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viernes, 30 de septiembre de 2011

Jorge Teillier, sin señales de vida

Para qué dar señales de vida?
Apenas podría enviarte con el mozo
un mensaje en una servilleta.

Aunque no estés aquí.
Aunque estés a años sombra de distancia
te amo de repente
a las tres de la tarde,
la hora en que los locos
sueñan con ser espantapájaros vestidos de marineros
espantando nubes en los trigales.

No sé si recordarte
es un acto de desesperación o elegancia
en un mundo donde al fin
el único sacramento ha llegado a ser el suicidio.

Tal vez habría que cambiar la palanca del cruce
para que se descarrilen los trenes.
Hacer el amor
en el único Hotel del pueblo
para oír rechinar los molinos de agua
e interrumpir la siesta del teniente de carabineros
y del oficial del Registro Civil.

Si caigo preso por ebriedad o toque de queda
hazme señas de sol con tu espejo de mano
frente al cual te empolvas
como mis compañeras de tiempo de Liceo.

Y no te entretengas
en enseñarle palabras feas a los choroyes.
Enséñales sólo a decir Papá o Centro de Madres.
Acuérdate que estamos en un tiempo donde se habla en voz baja,
y sorber la sopa un día de Banquete de Gala
significa soñar en voz alta.

Qué hermoso es el tiempo de la austeridad.
Las esposas cantan felices
mientras zurcen el terno
único del marido cesante.

Ya nunca más correrá sangre por las calles.
Los roedores están comiendo nuestro queso
en nombre de un futuro
donde todas las cacerolas
estarán rebosantes de sopa,
y los camiones vacilarán bajo el peso del alba.

Aprende a portarte bien
en un país donde la delación será una virtud.
Aprende a viajar en globo
y lanza por la borda todo tu lastre:
Los discos de Joan Baez, Bob Dylan, los Quilapayún,
aprende de memoria los Quincheros y el 7º de Línea.
Olvida las enseñanzas del Nido de Chocolate, Garfield o el Grupo Arica,
quema la autobiografía de Trotsky o la de Freud
o los 20 Poemas de Amor en edición firmada y numerada por el autor.

Acuérdate que no me gustan las artesanías
ni dormir en una carpa en la playa.
Y nunca te hubiese querido más
que a los suplementos deportivos de los lunes.

Y no sigas pensando en los atardeceres en los bosques.
En mi provincia prohibieron hasta el paso de los gitanos.

Y ahora
voy a pedir otro jarrito de chicha con naranja
y tú
mejor enciérrate en un convento.

Estoy leyendo El Grito de Guerra del Ejército de Salvación. 
Dicen que la sífilis de nuevo será incurable
y que nuestros hijos pueden soñar en ser economistas o dictadores.

martes, 27 de septiembre de 2011

John Lennon, yo soñaba con el pasado

John Lennon, muchacho celoso

Yo soñaba con el pasado
Y mi corazón latía fuerte
Comencé a perder el control
Comencé a perder el control

Yo nunca quise herirte
Siento haberte hecho llorar
Oh no, no quise herirte
Soy solo un hombre celoso

Me sentía inseguro
Podrías no amarme nunca más
Estaba estremeciéndome por dentro
Estaba estremeciéndome por dentro

Yo nunca quise herirte
Siento haberte hecho llorar
Oh no, no quise herirte
Soy solo un hombre celoso

Yo nunca quise herirte
Siento haberte hecho llorar
Oh no, no quise herirte
Soy solo un hombre celoso

Intentaba atrapar tus ojos
Aunque tu tratabas de esconderlos
Estaba tragando mi dolor
Estaba tragando mi dolor

Yo nunca quise herirte
Siento haberte hecho llorar
Oh no, no quise herirte
Soy solo un hombre celoso, mira
Soy solo un hombre celoso, mira afuera cariño
Soy solo un hombre celoso

Silvio Rodriguez, ( en que rio se ahogaron?)

