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sábado, 26 de noviembre de 2011
Luis Zalamea, despedida
Yo me voy porque en los "subways" no crecen los bejucos;
porque ya no huele el aire prisionero de las calles
a azafrán, ni a tomillo, ni a hembra en primavera.
Me voy porque a los parques les pusieron mordazas.
Me voy porque aquí ya no se puede reír a carcajadas;
porque los crepúsculos se compran enlatados;
porque agonizaron, inermes, los últimos rebeldes.
Me voy porque hasta los besos se encuentran censurados.
Me voy porque ya ordenaron investigar a la alegría;
porque a los niños les raptaron sus hadas;
porque a los libros los encerraron en la cárcel.
Me voy porque a la muerte la están vendiendo en cápsulas.
Me voy porque a las mujeres les rondaron el sexo;
porque al alcohol le editaron sus sueños;
porque en lugar de saúcos se cultivan barrotes.
Porque soltaron, todos, los diques del pavor.
Me voy porque en las calles tan sólo ríe el miedo.
Luis Zalamea
porque ya no huele el aire prisionero de las calles
a azafrán, ni a tomillo, ni a hembra en primavera.
Me voy porque a los parques les pusieron mordazas.
Me voy porque aquí ya no se puede reír a carcajadas;
porque los crepúsculos se compran enlatados;
porque agonizaron, inermes, los últimos rebeldes.
Me voy porque hasta los besos se encuentran censurados.
Me voy porque ya ordenaron investigar a la alegría;
porque a los niños les raptaron sus hadas;
porque a los libros los encerraron en la cárcel.
Me voy porque a la muerte la están vendiendo en cápsulas.
Me voy porque a las mujeres les rondaron el sexo;
porque al alcohol le editaron sus sueños;
porque en lugar de saúcos se cultivan barrotes.
Porque soltaron, todos, los diques del pavor.
Me voy porque en las calles tan sólo ríe el miedo.
Luis Zalamea
Fernando Pessoa
De todo quedaron tres cosas:
la certeza de que estaba
siempre comenzando
la certeza de que debía seguir
y la certeza de que sería
interrumpido antes de terminar.
hacer de la interrupción
un camino nuevo
hacer de la caída
un paso de danza
del miedo, una escalera
del sueño, un puente
de la búsqueda,
un encuentro.
la certeza de que estaba
siempre comenzando
la certeza de que debía seguir
y la certeza de que sería
interrumpido antes de terminar.
hacer de la interrupción
un camino nuevo
hacer de la caída
un paso de danza
del miedo, una escalera
del sueño, un puente
de la búsqueda,
un encuentro.
Fernando Pessoa
sábado, 19 de noviembre de 2011
Silvio Rodriguez, el necio
Para no hacer de mi icono pedazos,
para salvarme entre únicos e impares,
para cederme un lugar en su Parnaso,
para darme un rinconcito en sus altares
me vienen a convidar a arrepentirme,
me vienen a convidar a que no pierda,
mi vienen a convidar a indefinirme,
me vienen a convidar a tanta mierda.
Yo no sé lo que es el destino,
caminando fui lo que fui.
Allá Dios, que será divino:
yo me muero como viví.
Yo quiero seguir jugando a lo perdido,
yo quiero ser a la zurda más que diestro,
yo quiero hacer un congreso del unido,
yo quiero rezar a fondo un hijonuestro.
Dirán que pasó de moda la locura,
dirán que la gente es mala y no merece,
mas yo seguiré soñando travesuras
(acaso multiplicar panes y peces).
Dicen que me arrastrarán por sobre rocas
cuando la Revolución se venga abajo,
que machacarán mis manos y mi boca,
que me arrancarán los ojos y el badajo.
Será que la necedad parió conmigo,
la necedad de lo que hoy resulta necio:
la necedad de asumir al enemigo,
la necedad de vivir sin tener precio.
para salvarme entre únicos e impares,
para cederme un lugar en su Parnaso,
para darme un rinconcito en sus altares
me vienen a convidar a arrepentirme,
me vienen a convidar a que no pierda,
mi vienen a convidar a indefinirme,
me vienen a convidar a tanta mierda.
