en la mitad de la noche irracional,
vuelto sobre la almohada, hundido,
tan remoto de las manos dormidas, cargado
de conciencia en bruto, hurgando hacia abajo,
en las posibles opciones de la oscuridad.
Este obrero nocturno cavando,
este hueso autónomo que me reserva el día
dónde sólo puedo apostar a las apariencias
apenas pulidas
por el extremo de mis nervios principales.
Joaquin Giannuzzi
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