Había limpiado la casa y escrito
dos o tres poemas que me gustaban.
No pedía más.
Entonces
salí al pasillo para tirar la basura
y detrás de mí, por una correntada,
la puerta se cerró.
Quedé sin llaves
y a oscuras
sintiendo las voces de mis vecinos
a través de sus puertas.
Es transitorio, me dije;
pero así
también podría ser la muerte:
un pasillo oscuro,
una puerta cerrada con la llave adentro
la basura en la mano.
(Sin llaves y a oscuras)
Javier Casas
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