Yo no sé lo que es el destino,
caminando fui lo que fui.
Allá Dios, que será divino:
yo me muero como viví.
Yo quiero seguir jugando a lo perdido,
yo quiero ser a la zurda más que diestro,
yo quiero hacer un congreso del unido,
yo quiero rezar a fondo un hijonuestro.
Dirán que pasó de moda la locura,
dirán que la gente es mala y no merece,
mas yo seguiré soñando travesuras
(acaso multiplicar panes y peces).
Dicen que me arrastrarán por sobre rocas
cuando la Revolución se venga abajo,
que machacarán mis manos y mi boca,
que me arrancarán los ojos y el badajo.
Será que la necedad parió conmigo,
la necedad de lo que hoy resulta necio:
la necedad de asumir al enemigo,
la necedad de vivir sin tener precio.
Gonzalo Rojas
Los días van tan rápidos en la corriente oscura que toda salvación
se me reduce apenas a respirar profundo para que el aire dure
en mis pulmones
una semana más, los días van tan rápidos
al invisible océano que ya no tengo sangre donde nadar seguro
y me voy convirtiendo en un pescado más, con mis espinas.
nadie allá, voy corriendo a la materna hondura
donde termina el hueso, me voy a mi semilla,
porque está escrito que esto se cumpla en las estrellas
y en el pobre gusano que soy, con mis semanas
y los meses gozosos que espero todavía.
Uno está aquí y no sabe que ya no está, dan ganas de reírse
de haber entrado en este juego delirante,
pero el espejo cruel te lo descifra un día
y palideces y haces como que no lo crees,
como que no lo escuchas, mi hermano, y es tu propio sollozo allá
en el fondo.
Si eres mujer te pones la máscara más bella
para engañarte, si eres varón pones más duro
el esqueleto, pero por dentro es otra cosa,
y no hay nada, no hay nadie, sino tú mismo en esto:
así es que lo mejor es ver claro el peligro.
Estemos preparados. Quedémonos desnudos
con lo que somos, pero quememos, no pudramos
lo que somos. Ardamos. Respiremos
sin miedo. Despertemos a la gran realidad
de estar naciendo ahora, y en la última hora.
Gonzalo Rojas
viernes, 18 de noviembre de 2011
Jorge Boccanera, cancion
Ese corazón cabía en un zapato
y era abierto como un cuaderno abierto,
con garabatos restas y sustantivos propios.
Por ese corazón es que yo canto.
Ese corazón subía los techos a besar goteras,
después creció y aunque pasó de grado
no tuvo bicicleta ni entradas para el circo.
Por ese corazón es que yo canto.
Ese corazón golpeaba fiero en las camisas
tendidas en las sogas de los patios
y apuntó con canciones de esperanza.
Por ese corazón es que yo canto.
Ese corazón subía los techos.
Ese corazón cabía en un zapato.
Ese corazón estaba abierto, incluso,
sábados y domingos y feriados.
Jorge Boccanera
foto Rosario Puglisi
jueves, 17 de noviembre de 2011
Pablo Neruda, final
Matilde, años o días
dormidos, afiebrados,
aquí o allá,
clavando
rompiendo el espinazo,
sangrando sangre verdadera,
despertando tal vez
o perdido, dormido:
camas clínicas, ventanas extranjeras,
vestidos blancos de las sigilosas,
la torpeza en los pies.
Luego estos viajes
y el mío mar de nuevo:
tu cabeza en la cabecera,
tus manos voladoras
en la luz, en mi luz,
sobre mi tierra.
Fue tan bello vivir
cuando vivías!
El mundo es más azul y más terrestre
de noche, cuando duermo
enorme, adentro de tus breves manos.
dormidos, afiebrados,
aquí o allá,
clavando
rompiendo el espinazo,
sangrando sangre verdadera,
despertando tal vez
o perdido, dormido:
camas clínicas, ventanas extranjeras,
vestidos blancos de las sigilosas,
la torpeza en los pies.