Jorge Boccanera, Alejandro del Prado, que cazador

Qué cazador derribó aquellas cartas
que nunca me mandaste.
Qué fuego las quemó,
en qué río se ahogaron.
Quién convenció a tus manos de que no,
quién a tu corazón,
quién a tu corazón,
quién a tu corazón.

Quién a tu boca.

Mejor es que se vayan aves negras,
mejor me dejen solo
que estoy enamorado
de otra muerte.

De esto ni una palabra a los carteros...

Pablo Ingberg, diario de un misògino (fragmento)



El verbo griego para "saber " tiene la misma raiz que "ver" , saber por haber visto: El latino , supere, la misma de " sabor" saber por haber probado. Dos concepciones del mundo. Contemplat , ser testihgo, historiar, teorizar. O experimentar, empirismo, la prueba en carnde propia, los dedos en el enchufe.
 (Nota bene: el sabercastelano desciende, por supuesto desciende del latin)

                                                                                                     20 de marzo
                                                                                                           (el mes del pez)

lunes, 26 de septiembre de 2011

Jorge Drexler (hay que pensar que la tristeza tambièn)

Jorge Drexler, se va, se fue

Con el anhelo dirigido hacia ti
yo estaba sólo, en un rincón del café
cuando de pronto oí unas alas batir,
como si un peso comenzara a ceder,

se va,
se va,
se fue…

Tal vez fue algo de la puesta de sol,
o algún efecto secundario del té,
pero lo cierto es que la pena voló
y no importó ya ni siquiera porqué,

se va,
se va,
se fue…

Algunas veces, mejor no preguntar,
por una vez que algo sale bien,
si todo empieza y todo tiene un final,
hay que pensar que la tristeza también

se va,
se va,
se fue…

Jorge Drexler

Frank Marc

Jorge Curinao,

Hablamos del peligro
de la sed
de los que cargan con sus vivos
de las salidas de emergencia
de las luces que nadie ve

estamos probando salir

en cámara lenta
la vida se ve mejor.
Jorge Curinao 

Jorge Boccanera, servicio del insomio


Apilo noches cada noche.
Paredones de sombra donde mi sombra reza, traga 
un bocado, un ruido de hojas secas.
Es a destajo y es de mala gana.
Yo tuve otros trabajos. Eso está en otra historia.
Ahora dedicación, la vista baja.
Castigo de las manos, pena. Una sobre la otra, 
apilo noches, de barro son, cuadradas.
Ahora dedicación, la paga escasa
Reseca es esta noche, hosca, de madres muertas.
Yo tuve otros empleos. Eso está en otro cuerpo.
Ahora dedicación, la lengua muda.
Soy el que apila noches toda la santa noche.
El que traslada escombros de una carta a la otra.
Jorge Bocanera 

sábado, 24 de septiembre de 2011

The Beatles, imaginate a ti mismo

Mario Benedetti, es tan poco

Lo que conoces
es tan poco
lo que conoces
de mí
lo que conoces
son mis nubes
son mis silencios
son mis gestos
lo que conoces
es la tristeza
de mi casa vista de afuera
son los postigos de mi tristeza
el llamador de mi tristeza.

Pero no sabes
nada
a lo sumo
piensas a veces
que es tan poco
lo que conozco
de ti
lo que conozco
o sea tus nubes
o tus silencios
o tus gestos
lo que conozco
es la tristeza
de tu casa vista de afuera
son los postigos de tu tristeza
el llamador de tu tristeza.

Pero no llamas.
Pero no llamo.

