de ánimo esforzado, orfebres de la madera, de la arcilla y de los metales de paz y guerra, músicos, pastores de grandes majadas y sacerdotes que sabían conjurar los excesos divinos, gente que edificaba sus casas con piedra. Pero eso ocurrió en otros tiempos, antes de que el Diablo, al arribo de los invasores, desguarneciera la puna arreando a este pueblo hacia los valles y llanuras bajas, donde crece el bosque”

Hector Tizòn 

sábado, 21 de julio de 2012

Mario Trejo, para partir, para llegar


También aquí se quiso huir
dejarlo todo atrás
reanudar el silencio
desbaratar una copiosa primavera
pasar por alto algo más todavía
Pero muchos años han pasado por este poema
con muertes y orgasmos
mores y guerras soledad y dictadores
El tiempo es una paciencia
argamente presentida
y elástica
Ya no hay tiempo que perder
en mitos y melancolías.
Ya no es tiempo de perder
Mario Trejo

Juan C Baglieto cantando a Blades




Hay quien ve la luz al final de su túnel
Y construye un nuevo túnel, pa’ no ver
Y se queda entre lo oscuro, y se consume
Lamentando lo que nunca llegó a ser.

Yo no fui el mejor ejemplo y te lo admito
Fácil es juzgar la noche al otro día
Pero fui sincero, y eso si lo grito
Que yo nunca he hipotecado al alma mía

Si yo he vivido parado, ay, que me entierren parado
Si pagué el precio que paga el que no vive arrodillado!
La vida me ha restregado, pero jamás me ha planchado
En la buena y en la mala, voy con los dientes apretados!

Sonriendo y de pie, siempre parado!
Las desgracias hacen fuerte al sentimiento
si asimila cada golpe que ha aguantado
La memoria se convierte en un sustento
Celebrando cada río que se ha cruzado
Me pregunto, como puede creerse vivo

El que existe pa’ culpar a los demás?
Que se calle y que se salga del camino
Y que deje al resto del mundo caminar!
A mi me entierran parado, ay que me entierren parado

Ahí te dejo mi sonrisa y todo lo que me han quitado
Lo que perdí no he llorado, si yo he vivido sobrado,
Dando gracias por las cosas que en la ruta me he encontrado
Sumo y resto en carne propia, de mi conciencia abrazado,

Parado! Aunque me haya equivocado
Aunque me hayan señalado

Parado! En agua de luna mojado
Disfrutando la memoria de los ríos que he cruzado
Aunque casi me haya ahogado, Sigo parado!

Parado!

Charles Bukowsky,


Construyen una casa
media cuadra abajo
y yo me levanto aquí
con las persianas bajas
a escuchar los ruidos,
los martillos clavando las puntillas,
tac, tac, tac, tac,
y luego escucho los pájaros y
tac tac tac
y voy a acostarme,
tiro las cobijas hasta la garganta;
han estado construyendo esta casa
por un mes y pronto tendrá
su gente... durmiendo, comiendo,
amando, moviéndose por todas partes,
pero algo
ahora
no es correcto,
parece una locura,
hombres caminando en su techo con puntillas en la boca
y leo acerca de Castro y Cuba,
y por la noche camino por
y las nervaduras de la casa muestran
y adentro veo gatos caminando
la manera como los gatos caminan,
y luego un muchacho que pasa en una bicicleta
y aún la casa está sin terminar
y en la mañana los hombres
regresan
caminando por todas partes en la casa
con sus martillos
y parece que la gente no construye casas
nunca más,
parece que la gente debiera parar de trabajar
y sentarse en cuartos pequeños
en segundos pisos
bajo luces eléctricas sin persianas;
parece que hay mucho para olvidar
y mucho para no hacer
y en farmacias, mercados, bares,
la gente está cansada, no quieren
moverse y yo me paro en la noche
y miro a través de esta casa y la
casa no desea que se construya;
a través de sus lados veo las colinas moradas
y las primeras luces del atardecer,
y hace frío
y abotono mi chaqueta
y me paro allá a mirar la casa
y los gatos se para y me miran
hasta cuando me siento desconcertado
y me muevo hacia el norte por la acera
donde habré de comprar
cigarrillos y cerveza
y retornaré luego a mi cuarto.

Charles Bukowsky
la casa 

jueves, 19 de julio de 2012

Paralamas, (sin tener pena de mi)



Sigo palabras y busco estrellas
Que es lo que el mundo hizo
Para que te rías así
Para no tocar la, mejor ni ver la
Como es que te perdiste de mi
Hace tanto frío, hace tanto tiempo
Que en mi mundo algo se perdió
Te mando besos
En outdoors por la avenida
Y vos siempre tan distraída
Pasa e no ve, no ve
Me quedo despierto noches enteras
Los días pasan como sin tener final
Y el enigma de la espera
Ojos de piedra sin tener pena de mí

Hace tanto frío, hace tanto tiempo
Que en mi mundo algo se perdió
Te mando besos
En outdoors por la avenida
Y vos siempre tan distraída
Pasa e no ve, no ve
Ya no consigo no pensar en ti
Ya no consigo no pensar en ti.

Alejandro Dolina, motivos para leer



* este  video fue tomado del blog ;:http://esquinababel.blogspot.com.ar/

miércoles, 18 de julio de 2012

Jimi Hendrix & B.B King

Julio Cortàzar,



-Sí, pero tú eres otra cosa, una especie de refugio o de cajita con vendas para primeros auxilios, si me permites el símil ("Me encanta", dijo Tell), y de pronto estás tan cerca, has andado en la ciudad al mismo tiempo que yo, y aunque parezca absurdo eso te distancia, te vuelve parte activa, estás del lado de la lastimadura, no del vendaje.

de 62 Modelo para armar  


cuadro: Antoni Tapies 

martes, 17 de julio de 2012

U2,( al ritmo de mi alma )

Wislawa Szymborska:

Después de cada guerra
alguien tiene que limpiar.
No se van a ordenar solas las cosas,
digo yo.

