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miércoles, 10 de abril de 2013

Ney Matogroso ( en los bares , en el barro, en los hogares



Yo soy un hombre, soy un animal, soy una mujer
soy  la mesa y las sillas de este cabaret
 soy tu amor profundo,  soy  tu lugar en el mundo
soy la fiebre que te quema, pero vos no dejas
Soy tu voz que grita pero vos, no aceptas
Lo oido que se escucha cuando las voces se ocultan 
en los bares, en las camas, en los hogares, en el barro  
 soy el nuevo,  soy viejo, soy el que no tiene tiempo
 lo que siempre estuvo vivo, pero no siempre consciente
lo que nunca le hace falta, lo que le atormenta y mata; 
 lo que no tiene dos partes, en la verdad existe 
ofrece la otra mejilla, pero no olvida lo que le hacen
en  los bares,en  el barro, en casa, en la cama.
Yo soy el nuevo, que soy viejo, solo que no tengo el tiempo
lo que siempre estuve  vivo
soy lo cierto, soy lo errado, soy lo que divide ;
lo que no tiene dos partes en la verdad existe
pero no olvida lo que le hacen
en los bares, en el barro, en los hogares, en el barro, en la cama,

Pablo Neruda, arte magnètica


De tanto amar y andar salen los libros.
Y si no tienen besos o regiones
y si no tienen hombre a manos llenas,
si no tienen mujer en cada gota,
hambre, deseo, cólera, caminos,
no sirven para escudo ni campana:
están sin ojos y no podrán abrirlos,
tendrán la boca muerta del precepto.

Amé las genitales enramadas
y entre sangre y amor cavé mis versos,
en tierra dura establecí una rosa
disputada entre el fuego y el rocío.

Por eso pude caminar cantando.

La Vela Puerca ( y la vida se acuesta a mi lado)



Hoy me siento que puedo hacer todo
Hoy la luna me invita a seguir
Y ella esta sentadita en el limbo
Diciendome donde no hay que ir.
Ciegamente confío en su mano
Y mi sol ahora empieza a salir
Que me atrevo a voltear los gusanos
Que no dejan crecer mi jardín

Y la vida se acuesta a mi lado
Y con ella me empiezo a reír
Y ahora sueño que voy caminando por todas las cosas
que faltan vivir, y sentir
Yo y mi jardín.

Que barato decir que es extraño
No tocarte y sentirte hoy aquí
Menos mal que ya entiendo mi tiempo
Y lo espero sin mucho pedir
Mis amigos revuelven la olla
Donde puse mi mejor perfil
Y me sobra con verlos bailando
Festejar para sobrevivir
Y la vida se acuesta a mi lado
Y con ella me empiezo a dormir
Y ahora sueño y me voy alejando de todas las cosas
que supe sufrir y sentir
Yo y tu jardín.

Y la vida se acuesta a mi lado
Y con ella me empiezo a morir
Y ahora sueño y me voy alejando de todas las cosas
que supe sufrir y sentir
Yo y mi jardín
Yo y tu jardín

Charles Bukowski :

¿Como diablos puede un ser humano disfrutar que un reloj alarma lo despierte a las 5:30 am para brincar de la cama , sentarse en el excusado, bañarse y vestirse, comer a la fuerza, cepillarse los dientes y cabello y encima luchar con el trafico para llegar a un lugar donde usted, esencialmente hace montañas de dinero para alguien mas, y encima si le preguntan, debe mostrarse agradecido por tener la oportunidad de hacer eso?
Charles Bukowski

lunes, 8 de abril de 2013

Silvio Rodriguez, tu imagen



Tu imagen me llegó
a las seis menos diez
y no pude dormir
ni un instante después:
te confundías con mis sábanas,
te me enredabas en la sien.

Lucías tan real que casi fui feliz,
pero a las seis y diez
me comprendí sin ti:
eran mis solitarias sábanas
y una habitual mañana gris...

Y tú eras mi viento, mas no a favor;
eras mi barca en el pedregal;
eras mi puerta sin tirador;
eras mi beso buscando hogar.

