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domingo, 31 de marzo de 2013

Dario Sztajnszrajber, el amor al cine, reconstruccion de una historia de amor

 
El título de la película ya de por sí es polémico: ¿se trata de una reconstrucción o de una deconstrucción de un amor? ¿Y qué sería una deconstrucción del amor? La película quiere ir reconstruyendo una historia de amor a través de sus diferentes posibilidades; casi como si fuese el libre ejercicio de escritura de un guionista que borra una circunstancia, modifica a los personajes y genera encuentros inesperados. Pero cada reconstrucción deja entrever que en el fondo se trata de otra cosa: deconstruir es desmontar un acontecimiento que parece definitivo para ir viendo todo aquello que ha escondido en su proceso de construcción. ¿Qué cosas no vimos de nosotros mismos y del otro cuando fuimos construyendo este vínculo? O más bien, ¿qué no pudimos o no nos animamos a ver?
August es escritor y tiene el poder de modificar la historia de sus personajes porque, como avisan al inicio de la película: esto es una película de amor y aunque lo sepamos, igual duele. A August como a cualquiera de nosotros el amor le duele y decide actuar. Escribe y borra la vida de sus personajes que no entienden lo que les va sucediendo. Nada raro, salvo que nosotros sabemos que se trata de una película. Todo raro cuando somos nosotros los implicados, que como los personajes, muchas veces no entendemos que somos parte de una trama que no escribimos.
Pero la verdadera historia de amor es otra. Es la de Alex, el hijo de la tragedia. En el mundo de la tragedia griega poco importaba la ética o la responsabilidad del sujeto. Un sujeto que se hallaba “sujeto” a fuerzas que no manejaba y que decidían por él. Uno podía ser bueno o malo, pero su destino muchas veces estaba reservado a decisiones de los dioses que poco tenían que ver con la conducta o los valores de las personas. ¿Para qué ser un buen ciudadano troyano por ejemplo, si igualmente una pelea entre tres diosas desató la Guerra de Troya? Si algunos ven en la tragedia el fin de toda ética, otros como Nietzsche, ven en ella la posibilidad de una emancipación. Nunca sabremos de hecho quien era Alex, solo sabemos que lo cruzaron con Aimée al inicio de la película y eso le cambió la vida para siempre.
Tal vez el amor sea en este sentido la historia de nuestras tragedias. Algunos todavía creen que hay algo de justicia en el amor, como quien sostiene que una buena persona se va a enamorar a través de un buen amor de otra buena persona. ¿Pero qué tiene que ver el bien con el amor? Alex y Aimée comienzan y recomienzan todo el tiempo una relación que no debería ser. ¿Habrá vencido el amor a las fuerzas de la tragedia? 
*el ciclo el amor al cine, se emite todos los domingos a las 22 hs por el canal encuentro 

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