Alguien debe echar los escombros
a la cuneta
para que puedan pasar
los carros llenos de cadáveres.

Alguien debe meterse
entre el barro, las cenizas,
los muelles de los sofás,
las astillas de cristal
y los trapos sangrientos.

Alguien tiene que arrastrar una viga
para apuntalar un muro,
alguien poner un vidrio en la ventana
y la puerta en sus goznes.

Eso de fotogénico tiene poco
y requiere años.
Todas las cámaras se han ido ya
a otra guerra.

A reconstruir puentes
y estaciones de nuevo.
Las mangas quedarán hechas jirones
de tanto arremangarse.

Alguien con la escoba en las manos
recordará todavía cómo fue.
Alguien escuchará
asintiendo con la cabeza en su sitio.
Pero a su alrededor
empezará a haber algunos
a quienes les aburra.

Todavía habrá quien a veces
encuentre entre hierbajos
argumentos mordidos por la herrumbre,
y los lleve al montón de la basura.

Aquellos que sabían
de qué iba aquí la cosa
tendrán que dejar su lugar
a los que saben poco.
Y menos que poco.
E incluso prácticamente nada.

En la hierba que cubra
causas y consecuencias
seguro que habrá alguien tumbado,
con una espiga entre los dientes,
mirando las nubes.
 Wislawa Szymborska

Fin y principio 
 Wislawa Szymborska:

foto : Antonio Savinelli,

Las Pelotas ( con polvo de estrellas en tus ojos)



Llenaste la pradera cubierta
con polvo de estrellas en tus ojos
dificil es sentir
que al fin no lo tendras
hay tantas mañanas
pintandote la cara

y nunca podras volver
y nunca podras volver
estas perdida, hasta los pies
los pies....

ya sabras que te diran
como se curan las heridas
ya sabras que te diran
como se curan las heridas

Dificil es sentir
que al fin no lo tendras
hay tantas mañanas
pintandote la cara

y nunca podras volver
y nunca podras volver
estas perdida, hasta los pies
los pies....

ya sabras que te diran
como se curan las heridas
ya sabras que te diran
como se curan las heridas

Silvio Mattoni, quièn es?


Soy el que habló. Antes de serlo,
fui una mosca, un ratón, una lombriz
esperando que algo me apresara.
De noche, mientras leo me distrae
una araña en el techo. Veo sus patas
asomadas en el borde de plástico,
esperando. Una polilla da vueltas
alrededor de la lámpara. Mi frase
pensada se interrumpe: ahí está
enteramente negra, caminando
a una velocidad espantosa. Quieta,
la noche muda se tragó el zumbido
que acompañó mi libro. No le ruego
a nada, pero pido ser un pájaro
que llegue hasta allá arriba donde ella
chupa jugo de insecto. Salir, huir
de la pieza. ¿Cómo podré apagar
la luz, dormir cuando sus pasos suaves
golpeen al revés lo que me cubre?



Silvio Mattoni
foto  Rafa Magallanes

Oliverio Girondo, nocturno

Frescor de los vidrios al apoyar la frente en la ventana. Luces trasnochadas que al apagarse nos dejan todavía más solos. Telaraña que los alambres tejen sobre las azoteas. Trote hueco de los jamelgos que pasan y nos emocionan sin razón.
¿A qué nos hace recordar el aullido de los gatos en celo, y cuál será la intención de los papeles que se arrastran en los patios vacíos?
Hora en que los muebles viejos aprovechan para sacarse las mentiras, y en que las cañerías tienen gritos estrangulados, como si se asfixiaran dentro de las paredes.
A veces se piensa, al dar vuelta la llave de la electricidad, en el espanto que sentirán las sombras, y quisiéramos avisarles para que tuvieran tiempo de acurrucarse en los rincones. Y a veces las cruces de los postes telefónicos, sobre las azoteas, tienen algo de siniestro y uno quisiera rozarse a las paredes, como un gato o como un ladrón.
Noches en las que desearíamos que nos pasaran la mano por el lomo, y en las que súbitamente se comprende que no hay ternura comparable a la de acariciar algo que duerme.

Rolling Stones, tonto por llorar

domingo, 15 de julio de 2012

Pere Quart


Espero, sospecho, temo, quisiera

Espero que no me mire,
               que no me vea.

Sospecho que está siempre,
                     que no falla,
                     que me tiene fichado,
                     que no hay escapatoria.

Temo que me amenace,
             que me riña,
             que me castigue,
             o que me espíe,
             y me siga.

Me desazonan los misterios
                              los oráculos,
                              los enigmas,
                              los dones, los privilegios,
                              los éxtasis.

Las ceremonias me desasosiegan:
                                 el culto,
                                 la nube sacra.

Y quisiera sentirlo y verlo
                      hablarle, entenderlo,
                      servirlo como un hombre
                      siempre.
 Quisiera que me tomara de una vez
                   o que me mudase en hoja,
                   en cosa pura, estúpida
                   en silencio o aire,
                   en piedra,
                   en átomo,

de su reino total.

Quiero amor o calma.

Pere Quart


pintura: Renè Magritte 

Joaquin Sabina , ( puedo ponerme cursi)


Puedo ponerme cursi y decir
que tus labios me saben igual que los labios
que beso en mis sueños,
puedo ponerme triste y decir
que me basta con ser tu enemigo, tu todo,
tu esclavo, tu fiebre, tu dueño.
Y si quieres tambien
puedo ser tu estacion y tu tren,
tu mal y tu bien,
tu pan y tu vino,
tu pecado, tu dios, tu asesino…
O tal vez esa sombra
que se tumba a tu lado en la alfombra
a la orilla de la chimenea
a esperar que suba la marea.
Puedo ponerme humilde y decir
que no soy el mejor
que me falta valor para atarte a mi cama,
puedo ponerme digno y decir
“toma mi direccion cuando te hartes de amores
baratos de un rato… me llamas”.
Y si quieres tambien
puedo ser tu trapecio y tu red,
tu adios y tu “ven”,
tu manta y tu frio,
tu resaca, tu lunes, tu hastio…
O tal vez ese viento
que te arranca del aburrimiento
y te deja abrazada a una duda,
en mitad de la calle y desnuda.
Y si quieres tambien
puedo ser tu abogado y tu juez,
tu miedo y tu fe
tu noche y tu dia.
Tu rencor, tu por que, tu agonia…
o tal vez esa sombra
que se tumba a tu lado en la alfombra
a la orilla de la chimenea
a esperar que suba la marea.