Y tú eras un parto de antigüedad,
maña de un diablo desesperado;
eras espuma de soledad,
carne con llagas de desamor.

Y así fuiste la otra mitad
de amanecer
que no alumbró jamás.

Hernan Casciari, acordarse y olvidarse

Tengo la teoría de que la carcaza de la cabeza tiene un espacio limitado, y que cada vez que memorizás una información, otra información ya antigua se cae, se pierde, se muere. ¿Pero escogemos lo que borramos, o eliminamos al azar? Elegir lo que vamos a olvidar es lo que diferencia a los humanos de los primates y de las cajeras del Carrefour.
Por ejemplo conocés a alguien y te dice: "Hola, me llamo Carlos". Como sabés que durante toda la conversación vas a tener que recordar ese nombre para no quedar como un desubicado, lo memorizás: "carlos, carlos, carlos...". A continuación, con el objeto de dejar espacio y que la cadena de caracteres "carlos" te entre cómoda en el cerebro, das de baja otro recuerdo al azar, por ejemplo la marca del segundo auto que tuvo tu papá. Amiocho, Amioch, Amio, Ami, A... ¡Plop!.
Hasta ahí vamos bien. ¿Pero qué pasa cuando querés memorizar una imagen pesada, un culito inolvidable que va por la calle, por ejemplo? Ocurre que tenés que borrar algo también de mayor valor, más o menos de 100k.
Yo, por ejemplo, cuando veo un culo recordable, elimino automáticamente de la cabeza a dos o tres compañeros de la primaria, que los tengo ahí guardados al pedo. ¡Ojo! No sólo hay que olvidarse los apodos, sino de todo: la cara, la voz, el apellido... (Un apellido español pesa 32bytes; un apellido ruso, 4k.)
Si ayer, miércoles 26, tuviste un día movido y hoy te querés acordar del día enterito, lo mejor es que borres algún pasaje tonto de los años ochenta. Recomiendo eliminar algún día de invierno, que casi nunca pasaba nada. Cuidado, no elijas 1982 o 1986 porque había Mundial, y capaz que te olvidás de algún partido importante.
Otro buen consejo es zipear, sobre todo en la época de estudiante. Cuando sos adolescente, empezás a ver a las primeras chicas en pelotas, tenés alucinaciones interesantes con ácido, tus amigos tienen caras graciosas; es decir: casi todo lo que te pasa está bueno. Por eso cuesta tanto estudiarse de memoria los nombres de los ríos de Argentina. En esas épocas te conviene usar la mnemotecnia.zip o directamente el machete.rar (y después del examen eliminar los archivos enseguida; lo podés hacer a mano o con porro. A mano es más selectivo; con porro te olvidás hasta del Paraná).
Lo que no hay que hacer nunca es eliminar al azar, porque la cabeza es muy hija de puta. Yo antes de ser inteligente borraba a ciegas; un día, para acordarme de memoria el teléfono que una chica me dio en una boîte, eliminé por error la cara de mi vieja. Gestos, color de ojos, tintura, ¡todo! Fue un garrón, porque trasca la chica me había dado un teléfono falso.
Otra cosa muy peligrosa es hacerse el Funes y no borrar nada. Mi amigo el Chiri, en una época, se acordaba de todo. Yo le preguntaba, por ejemplo:
—¿Te acordás esa vez que fuimos a ver un Racing-Cruzeiro al club Belgrano?
—Mil nueve ochenta y ocho —me canchereaba—, final de la Supercopa, uno a cero con gol de Catalán, vos tenías una camisa cuadriyé y desde ahí nos fuimos por la 31 a buscarlo a Talín. 23 grados. Al otro día llovió un rato.
Era admirable su capacidad de compresión, pero por contrapartida le salían muchos granos y se quedó miope. El otro día hablé por teléfono con él y me asegura que ya no se acuerda de nada, que anota todo en un papel que tiene pegado a la heladera. Lo bien que hace.
Hablando de Funes. El otro día con mi amigo el William llegamos a la conclusión de que Borges se sabía tantos libros de memoria no porque fuera inteligente sino porque todos sus recuerdos son .txt (dado que el .jpg y el .avi no son compatibles con la gente ciega).
—¡Así cualquiera! —se quejaba el William.
Cuando nació la Nina presencié el parto. Y para guardar esos milagrosos 17 minutos en alta definición, tuve que eliminar un montón de información, alguna muy útil. Elegí olvidarme del año 1979 entero, y como faltaba espacio tiré también el archivo Capitales_de_Asia.mdb, y una carpeta con los nombres reales de todos los actores del Chavo, que me venían bien para las conversaciones posmodernas. Lo siento mucho, pero una hija vale más que eso.
Pero igual tengo cosas que quiero borrar y no puedo. La noche que se murió mi abuelo Salvador, por ejemplo, fue la única vez que lo vi llorar a mi viejo. A esa madrugada la debo haber guardado como archivo de sólo lectura, o con una contraseña encriptada. Porque me pesan mucho esas imágenes en la clínica, son como tres megas, y sin embargo no me las puedo sacar del marote.