Julio Cortàzar, una historìa verìdica

A un señor se le caen al suelo los anteojos, que hacen un ruido terrible al chocar con las baldosas. El señor se agacha afligidísimo porque los cristales de anteojos cuestan muy caros, pero descubre con asombro que por milagro no se le han roto.
Ahora este señor se siente profundamente agradecido, y comprende que lo ocurrido vale por una advertencia amistosa, de modo que se encamina a una casa de óptica y adquiere en seguida un estuche de cuero almohadillado doble protección, a fin de curarse en salud. Una hora más tarde se le cae el estuche, y al agacharse sin mayor inquietud descubre que los anteojos se han hecho polvo. A este señor le lleva un rato comprender que los designios de la Providencia son inescrutables, y que en realidad el milagro ha ocurrido ahora.
Julio Cortàzar

Roberto Bolaño



 

De sillas, de atardeceres extra,
de pistolas que acarician
nuestros mejores amigos
está hecha la muerte
Roberto Bolaño

viernes, 23 de septiembre de 2011

The Cure, (no me importa si el martes es gris )

The Cure, los viernes estoy enamorado

No me importa si el lunes es azul
Si el martes es gris y el miércoles también
Jueves, no me preocupo de ti
Es el viernes en que estoy enamorado

Lunes, puedes hacerte a un lado
Martes, miércoles me rompen el corazón
Jueves no debería empezar
Es el viernes en que estoy enamorado

El sábado espera
Y el domingo siempre viene tarde
Pero el viernes nunca duda…

No me importa si el lunes regresa
Martes miércoles atacan el corazón
El jueves nunca mira atrás
Es el viernes en que estoy enamorado

Lunes puedes sostener tu mano
Martes miércoles permanezcan en cama
O jueves observa las paredes en su lugar
Es el viernes en que estoy enamorado

El sábado espera
Y el domingo siempre viene tarde
Pero el viernes nunca duda…

Vestido ante tus ojos
Es una maravillosa sorpresa
Ver tus zapatos y tu espíritu ascender
Afuera desde tu ceño
Y sólo sonriendo con el sonido
Y tan impecable como agudo
Girando y girando alrededor
Siempre toma un gran tiempo
Es tal como una preciosa vista
Verte en medio de la noche
No puedes nunca conseguir suficiente
Suficiente de estas cosas
Es el viernes
En que estoy enamorado

Jonny Cash (no hay ninguna tumba)

Louis Aragon, todas las habitaciones de mi vida

Todas las habitaciones de mi vida
Me habrán estrangulado con sus paredes
Aquí los murmullos se ahogan
Los gritos se rompen

Aquellas en las que viví solo
Con grandes pasos vacíos
Aquellas
Que guardaban sus espectros antiguos
Las habitaciones de indiferencia

Las habitaciones de la fiebre y aquella que
Había yo instalado para ahí fríamente morir
El placer alquilado Las noches extranjeras

Hay habitaciones más hermosas que las heridas
Hay habitaciones que os parecerán banales
Hay habitaciones de súplicas
Habitaciones de luz baja
Habitaciones dispuestas a todo excepto a la felicidad
Hay habitaciones para mí de mi sangre para siempre
salpicadas

En todas las habitaciones viene un día en que el hombre
se despelleja vivo
En que cae de rodillas que pide piedad
Que balbucea y se vuelca como un vaso
Y padece el suplicio espantoso del tiempo
Derviche lento es redondo el tiempo que gira sobre sí mismo
Que mira con ojo circular
El descuartizamiento de su destino
Y el pequeño ruido de angustia antes de las
Horas antes de las medias
No sé nunca si eso va a sonar por mi muerte
Todas las habitaciones son habitaciones de justicia
Aquí conozco mi medida y el espejo
No me perdona

Todas las habitaciones cuando por fin me he dormido
Han lanzado sobre mí el castigo de los sueños

Porque no sé de los dos lo peor soñar o vivir

Jorge Luis Borges, el hacedor (fragmento )