Luego estos viajes
y el mío mar de nuevo:
tu cabeza en la cabecera,
tus manos voladoras
en la luz, en mi luz,
sobre mi tierra.
Fue tan bello vivir
cuando vivías!
El mundo es más azul y más terrestre
de noche, cuando duermo
enorme, adentro de tus breves manos.
Pablo Neruda
miércoles, 16 de noviembre de 2011
Joan Manuel Serrat, Irene
Irene
tiende sus trapos al sol,
prestando
misterios a la siesta
de bragas comprometedoras
y sábanas alcahuetas...
Irene
tiende el alma en el balcón
y el viento, indiscreto,
la explora,
resucitando formas
gorditas y habladoras...
Irene
columpiándose en los alambres.
Irene
convidándome a conocerla,
emplazándome...
No comprendo cómo puede usted
pasar y no verla...
Irene
tiende sus trapos al sol
y algo en mí
se aroma y despereza,
jugando a las adivinanzas
y a los rompecabezas.
tiende sus trapos al sol,
prestando
misterios a la siesta
de bragas comprometedoras
y sábanas alcahuetas...
Irene
tiende el alma en el balcón
y el viento, indiscreto,
la explora,
resucitando formas
gorditas y habladoras...
Irene
columpiándose en los alambres.
Irene
convidándome a conocerla,
emplazándome...
No comprendo cómo puede usted
pasar y no verla...
Irene
tiende sus trapos al sol
y algo en mí
se aroma y despereza,
jugando a las adivinanzas
y a los rompecabezas.
Julio Cortazar, para leer en forma interrogativa
Has visto
verdaderamente has visto
la nieve los astros los pasos afelpados de la brisa
Has tocado
de verdad has tocado
el plato el pan la cara de esa mujer que tanto amàs
Has vivido
como un golpe en la frente
el instante el jadeo la caìda la fuga
Has sabido
con cada poro de la piel sabido
que tus ojos tus manos tu sexo tu blando corazòn
habìa que tirarlos
habìa que llorarlos
habìa que inventarlos otra vez.
verdaderamente has visto
la nieve los astros los pasos afelpados de la brisa
Has tocado
de verdad has tocado
el plato el pan la cara de esa mujer que tanto amàs
Has vivido
como un golpe en la frente
el instante el jadeo la caìda la fuga
Has sabido
con cada poro de la piel sabido
que tus ojos tus manos tu sexo tu blando corazòn
habìa que tirarlos
habìa que llorarlos
habìa que inventarlos otra vez.
Julio Cortàzar
martes, 15 de noviembre de 2011
Jacobo Fitjman, poema V
Yo estaba muerto bajo los grandes soles, bajo
los grandes soles fríos.
A través de mi llanto
oigo el agrio sudor de la precocidad.
Yo vuelvo sobre un musgo
y las ciudades crecen a la aventura hasta la noche
del estupor.
Miseria.
Dios pesa.
Me llaman vientos de mar.
Van y vienen en grandes cambios; se alargan en
saltos irritados
que apagan mi temblor, que exasperan los sueños.
Jamás podré seguir.
Yo me veo colgado como un cristo amarillo sobre
los vidrios pálidos del mundo
los grandes soles fríos.
A través de mi llanto
oigo el agrio sudor de la precocidad.
Yo vuelvo sobre un musgo
y las ciudades crecen a la aventura hasta la noche
del estupor.
Miseria.
Dios pesa.
Me llaman vientos de mar.
Van y vienen en grandes cambios; se alargan en
saltos irritados
que apagan mi temblor, que exasperan los sueños.
Jamás podré seguir.
Yo me veo colgado como un cristo amarillo sobre
los vidrios pálidos del mundo
Daniel Fragosom,; Carta de Lou Forlayo a Hans Magnus Enzesberguer
Lou Forlayo le ha escrito a Hans Magnus Enzesberguer
diciendo que en la Universidad de Ítaca
un alumno suyo construyó un autómata que en lugar de literatura
paría logaritmos. Y el aparato tocaba el timbre
cada vez que encontraba una raíz imaginaria.