Hernan Casciari
este texto fue extraido de Orsai: http://editorialorsai.com/

Caetano Veloso, ( y el lugar màs frio , es mi cuarto)



Estoy triste tan triste
estoy muy triste
por què no lo es
lo que mi labio no dice
lo que mi gesto no hace 
yo me siento vacio y siendo alimentado
estoy triste, tan triste
y el lugar mas frio de Rio es mi cuarto
Estoy triste tan triste
estoy muy triste
por què no lo es
lo que mi labio no dice
lo que mi gesto no hace 
yo me siento vacio y siendo alimentado
estoy triste, tan triste
y el lugar mas frio de Rio es mi cuarto




Juan Gelman, reuniones


La mujer sentada en la plaza no tiene techo
tiene un chico de cinco años que se pone a gritar en la plaza
grita bajo el cielo abierto en la plaza
hace 20 días que el chico de pronto se pone a gritar bajo el cielo

esos gritos cuelgan del aire un rato y caen sin
que nadie los vea guarde o moje para apagar/el frío
los arruga y crujen como padecimientos como hojas
como secos en la plaza mientras

algunos preparan una reunión para defender a la poesía
citan poetas por teléfono algo
cruje ahora o padece apenas cubierto
por el otoño o la mano

de la mujer contra la boca del chico o
la boca del chico gritando contra el cielo o mano la
reunión de la boca y la mano
para defender a la poesía/de

la boca a la mano ¿cómo es el viaje? el
grito ¿echa raíces quieto por fin? la
mano ¿vuelve a ser tierra para abrigar
los gritos desolados del pobrecito en el día? ¿y qué

germinará de boca a mano? ¿planta? ¿monstruo? ¿belleza
que andará por el mundo después? el dolor
¿dará belleza después? tanto dolor acá
¿dará belleza algún día? esta

reunión bajo los astros que callan o brillan
¿calla brilla en la tarde como astro reunido?
¿callará brillará como astro después?
¿tiembla cielo de la boca a la mano

como techo para astros germinaciones
padecimientos que caen del chico la mujer? oh astros
¿crujen como hojas en la plaza?
¿para defender a la poesía?

jueves, 4 de abril de 2013

La Bersuit , ( y yo te ofrendo esta bronca ....)