Nunca se había demorado en los goces de la memoria. Las impresiones resbalaban sobre él, momentáneas y vívidas; el bermellón de un alfarero, la bóveda cargada de estrellas que también eran dioses, la luna, de la que había caído un león, la lisura del mármol bajo las lentas yemas sensibles, el sabor de la carne de jabalí, que le gustaba desgarrar con dentelladas blancas y bruscas, una palabra fenicia, la sombra negra que una lanza proyecta en la arena amarilla, la cercanía del mar o de las mujeres, el pesado vino cuya aspereza mitigaba la miel, podían abarcar por entero el ámbito de su alma. Conocía el terror pero también la cólera y el coraje, y una vez fue el primero en escalar un muro enemigo. Ávido, curioso, casual, sin otra ley que la fruición y la indiferencia inmediata, anduvo por la variada tierra y miró, en una u otra margen del mar, las ciudades de los hombres y sus palacios. En los mercados populosos o al pie de una montaña de cumbre incierta, en la que bien podía haber sátiros, había escuchado complicadas historias, que recibió como recibía la realidad, sin indagar si eran verdaderas o falsas.
Gradualmente, el hermoso universo fue abandonándolo; una terca neblina le borró las líneas de la mano, la noche se despobló de estrellas, la tierra era insegura bajo sus pies. Todo se alejaba y se confundía. Cuando supo que se estaba quedando ciego, gritó; el pudor estoico no había sido aún inventado y Héctor podía huir sin desmedro. Ya no veré (sintió) ni el cielo lleno de pavor mitológico, ni esta cara que los años transformarán. Días y noches pasaron sobre esa desesperación de su carne, pero una mañana se despertó, miró (ya sin asombro) las borrosas cosas que lo rodeaban e inexplicablemente sintió, como quien reconoce una música o una voz, que ya le había ocurrido todo eso y que lo había encarado con temor, pero también con júbilo, esperanza y curiosidad. Entonces descendió a su memoria, que le pareció interminable, y logró sacar de aquel vértigo el recuerdo perdido que relució como una moneda bajo la lluvia, acaso porque nunca lo había mirado, salvo, quizá, en un sueño.
Jorge Luis Borges
para leer el cuento completo: 
lhttp://danielpenarandamarino.blogspot.com/2011/05/el-hacedor-jorge-luis-borges.html

jueves, 22 de septiembre de 2011

Joe Cocker, Brian May,Phill Collins, (què ves cuando apagas la luz?)

The Beatles, con una pequeña ayuda de mis amigos

¿Qué pensarías si yo cantara desafinado?
¿Te levantarías y te alejarías de mi?
Préstame tus oídos y te cantaré una canción
Y trataré de no cantar fuera de tono

Oh, lo conseguiré con una pequeña ayuda de mis amigos
Mm, llego alto con una pequeña ayuda de mis amigos
Mm, lo intentaré con una pequeña ayuda de mis amigos

¿Qué hago cuando mi amor se ha ido?
(¿Te preocupa estar solo?)
¿Cómo me siento al final del día?
(¿Estás triste porque estás solo?)

No, lo conseguiré con una pequeña ayuda de mis amigos
Mm, llego alto con una pequeña ayuda de mis amigos
Mm, lo intentaré con una pequeña ayuda de mis amigos

¿Necesitas a alguien?
Yo necesito alguien a quien amar
Podría ser cualquiera
Yo quiero alguien a quien amar

¿Creerías en el amor a primera vista?
Si, estoy seguro que pasa todo el tiempo
¿Qué ves cuando apagas la luz?
No puedo decírtelo pero sé que es mío

Oh, lo conseguiré con una pequeña ayuda de mis amigos
Mm, llego alto con una pequeña ayuda de mis amigos
Mm, lo intentaré con una pequeña ayuda de mis amigos

¿Necesitas a alguien?
Yo necesito alguien a quien amar
Podría ser cualquiera
Yo quiero alguien a quien amar

Oh, lo conseguiré con una pequeña ayuda de mis amigos
Con una pequeña ayuda de mis amigos

Os Paralamas ( y el tiempo y el tiempo es un tren ... )