*una de esas letras que hubiera dado la vida por escribir asì

robert Plant, going to california

jueves, 12 de julio de 2012

Joseph Conrad, el corazon de las tinieblas,( fragmento)

La tierra parecía algo no terrenal. Estamos acostumbrados a verla bajo la forma encadenada de un monstruo dominado, pero allí, allí podías ver algo monstruoso y libre. No era terrenal, y los hombres eran... No, no eran inhumanos. Bueno, sabéis, eso era lo peor de todo: esa sospecha de que no fueran inhumanos. Brotaba en uno lentamente. Aullaban y brincaban y daban vueltas y hacían muecas horribles; pero lo que estremecía era pensar en su humanidad -como la de uno mismo-, pensar en el remoto parentesco de uno con ese salvaje y apasionado alboroto. Desagradable. Sí, era francamente desagradable; pero si uno fuera lo bastante hombre, reconocería que había en su interior una ligerísima señal de respuesta a la terrible franqueza de aquel ruido, una oscura sospecha de que había en ello un significado que uno -tan alejado de la noche de los primeros tiempos- podía comprender. ¿Y por qué no? La mente del hombre es capaz de cualquier cosa, porque está todo en ella, tanto el pasado como el futuro. ¿Qué había allí, después de todo? Júbilo, temor, pesar, devoción, valor, ira -¿cómo saberlo?-, pero había una verdad, la verdad despojada de su manto del tiempo. Que el necio se asombre y se estremezca; el hombre sabe y puede mirar sin parpadear. "
Joseph Conrad

Sting , ( bajo los cielos de otoño)

Sucede que me canso de ser hombre



Sucede que me canso de ser hombre.
Sucede que entro en las sastrerías y en los cines
marchito, impenetrable, como un cisne de fieltro
navegando en un agua de origen y ceniza.

El olor de las peluquerías me hace llorar a gritos.
Sólo quiero un descanso de piedras o de lana,
sólo quiero no ver establecimientos ni jardines,
ni mercaderías, ni anteojos, ni ascensores.

Sucede que me canso de mis pies y mis uñas
y mi pelo y mi sombra.
Sucede que me canso de ser hombre.

Sin embargo sería delicioso
asustar a un notario con un lirio cortado
o dar muerte a una monja con un golpe de oreja.
Sería bello
ir por las calles con un cuchillo verde
y dando gritos hasta morir de frío.

No quiero seguir siendo raíz en las tinieblas,
vacilante, extendido, tiritando de sueño,
hacia abajo, en las tripas moradas de la tierra,
absorbiendo y pensando, comiendo cada día.

No quiero para mí tantas desgracias.
no quiero continuar de raíz y de tumba,
de subterráneo solo, de bodega con muertos,
aterido, muriéndome de pena.

Por eso el día lunes arde como el petróleo
cuando me ve llegar con mi cara de cárcel,
y aúlla en su transcurso como una rueda herida,
y da pasos de sangre caliente hacia la noche.

Y me empuja a ciertos rincones, a ciertas casas húmedas,
a hospitales donde los huesos salen por la ventana,
a ciertas zapaterías con olor a vinagre,
a calles espantosas como grietas.

Hay pájaros de color de azufre y horribles intestinos
colgando de las puertas de las casas que odio,
hay dentaduras olvidadas en una cafetera,
hay espejos
que debieran haber llorado de vergüenza y espanto,
hay paraguas en todas partes, y venenos, y ombligos.

Yo paseo con calma, con ojos, con zapatos,
con furia, con olvido,
paso, cruzo oficinas y tiendas de ortopedia,
y patios donde hay ropas colgadas de un alambre:
calzoncillos, toallas y camisas que lloran
lentas lágrimas sucias.

Pablo Neruda, ( la tristeza del cielo se abre )

Tengo miedo. La tarde es gris y la tristeza
del cielo se abre como una boca de muerto.
Tiene mi corazón un llanto de princesa
olvidada en el fondo de un palacio desierto.

Tengo miedo -Y me siento tan cansado y pequeño
que reflojo la tarde sin meditar en ella.
(En mi cabeza enferma no ha de caber un sueño
así como en el cielo no ha cabido una estrella.)

Sin embargo en mis ojos una pregunta existe
y hay un grito en mi boca que mi boca no grita.
¡No hay oído en la tierra que oiga mi queja triste
abandonada en medio de la tierra infinita!

Se muere el universo de una calma agonía
sin la fiesta del Sol o el crepúsculo verde.
Agoniza Saturno como una pena mía,
la Tierra es una fruta negra que el cielo muerde.

Y por la vastedad del vacío van ciegas
las nubes de la tarde, como barcas perdidas
que escondieran estrellas rotas en sus bodegas.

Y la muerte del mundo cae sobre mi vida. 

Tengo Miedo
Pablo Neruda 

David Guilmour, ( deseo que estuvieras aqui)

miércoles, 11 de julio de 2012

Luisa Valenzuela, Tango

Me dijeron:
En este salón te tenés que sentar cerca del mostrador, a la izquierda, no lejos de la caja registradora; tomate un vinito, no pidás algo más fuerte porque no se estila en las mujeres, no tomés cerveza porque la cerveza da ganas de hacer pis y el pis no es una cosa de damas, se sabe del muchacho de este barrio que abandonó a su novia al verla salir del baño: yo creí que ella era puro espíritu, un hada, parece que alegó el muchacho. La novia quedó para vestir santos, frase que en este barrio todavía tiene connotaciones de soledad y soltería, algo muy mal visto. En la mujer, se entiende. Me dijeron.
Yo ando sola y el resto de la semana no me importa pero los sábados me gusta estar acompañada y que me aprieten fuerte. Por eso bailo el tango.
Aprendí con gran dedicación y esfuerzo, con zapatos de taco alto y pollera ajustada, de tajo. Ahora hasta ando con las clásicos elásticos en la cartera, el equivalente a llevar siempre contigo la raqueta si fuera tenista, pero menos molesto. Llevo los elásticos en la cartera y a veces en la cola de un banco o frente a la ventanilla cuando me hacen esperar por algún trámite los acaricio, al descuido, sin pensarlo, y quizá, no sé, me consuelo con la idea de que en ese mismo momento podría estar bailando el tango en vez de esperar que un empleaducho desconsiderado se digne atenderme.
Sé que en algún lugar de la ciudad, cualquiera sea la hora, habrá un salón donde se esté bailando en la penumbra. Allí no puede saberse si es de noche o de día, a nadie le importa si es de noche o de día, y los elásticos sirven para sostener alrededor del empeine los zapatos de calle, estirados como están de tanto trajinar en busca de trabajo.
El sábado por la noche una busca cualquier cosa menos trabajo. Y sentada a una mesa carca del mostrador, como me recomendaron, espero. En este salón el sitio clave es el mostrador, me insistieron, así pueden ficharte los hombres que pasan hacia el baño. Ellos sí pueden permitirse el lujo. Empujan la puerta vaivén con toda carga a cuestas, una ráfaga amoniacal nos golpea, y vuelven a salir aligerados dispuestos a retomar la danza.
Ahora sé cuándo me toca a mí bailar con uno de ellos. Y con cuál. Detecto ese muy leve movimiento de cabeza que me indica que soy la elegida, reconozco la invitación y cuando quiero aceptarla sonrío quietamente. Es decir que acepto y no me muevo; él vendrá hacia mí, me tenderá la mano, nos pararemos enfrentados al borde de la pista y dejaremos que se tense el hilo, que el bandoneón crezca hasta que ya estemos a punto de estallar y entonces, en algún insospechado acorde, él me pondrá el brazo alrededor de la cintura y zarparemos.
Con las velas infladas bogamos a pleno viento si es milonga, al tango lo escoramos. Y los pies no se nos enredan porque él es sabio en señalarme las maniobras tecleteando mi espalda. Hay algún corte nuevo, figuras que desconozco y a veces hasta salgo airosa. Dejo volar un pie, me escoro a estribor, no separo las piernas más de lo estrictamente necesario, él pone los pies con elegancia y yo lo sigo. A veces me detengo, cuando con el dedo medio él me hace una leve presión en la columna. Pongo la mujer en punto muerto, me decía el maestro y una debía quedar congelada en medio del paso para que él pudiera hacer sus firuletes.
Lo aprendí de veras, lo mamé a fondo como quien dice. Todo un ponerse, por parte de los hombres, que alude a otra cosa. Eso es el tango, Y es tan bello que se acaba aceptando.
Me llamo Sandra pero en estos lugares me gusta que me digan Sonia, como para perdurar más allá de la vigilia. Pocos son sin embargo los que acá preguntan o dan nombres, pocos hablan. Algunos eso sí se sonríen para sus adentros, escuchando esa música interior a la que están bailando y que no siempre está hecha de nostalgia. Nosotras también reímos, sonreímos. Yo río cuando me sacan a bailar seguido (y permanecemos callados y a veces sonrientes en medio de la pista esperando la próxima entrega), río porque esta música de tango rezuma del piso y se nos cuela por la planta de los pies y nos vibra y nos arrastra.
Lo amo. Al tango. Y por ende a quien, transmitiéndome con los dedos las claves del movimiento, me baila.
No me importa caminar las treintipico de cuadras de vuelta hasta mi casa. Algunos sábados hasta me gasto en la milonga la plata del colectivo y no me importa. Algunos sábados un sonido de trompetas digamos celestiales traspasa los bandoneones y yo me elevo. Vuelo. Algunos sábados estoy en mis zapatos sin necesidad de elásticos, por puro derecho propio. Vale la pena. El resto de la semana transcurre banalmente y escucho los idiotas piropos callejeros, esas frases directas tan mezquinas si se las compara con la lateralidad del tango.
Entonces yo, en el aquí y ahora, casi pegada al mostrador para dominar la escena, me fijo un poco detenidamente en algún galán maduro y le sonrío. Son los que mejor bailan. A ver cuál se decide. El cabeceo me llega de aquel que está a la izquierda, un poco escondido detrás de la columna. Un tan delicado cabeceo que es como si estuviera apenas, levemente, poniéndole la oreja al propio hombro, escuchándolo. Me gusta. El hombre me gusta. Le sonrío con franqueza y sólo entonces él se pone de pie y se acerca. No se puede pedir un exceso de arrojo. Ninguno aquí presente arriesgaría el rechazo cara a cara, ninguno está dispuesto a volver a su asiento despechado, bajo la mirada burlona de los otros. Ëste sabe que me tiene y se me va arrimando, al tranco, y ya no me gusta tanto de cerca, con sus años y con esa displicencia.
La ética imperante no me permite hacerme la desentendida. Me pongo de pie, él me conduce a un ángulo de la pista un poco retirado y ahí ¡me habla! Y no como aquel, tiempo atrás, que sólo habló para disculparse de no volver a dirigirme la palabra, porque yo acá vengo a bailar y no a dar charla, me dijo, y fue la última vez que abrió la boca. No. Éste me hace un comentario general, es conmovedor. Me dice vio doña, como está la crisis, y yo digo que sí, que vi, la pucha que vi aunque no lo digo con estas palabras, me hago la fina, la Sonia: Sí señor, qué espanto, digo, pero él no me deja elaborar la idea porque ya me está agarrando fuerte para salir a bailar al siguiente compás. Éste no me va a dejar ahogar, me consuelo, entregada, enmudecida.
Resulta un tango de pura concentración, del entendimiento cósmico. Puedo hacer los ganchos como le vi hacer a la del vestido de crochet, la gordita que disfruta tanto, la que revolea tan bien sus bien torneadas pantorrillas que una olvida todo el resto de su opulenta anatomía. Bailo pensando en la gorda, en su vestido de crochet verde --color esperanza, dicen--, en su satisfacción al bailar, réplica o quizá reflejo de la satisfacción que habrá sentido al tejer; un vestido vasto para su vasto cuerpo y la felicidad de soñar con el momento en que ha de lucirlo, bailando. Yo no tejo, ni bailo tan bien como la gorda, aunque en este momento sí porque se dio el milagro.
Y cuando la pieza acaba y mi compañero me vuelve a comentar cómo está la crisis, yo lo escucho con unción, no contesto, le dejo espacio para añadir
--¿Y vio el precio al que se fue el telo? Yo soy viudo con mis dos hijos. Antes podía pagarle a una dama el restaurante, y llevarla al hotel. Ahora sólo puedo preguntarle a la dama si posee departamento, y en zona céntrica. Porque a mí para un pollito y una botella de vino me alcanza.
Me acuerdo de esos pies que volaron --los míos--, de esas filigranas. Pienso en la gorda tan feliz con su hombre feliz, hasta se me despierta una sincera vocación para el tejido.
--Departamento no tengo --explico--pero tengo pieza en una pensión muy bien ubicada, limpia. Y tengo platos, cubiertos, y dos copas verdes de cristal, de esas bien altas.
--¿Verdes? Son para vino blanco.
--Blanco, sí.
--Lo siento, pero yo al vino blanco no se lo toco.
Y sin hacer una vuelta más, nos separamos.