Viene el olor a otra sudestada,
trae el olor a leche cortada:
se intuye un sol naciente, incipiente,
detrás del nubarrón ni se siente...
Drena como una bruma infectada,
trae explicaciones lacrimógenas,
nadie puede creer, ¡Doy fe!
Si una estrella nos guía, no se ve,
no se ve, no se ve...
Veo en un temblor de cara
paralización y rabia;
trae el viento otras voces-
las oís: es una sinfonía de raíz.
Como un trueno ronco, ancestral,
del centro mismo de la tribu,
todos juntos, en una inmensa soledad.
Un abrazo tuyo no vendría nada mal.
Remolinos de semillas, buscando tierra
para florecer.
Y yo te ofrendo esta bronca
pa´ que la lleves al mar,
pa´ que no lloren los míos.
Rodillas en la ciudad.
Y yo te pido esa fuerza,
toda tu cruel decisión,
pa´ que este sueño partido
despierte revolución.
Estabas ahí, parada en el cordón,
con la cabeza gacha,
como pidiendo perdón.
Al otro día estabas
en el umbral,
por el olor sabía
que estaba todo mal.
Miré con odio al cielo
y pronto blasfemé,
porque lo que traías era todo nuestro descarte;
nuestras pestes, plástico,
hedionda polución.
Miseria.
Abortos de millones de corazones
hechos mierda.
Mientras más subías
me dio por escapar;
me fui para el techo,
no quedaba otro lugar.
Flameaba mi bandera,
blanca y celeste,
ya sin paz... ni cielo.
El paraíso se hizo peste.
Todo lo que tirás al río, vuelve
la pólvora mojada de otro temporal.
Para nada sirve el sol,
no va a evaporizar.
Millones de litros de lágrimas.
Remolinos de semillas, buscando tierra
para florecer.
Y yo te ofrendo esta bronca
pa´ que la lleves al mar,
pa´ que no lloren los míos.
Rodillas en la ciudad.
Y yo te pido esa fuerza,
toda tu cruel decisión,
pa´ que este sueño perdido
despierte revolución.
Y yo te ofrendo esta bronca
pa´ que la lleves al mar,
pa´ que no lloren los míos.
Rendidos en la ciudad.
Otra sudestada...

Eduardo Galeano, la inundaciòn

Las calles eran obras de florería; las iglesias, delicias de confitería; los palacios, regalos de juguetería.
Pero la bella Antigua, la capital de Guatemala, vivía con el corazón en la boca, entre los vómitos y los sacudones de la tierra enojada. Los volcanes la condenaban a zozobra perpetua. Lo que no gastaba en lágrimas, se le iba en suspiros.
En 1773, la tierra corcoveó como nunca. Y lo peor fue que el río se salió de cauce y ahogó a las gentes y a las casas. Y los que sobrevivieron a la inundación no tuvieron más remedio que huir a la disparada para fundar, lejos, otra ciudad.
El río que se desbordó se llamaba, se llama, Pensativo.

Dario Sztajnszrajber, mentira la verdad : el alma (1)



este programa se emite por canal encuentro 

miércoles, 3 de abril de 2013

Spiritualized ( puedes tu oirme? )



Jaime Sabines, despuès de todo

Después de todo -pero después de todo-

sólo se trata de acostarse juntos,
se trata de la carne,
de los cuerpos desnudos,
lámpara de la muerte en el mundo.

Gloria degollada, sobreviviente
del tiempo sordomudo,
mezquina paga de los que mueren juntos.

A la miseria del placer, eternidad,
condenaste la búsqueda, al injusto
fracaso encadenaste sed,
clavaste el corazón a un muro.

Se trata de mi cuerpo al que bendigo,
contra el que lucho,
el que ha de darme todo
en un silencio robusto
y el que se muere y mata a menudo.

Soledad, márcame con tu pie desnudo,
aprieta mi corazón como las uvas
y lléname la boca con su licor maduro.

Gal Costa y Zeca Baleiro, ( ando tan a flor de piel )



Yo estoy tan cansado
pero no para decir
que no creo màs en vos
con mis pantalones amarillos
mi abrigo de general
lleno de anillos,
voy descendiendo 
por todas las calles
y voy a tomar aquel
viejo navio
Yo no preciso de mucho dinero
gracias a Dios !
y no me importa no 

Nena
mi dulce nena
nena 

Asi ,

yo estoy tan cansado
pero no para decir
me voy
tal vez yo vuelva
un dia , yo vuelva
quien sabe
pero yo preciso
yo preciso olvidarla
a mi grande
a mi  pequeña
a mi inmensa obsesiòn
a mi dulce nena

