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viernes, 21 de octubre de 2011

Emile Cioran, el ocaso del pensamiento

El mortal torbellino que une la vida y la muerte más allá del tiempo y de la eternidad. Es imposible descubrir ese misterioso dónde, situado fuera del tiempo y de la eternidad, pero el alma se eleva de las llamas postreras hacia una pradera incendiaria. Morimos y vivimos en un místico noviazgo con la soledad. ¿Qué demonio del ser y del no ser nos arranca de todas las cosas para llevarnos a un todo donde la vida y la muerte levantan bóvedas a un suspiro? Desde ahora en adelante subirás por el éxtasis de las espirales de un mundo que deja tras de sí la nada y otros cielos, en el espacio que alberga la soledad, un espacio tan puro que también la nada lo mancha. ¿Dónde, dónde? ¿Es que no sientes una brisa como el sueño inocente de la espuma? ¿No respiras el paraíso creado por la utopía de una rosa? Así tiene que ser el recuerdo de la nada en una flor marchitada en Dios.
Emile Cioran
foto Lolo Vega

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