Con tacos altos era más alta que Gabriela Mistral. Tenía los ojos más azules que la divina. Se decía llamar Jennifer Brown. Su verdadero nombre era tan grotesco que merecía el olvido. La conoció en La Bohemia.
Un lupanar de poca monta de un pueblo olvidado del sur. Había llegado
de no sé dónde. De un lugar más cálido que el nuestro. Habían tomado
tanto que al llegar a su habitación, lo único que recordaba, es que se
había sacado su peluca rubia, sus ojos azules quedaron en un vasito en
la mesita de noche y se había sacado los tacos. Había quedado normal
como todas las mujeres después del intento. Al despertar le preguntó por
un tajo que le atravesaba parte de su anatomía. Ella le contestó:
cabrón, toda la noche me hablaste de mi tajo o es que ya no te
recuerdas. Era bien poco lo que recordaba. Casi nada. Solo que era alta.
Que tenía los ojos azules, que era rubia y que habían tomado toda la
noche. Le dieron cinco años por matar a Belarmino Custodio Sánchez
Aguinaga. Al salir de la cárcel se hizo llamar Katiuska.
Hugo Vera Miranda inmaculadadecepcion.blogspot.com.ar
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