Nena
mi dulce nena
nena 


Ando tan a flor de piel
que cualquier beso de novela 
me hace llorar
ando tan a flor de piel 
que   mirar  " flores en la ventana"
me hace morir 
Ando tan a flor de piel
que mi deseo se confunde
con la voluntad de no ser
Ando tan a flor de piel
que mi piel
tiene el fuego
del juicio final
Barco sin puerto
sin rumbo, sin vela
caballo sin silla
bicho  suelto
un perro sin dueño
un niño, un bandido 
a veces me preservo
otras , me suicido !


Juan Josè Arreola, Eva

Él la perseguía a través de la biblioteca entre mesas, sillas y facistoles. Ella se
escapaba hablando de los derechos de la mujer, infinitamente violados. Cinco mil años absurdos los separaban. Durante cinco mil años ella había sido inexorablemente vejada, postergada, reducida a la esclavitud. Él trataba de justificarse por medio de una rápida y fragmentaria alabanza personal, dicha con frases entrecortadas y trémulos ademanes.
En vano buscaba él los textos que podían dar apoyo a sus teorías. La biblioteca, especializada en literatura española de los siglos XVI y XVII, era un dilatado arsenal enemigo, que glosaba el concepto del honor y algunas atrocidades de ese mismo jaez.
El joven citaba infatigablemente a J. J. Bachofen, el sabio que todas las mujeres debían leer, porque les ha devuelto la grandeza de su papel en la prehistoria. Si sus libros estuvieran a mano, él habría puesto a la muchacha ante el cuadro de aquella civilización oscura, regida por la mujer, cuando la tierra tenía en todas partes una recóndita humedad de entraña y el hombre trataba de alzarse de ella en palafitos.
Pero a la muchacha todas estas cosas la dejaban fría. Aquel periodo matriarcal, por desgracia no histórico y apenas comprobable, parecía aumentar su resentimiento. Se escapaba siempre de anaquel en anaquel, subía a veces a las escalerillas y abrumaba al joven bajo una lluvia de denuestos. Afortunadamente, en la derrota, algo acudió en auxilio del joven. Se acordó de pronto de Heinz Wólpe. Su voz adquirió citando a este autor un nuevo y poderoso acento.
“En el principio sólo había un sexo, evidentemente femenino, que se reproducía automáticamente. Un ser mediocre comenzó a surgir en forma esporádica, llevando una vida precaria y estéril frente a la maternidad formidable. Sin embargo, poco a poco fue apropiándose ciertos órganos esenciales. Hubo un momento en que se hizo imprescindible. La mujer se dio cuenta, demasiado tarde, de que le faltaban ya la mitad de sus elementos y tuvo necesidad de buscarlos en el hombre, que fue hombre en virtud de esa separación progresista y de ese regreso accidental a su punto de origen.”
La tesis de Wólpe sedujo a la muchacha. Miró al joven con ternura. “El hombre es un hijo que se ha portado mal con su madre a través de toda la historia”, dijo casi con lágrimas en los ojos.
Lo perdonó a él, perdonando a todos los hombres. Su mirada perdió resplandores, bajó los ojos como una madona. Su boca, endurecida antes por el desprecio, se hizo blanda y dulce como un fruto. Él sentía brotar de sus manos y de sus libios caricias mitológicas. Se acercó a Eva temblando y Eva no huyó.
Y allí en la biblioteca, en aquel escenario complicado y negativo, al pie de los volúmenes de conceptuosa literatura, se inició el episodio milenario, a semejanza de la vida en los palafitos.

martes, 2 de abril de 2013

Fernando Delgadillo( de veras serà febrero...)




El viento trae esta tarde el olor
que se acusa en algunas maderas,
o tal vez sea que comienzo a pensar
en tu pelo cuando te lo sueltas
y emite un aroma tan particular
que tan sólo he podido volver a encontrar
en el soplo que invierno ha
acercado hasta aquí.
Para insinuar la víspera de primavera
supongo que invierno siempre ha
olido así como guarda tu pelo
ese olor a maderas.