En mil ochocientos treinta y cuatro, el año de Hessischer Landbote,
Charles Babbage, neurópata rematado, Fellow de la Royal Society,
fundador del análisis operacional, ideó la ficha perforada.
Dividió en siete operaciones la fabricación de un alfiler:
tirar, enderezar, afilar, tornear, rematar, estañar y envasar,
y calculó el gasto salarial en una millonésima exacta de penique.
Lour Forlayo también le ha dicho que leer es de feos
que ya no está cool ir de modernito, con gafas de pasta,
que su alumno le ha enseñado que los pantalones pitillo
tienen fecha de caducidad
y que incluso ahora, mientras le escribe esta carta,
tal vez le envíe un email donde le explique los elixires de la ciencia
en los últimos días de su vida
cuando restituya el alfabeto de los ángeles.
Daniel Fragosom
diciendo que en la Universidad de Ítaca
un alumno suyo construyó un autómata que en lugar de literatura
paría logaritmos. Y el aparato tocaba el timbre
cada vez que encontraba una raíz imaginaria.
En mil ochocientos treinta y cuatro, el año de Hessischer Landbote,
Charles Babbage, neurópata rematado, Fellow de la Royal Society,
fundador del análisis operacional, ideó la ficha perforada.
Dividió en siete operaciones la fabricación de un alfiler:
tirar, enderezar, afilar, tornear, rematar, estañar y envasar,
y calculó el gasto salarial en una millonésima exacta de penique.
Lour Forlayo también le ha dicho que leer es de feos
que ya no está cool ir de modernito, con gafas de pasta,
que su alumno le ha enseñado que los pantalones pitillo
tienen fecha de caducidad
y que incluso ahora, mientras le escribe esta carta,
tal vez le envíe un email donde le explique los elixires de la ciencia
en los últimos días de su vida
cuando restituya el alfabeto de los ángeles.
Daniel Fragosom
domingo, 13 de noviembre de 2011
Charles Bukowski, nirvana
sin muchas oportunidades
sin propósito
alguno,
era un hombre joven
montado en un autobús
a través de Carolina del Norte
camino a
alguna parte
y empezó a nevar
y el autobús se paró
junto a un bar pequeño
en las colinas
y los pasajeros
entraron.
se sentó en la barra
con los demás,
pidió y le sirvieron.
la comida era
especialmente
buena
y el
café.
la camarera no
era como las mujeres
que había
conocido.
no era afectada,
irradiaba
naturalidad.
el cocinero decía
disparates.
el friegaplatos,
al fondo,
se reía, con una risa
bondadosa
clara
agradable.
el joven observaba
la nieve a través de las
ventanas.
quería quedarse
en aquel bar
para siempre.
le invadió
la curiosa sensación
de que todo
era
hermoso
allí,
de que todo
sería siempre
hermoso
allí.
entonces el conductor
dijo a los pasajeros
que era hora
de irse.
el joven
pensó, seguiré sentado
aquí, me quedaré
aquí.
pero después
se levantó y siguió
a los demás al
autobús.
buscó su asiento
y miró hacia el bar
a través de la ventanilla
del autobús.
entonces el autobús
arrancó, cogió una curva,
cuesta abajo, dejó atrás
las colinas.
el joven
miraba hacia
adelante.
los otros
pasajeros
hablaban
de otras cosas,
o
leían
o
intentaban
dormir.
no habían
percibido
la
magia.
el joven
inclinó la cabeza hacia
un lado,
cerró los
ojos, simuló que
dormía.
no había nada más
que hacer...
solamente escuchar el
ruido del
motor,
el ruido de las
ruedas
en la
nieve.
sin propósito
alguno,
era un hombre joven
montado en un autobús
a través de Carolina del Norte
camino a
alguna parte
y empezó a nevar
y el autobús se paró
junto a un bar pequeño
en las colinas
y los pasajeros
entraron.
se sentó en la barra
con los demás,
pidió y le sirvieron.
la comida era
especialmente
buena
y el
café.