Paralamas, dos elefantes

No sè si hoy, ayer o antes de ayer
y de tu telefonema yo no vi ni el color
existe una cosa que me duele perder, existe
una cosa que me costo ganar
mi rostro y  tu rostro riendo
Dos elefantes en el fondo del mar
Me hablaron de un tren, yo fui para la estacion
y de tu sonrisa yo no vi ni el color
Existe una cosa que yo queria olvidar, existe
una cosa que me duele recordar
mi rostro y tu rostro rojos
dos elefantes sin respirar
y el tiempo , y el tiempo
es un tren que cuesta pasar
alguièn te viò riendo, yo estaba lejos
un elefante para allà y otro para acà

Roberto Bolaño, bienvenida

Bienvenida a mi dormitorio de témpanos a la deriva
Bienvenida a mis escaleras a mis trucos a mi ternura
Bienvenida bajo este arco –Bienvenida a estos mapas confusos
iguales a los sueños de un proletario borracho
bicicleta cubierta de crisálidas que tu ojo
registró en la infancia --Tú te has divertido, yo te he mirado
desde las rodillas del asombro, sin aullidos, sin risas
mudo como un niño rojo, o como una fotografía
llena de historias (olores) que una mosca
atraviesa de punta a punta
Bienvenida a la noche de los pulsos interminables
Bienvenida a las fiestas de los artesanos
Bienvenida a las horas vacías donde sólo se mueven los callejones
Bienvenida, sin embargo, al amor –Al amor terrible
que entendía Quiroga, el amor niño inmune a todo juego
de palabras
Bienvenida a mi dormitorio abierto como un rostro después
del temporal, a mi larga y difícil manera
de entenderte –Que todo nos cubra, que todo sea manto
para nosotros. Bienvenida a las capas carnívoras
como flores carnívoras, a lo irremediable, y a los cuerpos
que pese a todo, que pese a todo, sobreviven
a los largos años de Contrarrevolución
Bienvenida, oh amada, a los largos años del desempleo y los
motines
Bienvenida al hambre y a los poemas de amor
Bienvenida a los poemas miserables a los poemas parpadeantes
a los poemas extáticos de la intranquilidad
Que todo sea intemperie para nosotros, que no tengamos
ningún tipo de coartada
Oh amada, de esas agujas extraeremos algo de luz
de esas cabelleras extraeremos algo de paciencia
Somos, después de todo, hermanos de nuestros cataclismos,
de esos ojos extraeremos algo de mito
Bienvenida a los amantes que se abrazan en medio
de una multitud, y sólo son vistos
por niños soñolientos –Bellos niños soñolientos
que parecen lagartos inmortales detrás de las ventanas
Bienvenida, y adiós, ¿de que manera te recordaré
cuando tenga 30 años?
¿Cómo serán los sueños de los condenados a la horca
sino constelaciones, sino el asombro
de una música infantil de animales sueltos
en un barco que poco a poco se va coagulando?
Oh amada, en distintos países, sin noticias uno del otro,
hemos de cruzar lo mejor que podamos
los años de la Contrarrevolución
Bienvenida entonces, bienvenida, bienvenida,
al jade y a las tiendas levantadas de noche,
a los quinqués y a las miradas dulces,
a las imágenes de nosotros mismos que vuelven a encontrarse,
y a los cuatro puntos cardinales