La tarde habita en tus ojos castaños
con el aire antaño que siempre perdura.
Cuando te estoy esperando
cuando me encuentro con una
infinita mañana camino a
alargarse
como temporada de frío que
en mi espalda se queda
hasta que la tarde se acomoda
en mi, ella me entibia las ganas
por eso me gusta y me gusta
decirlo
la tarde en tus ojos
tiene un aire antiguo.

De veras será febrero o soy yo
quien se cuelga del viento
como de tu aliento
a veces cierro los ojos. por que detesto
mirar, que el bálsamo que respiro
tan ávidamente es el viento y no más.

Y a veces lo olvido pero algo me acuerda
y lo vuelvo a pensar y me digo
¿dónde te tengo?
¿en dónde no estás?
a dónde puedo poner la mirada
sin que te tenga que hallar.
La luz del mundo se marcha a las 7
y yo apenas comienzo a ver bien
conforme tira a lo obscuro, camino
pensando que sigo tu sombra
a la vez que un susurro de las
hojas sueltas. Se va cuchicheando
frases incompletas y a veces
hasta pregunta por ti.

De veras será febrero o soy yo
quien se cuelga del viento
como de tu aliento
a veces cierro los ojos. por que detesto
mirar, que el bálsamo que respiro
tan ávidamente es el viento y no más.

El viento trae esta tarde el
rumor de tu voz que se pierde a
la luz perezosa del sol y te
imagino acostada, apagando la
luz del candil.

Del mismo modo que
miro que el sol de la tarde cuando se
recuesta tiene un aire a ti
y miro al último sol de la
tarde como se recuesta, con cierto
aire a ti por cierto
con cierto aire a ti.

Valerie Mejer, el dìa del juicio

El día del juicio es el día en que el juicio vuelve.
Dibujas y el día se raja
cuando abres un cajón y una foto se desliza en tu presencia:
Estás ahí con un trajecito azul (que no recuerdas)
y tu hermano, el muerto, el que se tiró de una ventana
tiene el mismo brazo largo de tu hija
y el mismo perfil curvo. Rozagante.
Apenas se ve un pie sobre la playa: es de tu padre.
Como si fuera la punta
de la extensión de un pulpo.
Somos pequeños, decimos animales,
sucedió en un momento antes y después de las banderas.
Antes mucho antes de Edimburgo.
¿Cómo será el hostal en el que te arrojaste
y las escaleras de las que se quejaba el más grande de los glotones?
Tengo tu nota suicida, me la envió un detective compasivo.
Tengo tu acta de defunción,
me la envió una poeta que vigiló la muerte
de un pulpo semejante a aquel que tuvimos por padre. Ella, como buena
etóloga lo envió pronto y con una nota.
Llamas a Londres y le dices
Papá no, no se cayó del árbol que podaba en lugar de jugar una partida brillante.
"Your brother took his own life" me dice por teléfono
alguien amable y escocés. "He jumped fron the window", "I'm terryble sorry".
No jugó el Blitzkrieg de los aires. No lo mató que su novia -bonita, muda y frágil-
se marchara.
Tal vez sí las hermosas caras de sus hijos a los que dejó con una vecina
seis años antes aunque no aparecen en la nota
y sólo se disculpa con extraños.
Lo mató la extensión de un pulpo casi cuarenta años antes de morir.
Se tiró por la ventana un día antes del aniversario de bodas de sus padres
(aunque nadie más lo recordara, pero
yo soy buena para las fechas)
¿No está aquí también el paisaje?
Mientras me baño, al alcance de la mano está el pico de chupamirto
inclinado hacia arriba. Pero Charlie no sabía nada de pájaros
aunque lo hubieran retratado con una paloma en el hombro.
Sabía jugar ajedrez y sabía derrotarte.
Papá, un niño que te idolatra nunca va a vencerte. Jaque-Mate.
Charlie, si el paisaje y su latido de pájaro hubieran entrado en la escena,
si como yo hubieras temidos a los pulpos,
pero aprendiste a leer con un libro sobre la Segunda Guerra.
Yo aprendí con un libro sobre rebaños y pastores,
a la edad en que aparecemos en la foto,
tan cerca del mar, a un paso del pulpo, rubios del sol.
Para mí había un atajo: el paisaje,
el rebaño, el ser niña, la aversión a los moluscos, el amor
por los huérfanos de Villalongín, el miedo,
la memoria de las fechas, respetar lo invisible que es ya algo
y vaporosa antesala de algo que aún no sucede. Las frases.
Incluso las frases de tu acta de defunción: 43 años, jardinero.
Ah... y los dibujos, incluso el tulipán al reverso de tu acta.
Y el color verde