Luis E Aute, ( dentro me quemo por ti)







A veces recuerdo tu imagen
desnuda en la noche vacía,
tu cuerpo sin peso se abre
y abrazo mi propia mentira.

Así me reanuda la sangre
tensando la canción dormida,
mis dedos aprietan, amantes,
un hondo compás de caricias.

Dentro
me quemo por ti,
me vierto sin ti
y nace un muerto.

Mi mano ahuyentó soledades
tomando tu forma precisa,
la piel que te hice en el aire
recibe un temblor de semilla.

Un quieto cansancio me esparce,
tu imagen se borra enseguida,
me llena una ausencia de hambre
y un dulce calor de saliva.

Dentro
me quemo por ti,
me vierto sin ti
y nace un muerto.

Rosario Castellanos,los adioses

Quisimos aprender la despedida
y rompimos la alianza
que juntaba al  amigo  con la  amiga.
Y alzamos la distancia
entre las amistades divididas.
Para aprender a irnos, caminamos.
Fuimos dejando atrás las colinas, los valles,
los verdeantes prados.
miramos su hermosura
pero no nos quedamos.

Rosario Castellanos

Jimmy Page & Robert Plant (bailar en la oscuridad de la noche)

Vicente Nuñez. Eròtica

1.   ¡Siempre vienes de ti por un camino mío!
2.   El amor es un exceso de carencia.
3.   Cuando no me desees serás quien no eras.
4.   Jamás pude soñar que alguien tan vacío llegara a llenarme tanto.
5.   Las manos que verdaderamente te aman nunca son de
      pianista, sino de bordadora.
6.   Amar es conocerse en el error de otro.
7.   La ortografía es enemiga del amor.
8.   Amo, luego me siento odiado.
9.   Cualquier intimidad ya es toda la intimidad.
10. La caridad es menos cara que el cariño.
11. Inexorablemente, todo lo que es relación exige atracción y rechazo.
      Sólo amor y odio son excluyentes: es decir, estériles.
12. Amar es borrar error.
13. Ya estaba todo hablando: era el amor.
14. El código del amor está en la palabra y no en el sexo.
      Después de refocilarse no hay quien hable.
15. Amor de nido, amor de antaño.
16. Sólo se quiere aquello que no se puede querer.
17. Mis noches de amor ya estaban escritas.
18. Te amé con la videncia táctil de la ceguera.
19. Beso labios que luego hablan no besados.
20. Cuando me besas, no hueles, ¡Qué asco!
21. Seducir es saber burlar lo imprevisible.
22. Me repugnan tus manos porque sólo huelen a mí.
23. A un amante futuro: te he besado mañana.
24. Sé que tú ya eres yo porque no pienso en ti.
25. Vio su propia poesía en el espejo de un beso.
26. Bien sabes tú, amor mío, que ellos sól0 tienen la falsa
       felicidad de los anestesiados.
27. Amar es evadirse de la sintaxis.
28. El amor amplía eternidad.
29. Amo cuando nombro.
30. En amor, se es el que no se será nunca.
31. Ámame como el perro a su llaga.
32. Lo que dura en el amor es la conciencia de haberlo perdido.Bergson
       aún lo pasó peor, porque poseía la duración de la conciencia.
33. Amar es borrar función. Toda función.
34. Te amo ortográficamente.
35. ¡Cómo sé cuánto te amo cuando te odio!
36. ¿Quién me garantiza que el estar conmigo no es la mera consecuencia
      de una huida?

Morrisey, Margaret en la guillotina




La gente buena
Tiene un sueño maravilloso
Margaret en la guillotina
Porque la gente como tú
Me hacen sentir tan cansado
¿Cuándo te mueres?
¿Cuándo te mueres?
¿Cuándo te mueres?
¿Cuándo te mueres?
¿Cuándo te mueres?

