Al fin y al cabo
fuiste una especie de devastación.
Un calor infernal
unos años de sequía,
la tierra se fue partiendo sin remedio.
Pero ni la luz de tu calor
perdonó a mis ojos sin pupilas.
Y aquella explosión,
que ingenuamente pensé,
había provocado cadenas de radio y televisión
para ser transmitida,
fue apenas vista
por dos o tres hoteles vacíos
hoteles de invierno
con comedores fantasmales
y desayunos con jugo de naranja.
La explosión se diluyó.
Fui por momentos un payaso que sufría convulsiones
dentro de todas las oficinas de pagos de consumo
y encima de todas las fronteras,
mientras tú saltabas amablemente en los techos
de las casas de los ricos.
Y cuando por fin el ruido pasó
y la oscuridad sucumbió,
me descubrí sentada y temblando
con la cabeza entre las rodillas,
como el único sobreviviente agusanado
en esta especie
de zona de desastre.
fuiste una especie de devastación.
Un calor infernal
unos años de sequía,
la tierra se fue partiendo sin remedio.
Pero ni la luz de tu calor
perdonó a mis ojos sin pupilas.
Y aquella explosión,
que ingenuamente pensé,
había provocado cadenas de radio y televisión
para ser transmitida,
fue apenas vista
por dos o tres hoteles vacíos
hoteles de invierno
con comedores fantasmales
y desayunos con jugo de naranja.
La explosión se diluyó.
Fui por momentos un payaso que sufría convulsiones
dentro de todas las oficinas de pagos de consumo
y encima de todas las fronteras,
mientras tú saltabas amablemente en los techos
de las casas de los ricos.
Y cuando por fin el ruido pasó
y la oscuridad sucumbió,
me descubrí sentada y temblando
con la cabeza entre las rodillas,
como el único sobreviviente agusanado
en esta especie
de zona de desastre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario