El viento trae esta tarde el olor
que se acusa en algunas maderas,
o tal vez sea que comienzo a pensar
en tu pelo cuando te lo sueltas
y emite un aroma tan particular
que tan sólo he podido volver a encontrar
en el soplo que invierno ha
acercado hasta aquí.
Para insinuar la víspera de primavera
supongo que invierno siempre ha
olido así como guarda tu pelo
ese olor a maderas.
La tarde habita en tus ojos castaños
con el aire antaño que siempre perdura.
Cuando te estoy esperando
cuando me encuentro con una
infinita mañana camino a
alargarse
como temporada de frío que
en mi espalda se queda
hasta que la tarde se acomoda
en mi, ella me entibia las ganas
por eso me gusta y me gusta
decirlo
la tarde en tus ojos
tiene un aire antiguo.
De veras será febrero o soy yo
quien se cuelga del viento
como de tu aliento
a veces cierro los ojos. por que detesto
mirar, que el bálsamo que respiro
tan ávidamente es el viento y no más.
Y a veces lo olvido pero algo me acuerda
y lo vuelvo a pensar y me digo
¿dónde te tengo?
¿en dónde no estás?
a dónde puedo poner la mirada
sin que te tenga que hallar.
La luz del mundo se marcha a las 7
y yo apenas comienzo a ver bien
conforme tira a lo obscuro, camino
pensando que sigo tu sombra
a la vez que un susurro de las
hojas sueltas. Se va cuchicheando
frases incompletas y a veces
hasta pregunta por ti.
De veras será febrero o soy yo
quien se cuelga del viento
como de tu aliento
a veces cierro los ojos. por que detesto
mirar, que el bálsamo que respiro
tan ávidamente es el viento y no más.
El viento trae esta tarde el
rumor de tu voz que se pierde a
la luz perezosa del sol y te
imagino acostada, apagando la
luz del candil.
Del mismo modo que
miro que el sol de la tarde cuando se
recuesta tiene un aire a ti
y miro al último sol de la
tarde como se recuesta, con cierto
aire a ti por cierto
con cierto aire a ti.
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