Juan Carlos Onetti, el impostor

Estaba cansada de esperar pero el hombre llegó puntual y lo vi sonreírme con timidez el primer nombre. Me dijo que era Él y repitió en voz baja, como si lo dibujara o moldeara, el montón de circunstancias que nos habían separado. Yo deseaba creerle, pero él no era Él. Gemelos, hermanos mellizos me obligué a pensar. Pero Jesús nunca había tenido hermanos, este Jesús mío.
Me besó cariñoso y sin presión y el brazo en la espalda me hizo creer por un momento. Inicié un tanteo:
—¿Cómo te fue en Londres?
— Bien; por lo menos me parece. Con esas cosas nunca se puede estar seguro — me miró sonriendo.
— Más importante — dije — es saber si te acuerdas de la fiesta de despedida. Del epílogo, quiero decir.
Me miró burlón y dijo:
—¿Es una pregunta? Bien sabes, y lo volverás a saber esta noche, que no podía olvidar. Recuerdo tus palabras sucias y maravillosas. Puedo repetirlas, pero...
— Por dios, no, — casi grité y la cara se me encendió.
— No soy tan bruto. Era un juego, una amenaza cariñosa.
Frente a las dos botellas sonrió, burlándose. Una era de vino rojo, la otra de blanco.
— A esta hora, y como siempre, un vaso de blanco.
Él prefería así, Él hubiera dicho las mismas palabras.
Bebimos y después caminamos, recorriendo la casa. Este él andaba lento, casi sin mirar a los costados y se detuvo en la puerta del dormitorio.
Miraba la cama, sonreía, me puso un brazo sobre los hombros, me pellizcó la nuca y, como siempre, me puse caliente y húmeda.
Entre sábanas, viéndolo desnudo, sintiendo lo que sentía supe que él no era Él, no era Jesús. En la cama ningún hombre puede engañar a una mujer. Pero después del jadeo y el cigarrillo, dijo:
— Bueno. Vamos a mirar el van gogh. Sigo creyendo que es falso, que hiciste una mala compra para la galería.
Lo mismo, iguales palabras, me había dicho Jesús antes de viajar a Londres. Y sólo Él y yo estábamos enterados de la compra clandestina del van gogh.
Juan Carlos Onetti

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Jorge Drexler (no hay tiempo perdido peor que el perdido en añorar)

Jorge Drexler tiempos de cambios

Era el tiempo del cambio,
el tiempo de la estampida,
el tiempo de la salida,
el tiempo de esta canción.

Era el tiempo de ver

el tiempo de otra manera,
y yo no sabía que era
el tiempo del corazón.

Era el tiempo

de cada cosa a su tiempo,
en tiempo de bossa,
o de candombear.

Por esos tiempos yo andaba

siempre corto de tiempo
y nunca encontraba tiempo
en ningún lugar.

Cabe decir que es tiempo

de rememorar
los viejos tiempos,
aquella ciudad…
Aunque no se más
que para decir
que de tiempo en tiempo
conviene recordar:

Que todo tiempo pasado es

peor,
no hay tiempo perdido peor,
que el perdido en añorar.

Era Mayo

del 68,
pero en Montevideo
del 83.

Era el tiempo

de la apertura,
tiempo de dictaduras
derrumbándose.

Eran tiempos

de revolcones,
manifestaciones:
yo empecé a fumar.

Y cuando fumaba

el tiempo pasaba mas lento
y yo me sentaba
a verlo pasar,
a verlo pasar…

Cabe decir que es tiempo

de rememorar
aquellos tiempos,
la facultad…
Aunque no sea mas
que para saber,
que el tiempo no suele
dar marcha atrás.

Y todo tiempo pasado es peor,

no hay tiempo perdido peor,
que el perdido en añorar.
Jorge Drexler

Vinicius de Moraes, Soneto

Esa mujer que se arroja fría
y lúbrica en los brazos, y a sus senos.
Me aprieta, me besa y balbucea
versos, rezos a Dios, votos obscenos.
Esa mujer, flor de melancolía
que ríe de mis pálidos recelos,
la única entre todas a quien di
caricias que jamás a otra daría.
Esa mujer que a cada amor proclama
la miseria y grandeza de quien ama
y feliz de mis dientes guarda huella.
¡Un mundo, esa mujer! Es una yegua
quizás, pero en el marco de una cama
nunca mujer alguna fue tan bella.