la camarera no
era como las mujeres
que había
conocido.
no era afectada,
irradiaba
naturalidad.
el cocinero decía
disparates.
el friegaplatos,
al fondo,
se reía, con una risa
bondadosa
clara
agradable.
el joven observaba
la nieve a través de las
ventanas.
quería quedarse
en aquel bar
para siempre.
le invadió
la curiosa sensación
de que todo
era
hermoso
allí,
de que todo
sería siempre
hermoso
allí.
entonces el conductor
dijo a los pasajeros
que era hora
de irse.
el joven
pensó, seguiré sentado
aquí, me quedaré
aquí.
pero después
se levantó y siguió
a los demás al
autobús.
buscó su asiento
y miró hacia el bar
a través de la ventanilla
del autobús.
entonces el autobús
arrancó, cogió una curva,
cuesta abajo, dejó atrás
las colinas.
el joven
miraba hacia
adelante.
los otros
pasajeros
hablaban
de otras cosas,
o
leían
o
intentaban
dormir.
no habían
percibido
la
magia.
el joven
inclinó la cabeza hacia
un lado,
cerró los
ojos, simuló que
dormía.
no había nada más
que hacer...
solamente escuchar el
ruido del
motor,
el ruido de las
ruedas
en la
nieve.
Caetano Veloso, canto del pueblo de un lugar
Todo el dia el sol se levanta y la gente canta
al sol de todo el dia
fin de la tarde y la tierra corea
y la gente llora
porque es el fin de la tarde
porque es el fin de la tarde
cuando a la noche, la luna danza
y la gente baila
venerando la noche
venerando la noche
madrugada, cielo de estrellas
y la gente duerme
y la gente duerme
soñando con ellas
Caetano Veloso
Roberto Bolaño, Lisa ( apenas un hilo de agua)
Cuando Lisa me dijo que había hecho el amor
con otro, en la vacía cabina telefónica de aquel
almacén de la Tepeyac, creí que el mundo
se acababa para mí. Un tipo alto y flaco y
con el pelo largo y una verga larga que no esperó
más de una cita para penetrarla hasta el fondo.
No es algo serio, dijo ella, pero es
la mejor manera de sacarte de mi vida.
Parménides García Saldaña tenía el pelo largo y hubiera
podido ser el amante de Lisa, pero algunos
años después supe que había muerto en una clínica psiquiátrica,
o que se había suicidado. Lisa ya no quería
acostarse más con perdedores. A veces sueño
con ella y la veo feliz y fría en un México
diseñado por Lovecraft. Escuchamos música
(Canned Heat, uno de los grupos preferidos
de Parménides García Saldaña) y luego hicimos
el amor tres veces. La primera se vino dentro de mí,
la segunda se vino en mi boca y la tercera, apenas un hilo
de agua, un corto hilo de pescar, entre mis pechos. Y todo
en dos horas, dijo Lisa. Las dos peores horas de mi vida,
dije desde el otro lado del teléfono.
Roberto Gomez Bolaño
con otro, en la vacía cabina telefónica de aquel
almacén de la Tepeyac, creí que el mundo
se acababa para mí. Un tipo alto y flaco y
con el pelo largo y una verga larga que no esperó
más de una cita para penetrarla hasta el fondo.
No es algo serio, dijo ella, pero es
la mejor manera de sacarte de mi vida.
Parménides García Saldaña tenía el pelo largo y hubiera
podido ser el amante de Lisa, pero algunos
años después supe que había muerto en una clínica psiquiátrica,
o que se había suicidado. Lisa ya no quería
acostarse más con perdedores. A veces sueño
con ella y la veo feliz y fría en un México
diseñado por Lovecraft. Escuchamos música
(Canned Heat, uno de los grupos preferidos
de Parménides García Saldaña) y luego hicimos
el amor tres veces. La primera se vino dentro de mí,
la segunda se vino en mi boca y la tercera, apenas un hilo
de agua, un corto hilo de pescar, entre mis pechos. Y todo
en dos horas, dijo Lisa. Las dos peores horas de mi vida,
dije desde el otro lado del teléfono.