Valerie Mejer

un pàjaro en un circo



 *amplien la pantalla para verlo mejor

Spencer Holst, Mona Lisa encuentra a Buda





Allá arriba, en el cielo, las cortinas ondularon, las cortinas ondularon, las cortinas
ondularon y Mona Lisa entró por un extremo de una pequeña sala en la que colgaban
muchas cortinas.
Allá arriba, en el cielo, las cortinas ondularon, ondularon, ondularon, y el Buda
entró en la sala por el otro extremo.
Se sonrieron.

 Spencer Hols

lunes, 1 de abril de 2013

Legiòn Urbana, ( vamos a celebrar Eros y Tànatos)


Ruben D'Alba


Hoy no quiero
lavarme las manos que te guardan.
Hoy no quiero recordarte
en esta lluvia
que suena en mi memoria.
Hoy quiero oler todo tu cuerpo
enfrascado
en la yema de mis dedos.
Ruben D' Alba

Silvio Rodriguez ( conquista se adueña, no toca receso)

Hernan Casciari, los graciosos

Hay una clase de gente que sabe chistes. Saber chistes es fácil; te sentás una tarde con un casette y, si 'saber' contar chistes es otra historia. Yo le tengo un miedo espantoso a esa gente que, en las fiestas, te empieza a contar chistes. Le tengo más miedo a eso que al cáncer de próstata.
le ponés voluntad, te aprendés noventa. Pero
—Hernán Hernán, vení —se viene riendo de entrada el chistoso, y te agarra del hombro para que no te escapes— ¿Sabés el del tipo que va a la tintorería porque tiene una mancha de semen en el pantalón?
—No.
Yo soy de los que dicen "no", como casi todo el mundo. Quisiera ser de los que dicen "sí" y se quedan tan contentos. O de los que dicen "no sé, pero no quisiera verte hacer el ridículo, Ricardo".
Pero mi timidez, o mi falta de reflejos, provocan que mi respuesta sea "no". Y entonces me quedo en pausa, intimidado, como las liebres en la ruta cuando viene un camión de frente con las luces altas. Digo "no" y me preparo a vivir un momento incómodo. ¿Por qué es incómodo que te cuenten un chiste? Principalmente, porque hay que hacer demasiados esfuerzos para fingir que te estás divirtiendo.
Como primera medida tengo que poner la mandíbula en piloto automático. Esto es, sonreír de entrada, mientras el otro empieza con su relato. Siempre el contador amateur quiere ser gracioso desde el vamos: mueve las manos, cambia la voz si hay más de un personaje, etcétera. Y esto, supuestamente, 'ya es' gracioso. Entonces tenso el músculo abductor, mostrando los dientes, cosa que cansa muchísimo.
El esfuerzo mayor, sin embargo, es dividir el cerebro en tres compartimientos: el que escucha el argumento del chiste, el que se pregunta porqué mierda no me quedé en mi casa, y el que critica minuciosamente la performance.
Mientras el chistoso cuenta, yo pienso cuánto hay de natural en su exposición. Cuánto es de él, y cuánto está copiando. Reconozco los fallos de tiempo y suspense. Le busco los hilos a la marioneta. No sé por qué, pero dedico mucha energía a hacer una crítica despiadada del pobre aficionado; me convierto en una especie de borjamari del chascarrillo.
Y sufro mucho. Sobre todo cuando el chistoso va llegando al final, y desde lejos se nota que la trama va perdiendo fuerza. Que no se sostiene, que las voces de los personajes no son las mismas que al principio, que el remate se ve venir, se sospecha... Y entonces empiezo a preparar la carcajada falsa. No sé reírme de mentira. Me sale como un catarro. Pero mentalmente voy practicando.