Y gente como tú
Me hacen sentir tan viejo en mi interior
Por favor, muere


Y, gente buena
no escondan este sueño
Conviértanlo en realidad
Conviertan al sueño en realidad
Conviertan al sueño en realidad
Conviértanlo en realidad
Conviertan al sueño en realidad
Conviértanlo en realidad

viernes, 6 de julio de 2012

Galeano , botin




Hoy es un gran día. Hoy, jueves 5 de julio del año 2012, en la ciudad de Buenos Aires, fueron condenados algunos, no todos pero al menos algunos, de los carniceros militares que robaron centenares de niños convertidos en botín de guerra y también robaron las vidas de miles y miles de gentes que fueron mutiladas en sus legítimas ganas de que mañana no sea otro nombre de hoy.

miércoles, 4 de julio de 2012

Astor Piazzola, fuga y misterio

Humberto Constantini , Memorandum Nº 13.870

Señor Administrador:
A fin de poder continuar la tarea comenzada el 8 de abril de 1924, tarea que, como el señor Administrador conoce perfectamente, me ha demandado ímprobos esfuerzos, y que, como también conoce el señor Administrador, en repetidas oportunidades estuve a punto de abandonar, ruégole quiera tener a bien hacerme llegar, a la mayor brevedad posible, los materiales que detallo a continuación:
Un cielo gris.
Algunas nubes bajas.
Una tarde de otoño, si es posible.
Además muchos árboles.
viejos, enormes árboles,
casuarinas oscuras como el tiempo,
¿sería mucho pedir también algunos álamos?
Y humedad,
una llovizna lenta, penetrante,
y tierra, claro,
y el olor de la tierra,
y de la lluvia, y del otoño, y de los árboles también.
Podrían faltar quizás las hojas secas,
pero no el corazón
ardiendo,
ni la sangre llenándose de pájaros,
ni el vértigo,
ni la muchacha rubia,
ni toda su ternura allí a mi lado.
Saluda al Sr. Administrador:
Humberto Constantini 

Led Zeppelin , (cuando llegue el verano)

Impresionismo

  • Jorge Boccanera, noticias de una mujer cualquiera

    entramos a la pieza casi sin reconocernos
    sus ojos eran pactos de ternura y violencia
    yo la miraba todo el tiempo
          habrá pensado en mi cansancio
          habrá pensado -está borracho-
          habrá pensado en irse pronto
          habrá pensado tantas cosas

    me acerqué a sus dos manos

    sin dejar de mirarla
    desde mi soledad hasta su boca
          habrá pensado en enojarse
          habrá pensado -no es un hombre-
          habrá pensado ¿en qué quedamos?
          habrá pensado tantas cosas

    cuando entró el sol cuando se fue

    desde mi boca hasta su adiós
    y aún en el viaje de regreso
          habrá pensado tantas cosas
          habrá pensado tantas cosas.
    Jorge Boccanera  

    martes, 3 de julio de 2012

    Joaquin Sabina, ( ni la quijada de Caìn)



    Más vale que no tengamos que elegir
    entre el olvido y la memoria,
    entre la nieve y el sudor.
    Será mejor que aprendas a vivir
    sobre la línea divisoria
    que va del tendio a la pasión.
    No dejes que te impidan galopar
    ni los ladridos de los perros
    ni la quijada de Caín.
    Que no te dé el insomnio por contar
    las gaviotas del destierro,
    las amapolas de París.
    Te engañas si me quieres confundir
    esta canción desesperada
    no tiene orgullo ni moral
    se trata sólo de poder dormir
    sin discutir con la almohada
    dónde está el bien, dónde está el mal.
    La guerra que se acerca estallará
    mañana lunes por la tarde
    y tú en el cine sin saber
    quién es el malo mientras la ciudad
    se llena de árboles que arden
    y el cielo aprende a envejecer.
    Y sal ahí
    a defender el pan y tu alegría.
    Y sal ahí
    para que sepan que
    ESTA BOCA ES MIA.

    V ( Somos legiòn)

    Somos la Nueva Civilización.
    Estamos aquí.
    Estamos despertando ahora del pasado para soñar un sueño más grande.
    Somos amigos e iguales, somos diversos y únicos, y estamos unidos por algo mayor que nuestras diferencias.
    Creemos en la libertad y la cooperación, abundancia y armonía.
    Somos una cultura emergente, un renacimiento de la esencia de la humanidad.
    Encontramos nuestra propia guía, y discernimos nuestra propia verdad.
    Vamos en muchas direcciones y aun así nos negamos a dispersarnos.
    Tenemos muchos nombres, hablamos muchas lenguas.
    Somos locales, somos globales.
    Estamos en todas las regiones del mundo, estamos en el aire, en todas partes.
    Somos universo tomando conciencia de sí; somos la ola de la evolución.
    Estamos en los ojos de cada niño, encaramos lo desconocido maravillados y excitados.
    Somos mensajeros del futuro, viviendo en el presente.
    Venimos del silencio, y decimos nuestra verdad.
    No podemos estar callados, porque nuestra voz esta dentro de todos.
    No tenemos enemigos, ningún límite puede detenernos.
    Respetamos los ciclos y expresiones de la naturaleza, porque somos naturaleza.
    No actuamos para ganar, actuamos para vivir y aprender.
    Nos motiva la inspiración, el amor y la integridad.
    Exploramos, descubrimos, sentimos y reímos.
    Estamos construyendo un mundo que funcione para todos.
    Procuramos vivir nuestras vidas en todo su potencial.
    Somos independientes, autosuficientes y responsables.
    Nos relacionamos mutuamente en paz, con compasión y respeto; nos unimos en comunidad.
    Celebramos la Totalidad que se encuentra en nuestro interior y a nuestro alrededor.
    Danzamos con el ritmo de la creación.
    Tejemos los hilos de los nuevos tiempos.
    Somos la nueva civilización.
    Somos Anonymous.
    Y ahora más que nunca.
    Somos Legión

    ( V de venganza) 

    Pearl Jam, ( detras de nosotros en el camino)

    Raul Gustavo Aguirre, el que no aprende nunca



    El que no aprende nunca toca el fuego
    el que no aprende nunca da una mano,
    el que no aprende nunca vuelve a andar.
    El que no aprende nunca se golpea
    contra una pared y con la otra
    y después con la otra y con la otra
    y sigue caminando.