Roberto Gomez Bolaño
foto: Christioan Coigny womenstudio
domingo, 6 de noviembre de 2011
Jorge Teillier,, carta a Mariana
¿Qué película te gustaría ver?
Qué canción te gustaría oír?
Esta noche no tengo a nadie
A quien hacerle estas preguntas.
Me escribes desde una ciudad que odias
A las nueve y media de la noche.
Cierto, yo estaba bebiendo,
Mientras tú oías Bach y pensabas volar.
No creí que iba a recordarte
Ni creí que te acordarías de mí.
¿Por qué me escribiste esa carta?
Ya no podré ir solo al cine.
Es cierto que haremos el amor
Y lo haremos como me gusta a mí:
Todo un día de persianas cerradas
Hasta que tu cuerpo reemplace al sol.
Acuérdate que mi signo es Cáncer,
Pequeña Acuario, sauce llorón.
Leeremos libros de astrología
Para inventar nuevas supersticiones.
Me escribes que tendremos una casa
Aunque yo he perdido tantas casas.
Aunque tú piensas tanto en volar
Y yo con los amigos tomo demasiado.
Pero tú no vuelves de la ciudad que odias
Y estás con quien sabe qué malas compañías,
Mientras aquí hay tan pocas personas
A quien hacerles estas simples preguntas:
“Qué canción te gustaría oír,
Qué película te gustaría ver?
Y con quién te gustaría que soñáramos
Después de las nueve y media de la noche?”.
Qué canción te gustaría oír?
Esta noche no tengo a nadie
A quien hacerle estas preguntas.
Me escribes desde una ciudad que odias
A las nueve y media de la noche.
Cierto, yo estaba bebiendo,
Mientras tú oías Bach y pensabas volar.
No creí que iba a recordarte
Ni creí que te acordarías de mí.
¿Por qué me escribiste esa carta?
Ya no podré ir solo al cine.
Es cierto que haremos el amor
Y lo haremos como me gusta a mí:
Todo un día de persianas cerradas
Hasta que tu cuerpo reemplace al sol.
Acuérdate que mi signo es Cáncer,
Pequeña Acuario, sauce llorón.
Leeremos libros de astrología
Para inventar nuevas supersticiones.
Me escribes que tendremos una casa
Aunque yo he perdido tantas casas.
Aunque tú piensas tanto en volar
Y yo con los amigos tomo demasiado.
Pero tú no vuelves de la ciudad que odias
Y estás con quien sabe qué malas compañías,
Mientras aquí hay tan pocas personas
A quien hacerles estas simples preguntas:
“Qué canción te gustaría oír,
Qué película te gustaría ver?
Y con quién te gustaría que soñáramos
Después de las nueve y media de la noche?”.
Un bocado de belleza del Chango Spasiuk
El viernes pasado en el programa de Gerardo Rozin, emitido por C5N estuvo el Chango Spasiuk, un momento bellìsimo , un bocado de belleza
Sueño imposible
Luchar | |||||
cuando es fàcil ceder | |||||
vencer al enemigo invencible | |||||
Negar | |||||
Cuando la regla es vender | |||||
Sufrir la tortura implacable | |||||
Romper el incabable prisión | |||||
Volar un límite provable | |||||
tocar el inacessible piso | |||||
Es mi ley | |||||
es mi pregunta: | |||||
Convertir este mundo | |||||
Clavar este piso | |||||
No me importa saber | |||||
Si es demasiado terrible | |||||
¿Cuántas guerras tendrè | |||||
por un poco de paz | |||||
Y, mañana | |||||
Este suelo que yo bese | |||||
Por mi lecho y perdón | |||||
voy a saber que valio | |||||
delirar y morir de pasiòn | |||||
Y así | |||||
Ser como fuere | |||||
va a tener fin | |||||
la infinita aflicciòn | |||||
Y el mundo verá | |||||
Una flor | |||||
Brotar | |||||
del piso imposible |
martes, 1 de noviembre de 2011
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