—¡Aja jaaaa jaa jaja! —exploto cuando el chiste termina, tratando de no quedar del todo satisfecho, por las dudas que el contador sea uno de esos que saben más chistes.
Pero hay algo peor que el que te arrincona en soledad: y es el que cuenta chistes verdes en la mesa, y en vez de decir culo, pito, coger o concha, hace gestos, ruiditos o movimientos de cejas:
—Había una pareja en un auto, a la noche, y estaban a punto de... ya saben —y cierra el puño, pone cara 'graciosa' y mueve la mano para atrás y para adelante—. Entonces ella le agarra al tipo la ... ¿no? —y mira a las mujeres presentes—, bueno, y era enorme.
¡Si vas a contar algo en donde la poronga es protagonista, decí "Poronga"! Y si pensás que decir poronga es amoral, o es una falta de educación, o constituye delito o pecado, ¡entonces no cuentes algo donde la poronga es la protagonista!
Yo transpiro mucho en esas reuniones de gente grande que cuenta chistes. Me hago mucha mala sangre, me saca úlcera. Incluso me estoy poniendo de muy mal humor mientras escribo esto.
Odio mucho, por ejemplo, a los que cuentan chistes de gallegos metiendo la zeta en todas partes, a los que después del primer chiste te cuentan otro porque fingiste mucha risa, a los que tartamudean al final porque se ponen nerviosos, a los que cuentan chistes de Verdaguer poniendo la voz de Verdaguer, a los que se ríen mientras narran como si los ganara la tentación, a los que cuentan chistes de caballos que entran a un bar y piden un vino, a los que imitan la voz de los maricones usando la misma zeta de los gallegos pero poniendo la mano como si llevaran una bandeja invisible, a los que te explican el final, a los que se equivocan y empiezan de nuevo, a los que creen que para hablar como un judío solamente es necesario decir 'noive' en lugar de nueve, a los que repiten el remate porque no te causó gracia y creen que no entendiste, a los que sospechan que los chistes en donde aparece Marx o Freud son chistes inteligentes, a los que cuentan chistes largos donde hay un amante adentro de un ropero, a los que incluyen el final en la introducción y no se dan cuenta, a los que preguntan si no hay gente con cáncer en la mesa antes de contar un chiste negro, a ustedes, a todos ustedes que son legión y que compran los casettes de José Luis Gioia en las góndolas de liquidación y después se encierran un día entero a aprenderse de memoria cada palabra, a ustedes les tengo miedo, les tengo lástima y los odio.
No son graciosos y lo saben, pero insisten. La única virtud que tienen es haber aprendido algo de memoria. Saben las palabras, las pueden repetir una atrás de la otra, pero no tienen la menor idea de cómo decirlas. No les entra en la cabeza que el humor es un arte, como pintar cuadros o tocar el violín.
Yo, por ejemplo, me sé de memoria muchos poemas, pero eso no me habilita a ir por las reuniones recitándoselos a la gente por la espalda y a traición. Aunque no estaría mal que, una noche de estas, para vengarme de todos los hijos de puta que se creen graciosos, empezara a llevármelos uno por uno a un rincón y les dijera:
-¿Sabés èse ése del tipo que no es nada, que nunca será nada, que no puede querer ser nada, pero aparte de eso tiene en él todos los sueños del mundo?
A ver cuánta poesía portuguesa son capaces de aguantar.

este texto fue publicado en la maravillosa  Orsai:  http://editorialorsai.com/