    domingo, 1 de julio de 2012

    The Rolling Stones , ( tienes la plata)

    Hernan Casciari , justicia poètica

    Desde la más tierna infancia, desde el principio, entendí que soy un uruguayo atrapado en el cuerpo de un argentino. Ya de chico pensaba, vivía y sentía como uruguayo, por más que tratase de ocultarlo a causa del qué dirán. Mi mamá se dio cuenta una tarde que me vio tomando mate solo a una edad imposible. A mi padre traté de ocultárselo más tiempo, pero en el Mundial de España se me escapó un grito de gol. Imagino que sufrió en silencio, aunque nunca hablamos del tema.
    De chico miraba con fascinación horas y horas, a escondidas, un mapa enorme del Uruguay, y pronunciaba en voz alta los nombres de las ciudades en donde me habría gustado nacer: Durazno, Canelones, Cabo Polonio, Treintaitrés. Mi mamá golpeaba con insistencia la puerta del baño:
    —¡Hernán! ¿Qué estás haciendo tanto tiempo ahí adentro? —me gritaba. Yo plegaba el mapa, rojo de vergüenza, y tiraba la cadena para disimular, pero la oía susurrarle a mi padre:— Tu hijo está otra vez metido en el baño, con el mapa de Uruguay —decía acongojada—, vas a tener que hablar con ese chico.
    En el colegio, cuando todos cantaban el Himno en el salón de actos, yo cambiaba secretamente algunos versos. Oíd mortales el grito sagrado: Uruguay, Uruguay, Uruguay. Posiblemente, al principio, haya sido una de esas taras que tenemos los chicos para llamar la atención o requerir afecto, porque además de uruguayo también yo decía ser panteísta. Pero lo segundo se me pasó cuando conocí el choripán, y en cambio lo de ser uruguayo todavía me persigue.
    Y es que con el tiempo, en vez de menguar, la necesidad de ser uruguayo crecía en mi pecho, incesante. Por eso en mi adolescencia adoraba las noches limpias de verano, sin una sola nube, ésas noches que permitían que la señal del canal doce de Montevideo llegara casi perfecta al televisor de mi pieza. Me quedaba madrugadas enteras viendo películas infames de trasnoche, solamente para disfrutar de la publicidad charrúa, de ese acento cristalino, casi idéntico al mío pero más entonado y cadencioso.
    Más tarde, con la llegada de la literatura, supe que mi obsesión no estaba mal encaminada. Leí una frase de Cortázar a los quince años: "Un argentino que nunca fue a París es una especie de uruguayo". Y yo me juré, como nomás jura un imbécil en la edad del pavo, que jamás pisaría Francia. (No pude cumplir la promesa, y lo lamenté en el alma en el mismo momento de pisar el aeropuerto Charles De Gaulle.)
    En esos tiempos mercedinos, conocer a un uruguayo verdadero me ponía la piel de gallina. Una vez vino a la ciudad una banda que tenía un baterista uruguayo. Yo le preguntaba cosas de una manera enloquecida, como si Carl Sagan se hubiera encontrado con un marciano... Le preguntaba a mi uruguayo si hacía frío o calor en su país, si había montañas, si la cebolla hacía llorar. El baterista me miraba raro. "Es igual que acá, botija", me decía. Y yo pensaba: "¡Qué grandioso! Además de geniales, son humildes".
    A decir verdad, no sé qué estoy haciendo en Barcelona. Desde que tengo memoria, siempre supe que mi destino estaría en Montevideo. Siempre creí que terminaría viviendo allí, casado con una uruguaya de pelo suelto experta en hacer ensaladas, y que yo fumaría en pipa y escribiría cuentos uruguayos. No pudo ser, pero a veces me despierto con una sensación de desasosiego, con una nostalgia de algo que no pasó jamás.
    Quizás por esa manía temprana, los protagonistas de mis primeras tres novelas son uruguayos. Tampoco fue una decisión: surgió de ese modo, me sentía más cómodo gritando al viento mi opción de identidad desde el disfraz de la literatura. En una temporada de mi vida hasta aprendí a ponerme el termo en el sobaco y cebar con la misma mano. En otra época, salía con el mate a la calle para que la gente dijera "ahí va un uruguayo". Durante los mundiales 86 y 90, por un odio cultural hacia Bilardo, hinché abiertamente para Uruguay y lloré con el gol de Pasculi, que nos dejó afuera.
    A lo largo de mi vida no conocí nunca, pero nunca, a un uruguayo malo, o cancherito, o pretencioso. Todos los uruguayos que pasaron por mi vida fueron como ángeles, como hermanos reencontrados. Incluso los muertos, los que nunca toqué. Quiroga, Felisberto, Onetti. A veces, cuando un uruguayo me quiere hacer enojar diciéndome que Gardel no es argentino, que en realidad nació del otro lado del Plata, yo para mis adentros pienso: "A mí me pasa lo mismo".
    Hace poco estuvieron comiendo conmigo la cantante uruguaya Laura Canoura y el guitarrista uruguayo Jorge Nocetti; y me pasó lo de siempre. Esa sensación de hermandad, de bonanza, de estar con personas que he visto siempre, con gente que permanece cerca a pesar de los aviones y los regresos. Ellos provocan que, por un rato, el uruguayo que llevo dentro salga a tomar el aire a la superficie de mi vida.
    Por ejemplo, yo no bailo. No sé bailar; no puedo. Sin embargo, la primera vez que lo vi en vivo a Jaime Roos —fue en la Trastienda, hace muchos años— algo dentro de mí pegó un salto, se desató a la mitad de "Colombina" y los que estaban conmigo juran que me convertí en otro. Dicen que movía los pies, dicen que de repente yo era un gordito con ritmo. No sé si es verdad, porque no me acuerdo de nada. Pero es muy posible.
    La milonga de Borges me pone la piel de gallina. Hace un rato la busqué en un libro porque quería poner unos versos en este artículo, y volvió a conmoverme:
    Hombro a hombro o pecho a pecho,
    cuántas veces combatimos.
    ¡Cuántas veces nos corrieron,
    cuántas veces los corrimos!Milonga para que el tiempo
    vaya borrando fronteras;
    por algo tienen los mismos
    colores las dos banderas.
    Habla de eso mismo, Borges. De ese extraño sentimiento en donde no importan las diferencias sino las similitudes. Somos un mismo pueblo que no comparte nombre, pero da igual. Yo me siento partido al medio, pero muchas veces más de aquel lado que de éste. No sé por qué.
    Anoche pensaba en todas estas cosas, mientras miraba el partido. La selección de Uruguay necesitaba ganarle a Argentina para mantener vivas sus chances mundialistas. Y yo, como muchos argentinos que también tienen un uruguayo adentro, cerramos el puño y fuimos felices con el gol de Recoba. Porque recordamos el placer de haber leído a Felisberto, porque no podemos olvidar haber pescado en esos ríos y haber caminado de noche por Montevideo, porque en el fondo sabemos que ellos son como nosotros pero sin los defectos nuestros, porque aunque sean chiquitos son nuestros hermanos mayores, porque saben mirar a los ojos y tienen esa luz de pueblo silencioso en la mirada, y porque hace un mes mi hija fue arrullada para dormirse por una de sus mejores voces. Gol de Recoba. Uruguay sigue soñando con el Mundial y Chile se queda afuera. Justicia poética.
    Estamos hechos del mismo barro. Ésa es la diferencia entre ser hermanos de sangre o ser nomás un país limítrofe. Yo ya tengo un país limítrofe a la derecha, y es suficiente. Pero a la izquierda, del lado del corazón y por suerte, tengo a unos hermanos del alma. Tan cerca, tan pero tan cerca, que a veces pienso que soy un uruguayo que nació, por un error del viento, a trescientos cuarenta kilómetros de mi cuna.
     este texto fue extraìdo de http://editorialorsai.com/blog/post/justicia_poetica