martes, 20 de septiembre de 2011

Jaime Ross, (lo màs lejos que hay)

Jaime Ross, piropo

Lo más blanco que hay
es la primera vez que vi nieve
Lo más negro que hay
es un carro fúnebre cuando
llueve

Si quisiera decirte lo más bello que evoco
usaría tu nombre si no te ofendes por el piropo
Negra y blanca mi guitarra
blanca y negra la ciudad
de los negros el candombe
de los blancos viene el vals
La noche es de tu cintura
la luz de tu corazón
sin perder las esperanzas
te dedico esta canción
Lo más lejos que hay
es el fondo del mar
lo más cerca que hay
es la panadería
y en el medio aquí estoy... recordando
Cercana está tu mirada
lejano tu corazón
Sin perder las esperanzas
te dedico esta canción

Jorge Boccanera , un hombre



a Humberto Constantini

un hombre se me viene cayendo por la sangre
con una copa rota entre los dientes
no soy yo
somos todos
la soledad
el tajo de odio en la memoria somos
un hombre se me viene derrumbando
por la oscura saliva del silencio
salpicando mis ojos con antiguas cucharas
lágrimas que él inventa cuando pisa
los charcos de mi sangre
un hombre se me viene cayendo por la herida
no hagan música o fuego
no soplen ni respiren
quiere decirnos algo
hay un sur de rodillas preguntando
dónde estábamos todos
cómo fue que dejamos crecer la indiferencia
para que de una puerta salga el enceguecido
tirando puñetazos al aire
echando espuma por la boca
un hombre se me viene cayendo por la sangre
con pasos de borracho
no hagan ruido no escupan
no demoren quiere decirnos algo
Jorge Bocanera
foto redsnap

Haruki Murakami. sauce ciego, mujer dormida (fragmento)

... la novia de mi amigo dibujó una colina. En la cima había una casita. Dentro de la casita había una mujer durmiendo. Alrededor de la casa crecían los sauces ciegos. Y eran éstos los que le provocaban el sueño.
–¿Y qué diablos son los sauces ciegos? –preguntó mi amigo.
–Pues esos árboles de ahí.
–Jamás he oído hablar de ellos.
–Es que me los he inventado yo –sonrió ella–. Los sauces ciegos tienen un polen muy fuerte, y cuando unas pequeñas moscas portadoras de ese polen penetran en el oído de una mujer, ésta se queda dormida.
La novia de mi amigo cogió una servilleta de papel y dibujó un sauce ciego. Era un árbol de tamaño similar a la azalea. Tenía flores, pero éstas estaban rodeadas de gruesas hojas verdes. Las hojas recordaban un ramillete de colas de lagartija. Los sauces ciegos no se parecían en absoluto a los sauces de verdad.
–¿Tienes tabaco? –me preguntó mi amigo. Le arrojé por encima de la mesa un paquete de Short Hope y una caja de cerillas empapados de sudor.
–Los sauces ciegos parecen pequeños, pero sus raíces son terriblemente profundas –explicó ella–. De hecho, cuando llegan a determinada edad, los sauces ciegos dejan de crecer hacia arriba y empiezan a extenderse hacia abajo. Como si se nutrieran de las tinieblas.
–Entonces, las moscas transportan el polen, penetran en el oído de una mujer y la duermen, ¿no? –dijo mi amigo mientras intentaba trabajosamente encender un cigarrillo con una cerilla húmeda–. ¿Y qué hacen luego esas moscas?
–Se quedan dentro del cuerpo de la mujer y van comiéndose su carne, claro –explicó ella.

martes, 6 de septiembre de 2011

blog

Los señores de telefònica Argentina me han dejado sin telèfono, ergo sin internet, por lo cual , hacer  nuevos post me resulta imposible, sepan disculpar amigos.
Encendiendo velas a San Telefònica, rezando mantras para la pronta recuperaciòn del servicio, seràn mis pròximas acciones.
cariños a todos