    Chico Buarque ( es un pozo de bondad)


    De los rengos y los tuertos
    Del bajo fondo del puerto
    Ella anduvo enamorada
    Su cuerpo es de los errantes
    Vagabundos y emigrantes,
    De los que no tienen nada
    Se entregaba desde niña
    En garajes o cantinas,
    Tras la pileta, en el monte
    Reina de los prisioneros,
    Las locas, los pordioseros,
    Los gurises del asilo

    A menudo a su cuidado
    Hay viejitos deshauciados
    Y viudas sin porvenir

    Es un pozo de bondad
    Por eso la  ciudad toda
    Repitiendo ha de seguir:

    Tírenle piedra a geni,
    Tírenle piedra a geni
    Hecha está para aguantar,
    Hecha está para escupir,
    Se entrega no importa a quién,
    Maldita geni

    Un dia surgió brillante
    Entre las nubes fluctuante
    Un enorme zepelín

    Se paró en los edificios
    Abrió unos mil orificios
    Con mil cañones así

    La ciudad toda espantada
    Se quedó paralizada,
    Casi se volvió jalea

    Mas del zepelín gigante
    Descendió el comandante
    Diciendo - cambié de idea

    Cuando vi en esta ciudad
    Tanto horror e iniquidad
    Resolví hacerla explotar

    Mas puedo evitar el drama
    Si es que aquella hermosa dama
    De noche se entrega a mí

    Esa dama era geni,
    Mas no puede ser geni,
    Hecha está para aguantar,
    Hecha está para escupir,
    Se entrega no importa a quién,
    Maldita geni

    Sin que se lo propusiera
    De tan ingenua y sincera
    Cautivó al forastero

    El guerrero tan vistoso,
    Tan temido y poderoso
    Quedó de ella prisionero

    Ocurre que la doncella
    - y eso era secreto de ella -
    Tenía también sus caprichos

    Y a darse a hombre  tan nobre,
    Tan oliendo a brillo y cobre,
    Prefería amar los bichos

    Al oir tal herejía
    La ciudad en romería
    Su mano vino a besar

    El prefecto de rodillas,
    El obispo a hurtadillas,
    El banquero y su millar

    Anda con él, ve geni
    Anda con él, ve geni,
    La que nos puede salvar,
    La que nos va a redimir,
    Se entrega no importa a quién,
    Bendita geni

    Fueron tantos los pedidos,
    Tan sinceros, tan sentidos,
    Que ella dominó su asco

    Esa noche lancinante
    Entregóse a tal amante
    Como quién se da al verdugu

    Tanta suciedad él hizo
    Relamiéndose de vicio
    Hasta quedarse saciado

    Y no bien amanecía
    Partió en una nube fría
    Con su zepelín prateado

    Con un suspiro aliviado
    Ella se acostó de lado
    Y trató de sonreír

    Mas luego al rayar el día
    La ciudad en gritería
    Ya no la dejó dormir

    - tírenle piedra a geni,
    Tírenle piedra a geni,
    Hecha está para aguantar,
    Hecha está para escupir
    Se entrega no importa a quién,
    Maldita geni

    Juan Gelman


    Entre tantos oficios ejerzo éste que no es mío,
    como un amo implacable
    me obliga a trabajar de día, de noche,
    con dolor, con amor,
    bajo la lluvia, en la catástrofe,
    cuando se abren los brazos de la ternura o del alma,
    cuando la enfermedad hunde las manos.
    A este oficio me obligan los dolores ajenos,
    las lágrimas, los pañuelos saludadores,
    las promesas en medio del otoño o del fuego,
    los besos del encuentro, los besos del adiós,
    todo me obliga a trabajar con las palabras, con la sangre.
    Nunca fui el dueño de mis cenizas, mis versos,
    rostros oscuros los escriben como tirar contra la muerte.

    arte poètica
    Juan Gelman